no tenian remedio, bien lo sabia yo, y los aciertos, y sus causas. Y las relaciones y pleitos nunca desvelados con los falsos amigos, con los enemigos. Me eche a temblar. Pero, ?quienes son?, ?donde estan? Ahi estan, decia, ahi estan agazapados esperando el fracaso, pero tu tienes en tu mano la llave, los recursos, la solucion, decia, como si mi vida hubiera sido una lucha a brazo partido contra quienes me querian mal y en este momento preciso se vislumbrara la victoria. Luego hablo del presente en el que, demasiado ocupada en mirar cuanto habia a mi alrededor, yo no habia vuelto a pensar desde mi llegada a Damasco y me parecio que tambien sabia interpretar lo que yo ahora descubria.
Despues de todo, como me habia dicho Adnan hacia un par de horas, quiza fuera cierto que los peluqueros y las peluquerias eran la antesala de los psiquiatras. Tal vez por una transmision de pensamientos, quien sabe si de el a mi o de mi a el, llegue a adivinar lo que iba diciendo en arabe con su melodiosa voz de cantaor, lenta y suave, que Adnan traducia cuando el callaba y dejaba la mirada y la expresion en suspenso. Y despues el futuro, con los exitos y los fracasos, y la enfermedad mortal de ese amigo cuyo nombre comenzaba por la letra S al que yo habria de ayudar, y la resolucion de conflictos ancestrales casi de tan antiguos, y la esperanza, y esa fecha, el 7 de julio, en la que de improviso llegaria la persona que habria de abrirme la puerta a lo que, quiza sin saberlo yo misma, habia esperado y temido desde siempre y a lo que por fin me rendiria. ?Un nuevo amor? ?Una cascada de millones? ?Un interminable viaje sin regreso? ?El reconocimiento de los iguales?
Era ya de noche y, mientras Yamid leia los dibujos de la taza de Adnan, volvi a pensar en lo que sus palabras habian hecho surgir en mi memoria y me puse a temblar de frio o quizas de expectacion y temor por el futuro que, como se descubre en este pais, ya es pasado, y por el dia de manana que, como dice mi hermana Georgina, ya es hoy.
V. Vestigios del pasado.
Al dia siguiente me levante temprano. El cielo estaba brumoso y habia neblina en el aire. El tintorero que vino a traerme la ropa limpia (planchada de una forma tan exquisita que no superan ni los coreanos de Nueva York, por el modico precio de quince liras, unas cuarenta y cinco pesetas)
me dijo que este tiempo era muy extrano.
Nunca habia visto una cosa igual, y esto, anadio, es malo para el trigo. Pero bueno para las flores, respondi. No, las flores, como los frutos, no quieren tanta agua como se cree: las rosas huelen mas y los albaricoques saben mejor si brotan y florecen al sol; el agua no hace sino acelerar el crecimiento pero se lleva el aroma y el sabor.
Asi debe de ser, es lo que ocurre con los tomates holandeses que aunque mas hermosos que los del sur no saben a nada, igual que los melones de regadio no pueden compararse con los de secano, ni los dorados melocotones que se venden alineados en cajas tienen nada que ver con aquellos excelsos melocotones que crecian en los huertos de Aragon hace veinte anos.
Fui bajando desde mi casa en el barrio Muhayirine por la avenida del general Malki hasta la plaza que constituye el mayor cruce de avenidas de Damasco: la arteria principal Chukri al Quatli, que por el oeste se convierte en la carretera que va al Libano y por el este desciende hasta la ciudad antigua, y la avenida Mansur que constituye el eje de la Nueva Damasco, Al Mezze, hacia el sudoeste: bloques de cemento que se alinean hasta el infinito, cemento no gris sino dorado como el color de la tierra, con las mismas terrazas en iguales edificios que los de nuestros paises o de los paises en desarrollo. Mas hacia el centro se mantiene aun, en barrios enteros construidos en los anos treinta, esa arquitectura racionalista que Francia exporto a Argelia, Vietnam y tambien a Siria, con pilastras que sostienen terrazas compactas, de angulos romos y tejados planos. Y mezquitas por doquier, casi siempre en las esquinas, todas ellas construidas segun el mismo modelo: filas de ventanas en varios niveles que en realidad no responden a pisos, porque en el interior hay una unica sala de techo alto que tampoco recibe la luz de esas ventanas cegadas sino de una cornisa de lumbreras bajo la cupula principal. La avenida Chukri al Quatli es una ancha avenida por donde corre una de las seis derivaciones del rio Barada, canalizado y aun asi torrencial, o por lo menos de corriente rapida, que unos kilometros rio abajo rodeara las murallas de la ciudad antigua hasta su puerta mas oriental, Bab Tuma, y se perdera en el oasis y llegara a la ‘marj’, la zona de transicion con el desierto.
Hay algunos puentes sobre el rio, pero solo dos o tres pasos elevados para atravesar la avenida que casi nadie utiliza. En general, la gente atraviesa como puede sus dos tramos separados por un muro de cuarenta centimetros con parterres y rejas, sorteando los coches que van a toda velocidad en una y otra direccion tocando el claxon ante la mirada imperterrita del guardia de la circulacion. La misma obsesion de las vias rapidas que tenemos nosotros, vias sin semaforos que acaban taponandose cuando desembocan en una calle mas estrecha y que para atravesarlas sin infringir las senales hay que recorrer grandes distancias en busca de un puente elevado que nos lleve a la otra orilla. En realidad son muros que dividen los barrios y los convierten en dos mundos no solo distintos sino tambien extranjeros.
Asi la parte norte de la avenida Chukri al Quatli constituye ahora el nucleo donde se encuentran los grandes hoteles y las agencias de viajes, mientras que la parte sur ha conservado la popularidad de los centros urbanos muy poblados y en ella se encuentran la antigua estacion que llevaba a Jordania hoy en desuso, obra del arquitecto espanol Fernando de Aranda, la estacion de autobuses Karnak que conecta Damasco con todo el pais, el Ministerio de Cultura, el Museo Nacional y la gran Tekiye Suleimaniye, la mezquita de Suleiman el Magnifico.
El monasterio de Suleiman el Magnifico.
Cuando la Gran Siria fue invadida por los ejercitos omeyas, poco despues de la muerte de Mahoma, el Islam se convirtio en la religion dominante en todo el pais y lo siguio siendo bajo el reino de los ayubies, la dinastia fundada por el turco Saladino, los mamelucos que les sucedieron y los turcos otomanos que la ocuparon desde 1516 hasta su derrota en la Primera Guerra Mundial en que se alinearon con los alemanes. En los primeros siglos de su reinado los turcos otomanos fueron aceptados e incluso bien vistos por los sirios que entendian el imperio otomano como la encarnacion politica del Islam. No fue hasta finales del siglo XIX, con la entrada de los egipcios y su posterior retirada, y el advenimiento de un grupo militar turco cuya politica de crueldad y dominio favorecio la oposicion, cuando los arabes se organizaron y comenzaron a luchar por su independencia.
Pero desde los primeros anos de la epoca otomana, Damasco habia conservado el privilegio insigne de ser uno de los lugares donde se formaba la gran caravana que partia hacia La Meca, el lugar a donde los musulmanes han de viajar por lo menos una vez en la vida. El otro lugar era Egipto. Tras la conquista de Siria, el sultan otomano se habia nombrado servidor y guardian de los Santos Lugares, La Meca y Medina, y se hizo responsable de la seguridad de los peregrinos.
De hecho este gran monasterio turco fue edificado en 1554 como un centro espiritual y de orientacion en esta parte extramuros de la ciudad, que debia ser entonces una explanada sin habitar donde los peregrinos procedentes de Turquia, Alepo y Persia se habian reunido durante siglos en espera de unirse a la caravana. Suleiman encargo la mezquita y el monasterio al famoso arquitecto turco Sinan, el mismo que habia construido la mezquita de Kara Ahmad Pasha de Estambul.
A los damascenos de la epoca no les gusto esa arquitectura que incorporaba nuevos elementos. Debio de parecerles demasiado turco el edificio con sus estilizados alminares y tal vez interpretaron el gran salon cuadrangular como un signo de su creciente poderio.
Gracias a esos cuatro siglos de dominacion otomana, buena parte de la gente del pais ademas de tener sangre sumeria, caldea, aramea o cananea, griega, romana, adquirio tambien ascendencia turca y buena parte de sus costumbres, lo cual es visible entre otras cosas, en la empedernida obsesion de los hombres de jugar con el rosario turco que puede encontrarse en pedreria fina o en cuentas baratas de colorines en todos los establecimientos, desde el quiosco hasta la joyeria.
Alguien me dijo que es una costumbre turca hacer trabajar las manos a todas horas. A veces he visto a algun muchacho que a falta de rosario juega con la cadena de acero cerrada del reloj que se ha quitado de la muneca y tantea los eslabones haciendolos pasar y voltear. Y si no tiene reloj ni rosario, el arabe de Siria desgrana pipas o pistachos pero jamas tiene las manos quietas. Y ademas fuma un cigarrillo tras otro todo el santo dia.