– Bueno -respondio-. Desde luego tienes tus propios planes, amigo. -En ocasiones, cuando utilizaba ese amigo, era como un poli desalojando a un indigente de una estacion de tren, el viejo muevete, amigo, pero esta vez no-. Y nunca has querido dejarme entrar en ellos. El dinero del seguro de tus padres no va a durar eternamente, aunque no pareces querer enfrentarse a este hecho.

En eso tenia razon.

– Uhm.

– Tienes que enviar curriculos, conseguir un trabajo y un piso. ?Has pensado en lo que vas a hacer despues de graduarte? ?Donde o como vas a vivir?

– Ah.

Se pregunto si iba a anadir que no podia volver a casa con ella. Casi echaba de menos a los retrasados. Pero entonces ella se levanto con esfuerzo, reprimiendo un enorme sollozo.

– A veces tienes que ceder.

– ?Ceder?

– No puedes seguir luchando con todo el mundo, sacando siempre los pies del tiesto.

– Creo que estas mezclando las metaforas. -Se rio entre dientes para escudarse de la intuicion de Jo, o quiza para protegerla. ?Estaba sacando los pies del tiesto? ?Lo habia hecho alguna vez? Sentia la comprension de Jodi como si el fuera un paciente cuyas radiografias estuvieran siendo examinadas, todos sus test de Rorschachs levantados y estudiados bajo la luz en busca de significados.

?Ves un zampullin de cuello negro posado en el hombro izquierdo de Trotsky?… Bah.

Ella se le arrimo entonces, y empezo a pasarle los dedos por el pelo en lentas y descuidadas caricias.

– Esta noche estas muy distante.

– Lo siento.

– No tienes que disculparte. -Estuvo a punto de hacerlo de nuevo-. Si, lo se, los dos lo sentimos, pero quiero que hables conmigo.

– Te cuento todo lo que puedo contarte, Jo -se lamento. Cruzo la habitacion hasta el escritorio.

– Eso no es lo que se dice una respuesta adecuada, Cal -dijo ella.

– Es, lo que se dice, la unica que tengo.

No era suficiente ni de lejos, pero al menos era una respuesta. La oscuridad les prometio ocultar sus secretos. Ella tambien tenia los suyos, cosas relacionadas con la necesidad de una nina de parvulos de tener una caligrafia perfecta, y con su vida en aquella casa de genes recesivos. Cal tenia la impresion de que en su interior se movian sentimientos ocultos por detras de las emociones mas abiertas. Eso lo preocupaba, pero no podia hacer nada al respecto.

Jodi se sento en la silla con las piernas apoyadas en el alfeizar de la ventana y empezo a tamborilear un ritmo de salsa con los pies. Se oia el sonido de las fiestas que se celebraban en su piso, la musica de Zentih Brite que emitia la KLAP a todo volumen, chillidos y risas en los pasillos, el ruido de las latas de cerveza que se abrian y los gritos de las chicas. Seria asi durante dias.

Jodi siempre estaba hablando del miedo que tenia a perderse cursos, demasiado preocupada incluso antes de que las clases hubieran empezando, y repetia que el esfuerzo de conseguir la nota para la facultad de medicina estaba agotandola. Cal sabia que en realidad la escuela la excitaba y que la autentica carga era el mismo. Las plantas de sus pies desnudos golpeteaban el cristal de la ventana. Cada vez que veia que una revelacion empezaba a formarse en el interior de Jodi, casi preparada para salir al mundo, suplicaba en silencio que la dijera, que la dijera tan solo, pero ella nunca daba el paso y siempre volvia a hablar de las clases.

Se sento con el en la cama. Su mano se poso en su pierna y empezo a trazar lentas curvas en la parte interior de su muslo. En una ocasion, Caleb habia tenido que diseccionar un cochinillo para las practicas de biologia y sabia que el ano siguiente ella estaria haciendo lo mismo con cadaveres. Eran extranas las asociaciones que a veces se hacian. La luz de la luna incidia sobre la frente de Jodi.

– Cal, esto ya no es una fiesta -dijo. La gente aplaudia y vitoreaba en el cuarto de al lado y los gritos subieron de volumen. Ella le hablo al oido, tan prosaica como le fue posible, como hacia siempre que se comunicaba con los ninos hidrocefalicos-. Ya te he contado las cosas… -Si, lo habia hecho, y el habia podido verlo con sus propios ojos: lo que su padre le habia hecho a su madre, aquella nariz con una curva de mas; y que ella habia buscado consuelo en la botella; los hermanos que robaban cerveza para la madre; los ninos arrodillados a su alrededor esperando que se quedara dormida. Por muy malo que hubiera sido, no podia evitar preguntarse si seria peor que quedarse huerfano. Jo dijo-. No puedo volver a eso despues de tantos anos soportandolo.

– ?Crees que eso es lo que yo quiero?

– No, pero solo he salido del cubo de la basura gracias a mis notas, y si cometo un desliz, volvere a caer, y ahora estoy tan cerca de salir del todo…

– Ya has salido del todo.

– No, aun no.

No tenia palabras.

– Jodi…

La abrazo y sintio que temblaba.

– No quiero vivir y morir asi -dijo con tristeza, como si ya supiera como iba a vivir y morir. Entonces Cal penso en contarle lo de la sangre de su cuarto, pero no pudo reunir el valor.

Jodi le acaricio la mejilla con suavidad y enterro el rostro en su pecho y se estremecio sin llorar. Fue el mismo movimiento que hacia cuando tenia un orgasmo, y eso empezo a excitarlo. Levanto la cabeza y empezo a decir algo pero el estaba cansado de todo aquello y le cerro la boca con la suya.

Pronto estuvieron desnudos, su miseria subrayada por la necesidad. En el poco menos de un ano que llevaban siendo amantes, nunca habia estado menos seguro que ahora. La idea de quedarse sin ella estuvo a punto de conseguir que perdiera la cabeza, como cuando oia el sonido de su hermana rezando en la oscuridad.

El largo cabello rubio cayo en cascada sobre su pecho cuando se monto sobre el y la presencia de la muerte se aparto un instante, empujada por las manos de Jodi. Ella gimio y se inclino, y su cabello levanto una tienda en la que se ocultaron cara a cara, y entonces le mordio el cuello y lo mancho con la sangre que tenia en la comisura de su labio inferior. Las costras de las manos de Cal le dejaron marcas rosadas en la piel. Las rodillas lo estaban matando. Jodi gimio. Su ritmo era mas acelerado de lo que el queria y entonces solto un jadeo y grito sobre su pecho mientras explotaban demasiado pronto.

Sus movimientos cesaron sin haber empezado de verdad, con estremecimientos ocasionales pero continuando todavia un rato, hasta que Jo rodo para quitarsele de encima. Se volvio hacia el con los ojos muy apretados y sus dedos recorrieron debilmente sus brazos sudorosos. Lo beso con fiereza y el la abrazo como si quisiera aplastarla. Su pelo estaba en todas partes, en sus ojos, contra sus labios, metiendose en sus fosas nasales. Ella tenia el ombligo lleno de sudor. Una hora antes olia a perfume y ahora no apestaba a otra cosa que a Caleb Prentiss.

Crisantemos.

Cada vez hacia mas frio en el almacen y la lluvia seguia golpeteando la ventana. Extendio la mano y recogio sus notas del suelo, donde las habia extendido. Volvio a leer los datos, recorrio de nuevo la linea argumental. Sopeso su tesis y sintio su significativa solidez. Resultaba ironico lo mucho que podia llegar a desmenuzarse una vida. Deberia haber tenido algo que decir pero no sabia el que.

Los nudos de la mecedora le torturaron la espalda mientras revisaba las hojas del dossier. Contenia el nombre de Sylvia Campbell y su direccion y telefono, asi como sus notas medias en el instituto. Habia ocupado sus tres primeros creditos universitarios con un curso vacacional. Era logico: si por cualquier razon se habia perdido el semestre de otono, tal vez hubiera decidido recuperar el tiempo acudiendo a las clases intensivas antes de que empezara el de primavera.

Pero, ?por que solo una clase? Los cursos vacacionales eran dificiles pero ya que iba a estar partiendose el culo en el campus estudiando durante las vacaciones de invierno, lo mismo le habria dado coger una o dos asignaturas mas. Podia hacerse, aunque hacia falta el permiso del decano.

Tras dejar a Jodi aquella noche, Cal sintio una claridad de proposito que no habia experimentado en toda la noche. Las clases empezaban despacio, el trabajo no era demasiado intenso, y el mantenia una buena relacion con la mayoria de sus profesores. No corrieron rumores sobre sicopatas que acechaban a los alumnos ni estudiantes de cine que planeaban filmar una pelicula de terror en su cuarto. Nadie acudio a ver el lugar en el que Sylvia Campbell habia muerto y eso lo entristecio un poco.

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