colores.
– No, nunca -me respondio-, casi siempre es blanco, aunque algunas mujeres mayores lo usan negro, y otras jovenes tambien, en senal de luto.
Sin embargo en aquel momento paso ante nosotros una mujer de mediana edad con un panuelo de flores marrones y amarillas.
– ?Y esa? -pregunte.
Los dos sonrieron, se encogieron de hombros y levantaron los brazos con el mismo gesto, recorde de pronto, que el iman de la mezquita de Ginebra el dia que fui a visitarla hace varios anos. Le habia preguntado si podia entrar en el recinto.
– Si -me respondio-, siempre que se cubra la cabeza con un panuelo.
Pero busque en el bolso y no tenia panuelo y aquel dia no habia nadie en la entrada para darlo a las visitantes.
– No tengo panuelo -le dije compungida.
Y entonces levanto los brazos y encogiendo los hombros como ahora Fathi y Nayat, dijo mirando al cielo:
– ?Ala es grande! -y me abrio la puerta para que entrara. Volvimos a casa con el coche cargado de hojas de menta, ramos de rosas y retama, por el camino que corre paralelo al rio sembrado de construcciones sin acabar. En un tramo descubri todavia viejos railes del tren que hacia el antiguo recorrido de Damasco a Beirut, cubiertos de hierbas y escondidos casi por la tierra. Nos detuvimos en un puesto de la carretera a comprar pan de sesamo que comimos con aceite de oliva y sal a la hora de la cena, una cena frugal, dijeron ellos, compuesta de huevos duros, queso fresco de Alepo, tomates grandes y rojos y pepinillos enanos primorosamente cortados en lonchas delgadisimas, aceitunas curadas en aceite, grandes hojas de menta y perejil con la lechuga y confitura de albaricoque. El te azucarado que tome en un vasito de cristal, a pesar de ser el decimo del dia, no logro desvelarme por la noche.
?Ala es grande!
IV. Ala es grande.
La gran mayoria de los sirios son de religion musulmana y solo alrededor de un diez por ciento son cristianos en sus multiples variantes. La mayoria de musulmanes son sunies y la minoria chiies, y de entre ellos una pequena parte son alauies.
Fue Adnan el que me conto la verdadera historia de los chiies mientras tomabamos un cafe en el bar del Cham Palace. Yo estaba haciendo tiempo para ir a la residencia del embajador de Espana que habia de llevarme a ver la mezquita de la hija del califa Ali, Zeinab, situada en una aldea a unos diez o doce kilometros al sur de Damasco. En vano buscaba yo en las guias una explicacion clara: todas daban por supuesto que el lector sabia quienes eran los chiies, los sunies, los alauies, cuando de pronto se me acerco un joven con la cabeza casi afeitada, barba recortada y ojos azules, y en un castellano perfecto en el que lo unico que llamaba la atencion era la entonacion y un leve cambio en los acentos, me pregunto:
– ?Puedo ayudarla en algo?
– ?Como sabe que soy espanola?
– pregunte a mi vez.
– Estaba hace dos dias en la embajada con mi mujer que es espanola y la vi hablando con el consul. Me llamo Adnan -y alargo la mano- y soy sirio. -Se sento a mi lado y con la vista recorrio las guias que yo estaba consultando.
Desautorizo una de ellas y miro con cierta guasa la otra. La tercera le parecio bien, dijo, aunque incompleta. Y en cuanto le expuse lo que andaba buscando, pidio al camarero un cafe y sin mas preambulo comenzo:
– Mahoma quedo huerfano en La Meca siendo casi un nino y fue a vivir con unos tios que le consideraron siempre un hijo mas. Cuando fue mayor oyo la palabra de Ala e hizo un llamamiento al pueblo para que abandonara los cultos paganos y los idolos y se sometiera al verdadero Dios. Los mas pobres le escucharon pero sus ensenanzas hicieron montar en colera a la rica clase de los comerciantes hasta tal punto que el y sus adeptos tuvieron que huir a Medina, un oasis situado a unos 300 kilometros al norte de La Meca. A esta migracion ocurrida en el ano 622 se la llama la Hegira y marca el principio del calendario islamico.
Hasta aqui llegaba mi saber pero no quise interrumpirle.
– El mensaje de Mahoma, Islam, que en arabe significa “sumision”, se extendio por el mundo con tal rapidez y conviccion que en el ano 644, es decir veintidos anos mas tarde, el estado islamico se habia instalado ya en la Gran Siria, Persia, el Iraq, Egipto y Africa del Norte, y mas tarde llego por el oeste hasta el Atlantico y por el este hasta el oceano Indico.
·Uno de los nuevos hermanos de Mahoma se llamaba Ali y andando el tiempo se caso con una hija de Mahoma de la que tuvo una hija que se llamo Zeinab. Al morir Mahoma le sucedieron uno tras otro los cuatro jalifas, no califa, como decis en Espana -anadio haciendo un parentesis-, porque habeis heredado la transcripcion de los ingleses o de los franceses que carecen del sonido de la ‘j’ y en sustitucion utilizan la union de dos letras ‘kh’, khalifa, khan, en lugar de jalifa, jan, ?comprendes?
– Si -respondi obediente y el continuo:
– Jalifa significa sucesor pero no denota poder sino servicio. -Y retomo el hilo de la historia-: Cuatro jalifas: Abu Baker, el amigo del profeta que ejercio su autoridad durante dos anos y murio ya anciano; Omar, tenido por un hombre bueno duro cuatro y murio asesinado cuando oraba en la mezquita; Uzman reino diecisiete anos; y el ultimo, Ali, el hermano del Profeta.
Al cabo de muy poco tiempo se produjo una escision entre los que seguian a Ali y los omeyas, que se consideraban herederos del Profeta cuya dinastia habia fundado el quinto jalifa, llamado Moawiya, que ya no se tiene por santo. Esta ruptura coincide con el periodo de las grandes conquistas que se emprendieron despues de recuperar todos los territorios que habia logrado dominar Mahoma perdidos tras su muerte, y entre el 634 y el 640 de la era cristiana el ejercito musulman invadio Mesopotamia y la Gran Siria acabando con el imperio sasanida y reduciendo el bizantino a un mero reino griego en los Balcanes. Fue entonces cuando los omeyas se establecieron en Damasco. Y desde alli se entablo una terrible lucha contra los seguidores de Hussein, el hijo de Ali, defensor del poder teocratico reservado a la familia del Profeta. La batalla decisiva se dirime en el ano 680 en Karvala, Iraq. Karvala significa “que viene el desastre, que llegan los omeyas”, porque fue efectivamente una masacre.
Cada vez que Adnan comenzaba un nuevo tema, se detenia un instante, tomaba aire, y con el tono de quien se acerca a la parte importante de la historia, continuaba. Yo le escuchaba con atencion, lapiz en mano.
– El gobernador de Damasco fue el enviado para luchar contra Hussein. La guerra duro diez dias y fue terrible. Dice la leyenda que fueron aniquilados en primer lugar los seguidores de Ali que defendian a la familia de Hussein, despues la familia entera que defendia a Hussein y por fin el propio Hussein cuya cabeza clavada en la punta de la lanza del gobernador fue llevada como un estandarte a Bagdad como prueba de la victoria definitiva de los omeyas. Este fue el inicio del estado arabe que instalo en Siria y Mesopotamia su cultura, su derecho, su moneda y que comenzo a construir esplendidas mezquitas en todo el imperio, de una manera especial en Jerusalen y Damasco. Desde alli se iniciaron las conquistas hacia el oeste, el Caucaso, el norte de Africa, Espana y el sur de Francia, y hacia el este desde Iran hasta la China.
La expresion de Adnan anticipaba algo mas, cada triunfo trae consigo su propio fracaso, parecia decir mientras tomaba aire para continuar:
– Pero los omeyas eran beduinos aun, esclavos de rencillas personales e intrigas, parapetados en sus palacios del desierto y entregados al placer con huries, musica, poesia y fastuosos banquetes. En una palabra, se apartaron tanto del pueblo que el poder adquirido se fue debilitando y no duro mas de un siglo. La dinastia fue exterminada y solo quedo un nino omeya que huyo y anos mas tarde fundaria una nueva dinastia en Cordoba, Espana.
– ?Que ocurrio con los seguidores del Profeta? -pregunte consciente de que me estaban contando una historia