Un pedo. Varios pedos. ?Hay algo mas antierotico entre la pareja? A Juan nunca se le habia ocurrido imaginar a Berta tirandose un pedo. Hasta entonces nunca. La habia imaginado de mil modos. Desnudandose. Banandose. Cagando. Acostandose. Leyendo. Meando. Comiendo. Nadando. Incluso follando. Pero nunca tirandose un pedo. Eso nunca.
Tampoco lograba imaginarsela follando con el. Es curioso. Con otros si. Con el jamas. Con su marido callista si. Con su marido podologo si. Facilmente. Y con otros cretinos tambien. Pero cuando trataba de imaginar que follaba con el siempre fracasaba. Berta se escapaba en el ultimo momento. ?Por que? Quiza Juan no lo habia intentado suficientemente en serio. Empezaba a desnudarla y cuando parecia que todo iba bien Berta reaparecia vestida. O se esfumaba. O se ocultaba detras de su marido podologo Sandalio Boluda. El cretino marido callista Sandalio Boluda. El cretino marido pedicuro Sandalio Boluda. O bien la encontraba con su antiguo amante Lorenzo Pego. ?No es cierto que habia llegado a imaginarla incluso con una colegiala de su misma edad acostada en una camarilla del internado? Pero cuando Juan se quedaba a solas con Berta ella huia. Le abandonaba. Sencillamente dejaba de existir.
Le gustaba recordar la historia. Cuando la conocio Berta habia cumplido trece anos. Entonces la amaba demasiado como para desearla. Era feliz mirandola. Eso era suficiente. Saber que existia le colmaba de felicidad. Podia verla un momento. Podia cruzar unas frases con ella. Podian darse un abrazo rapido. Y nunca se referian abiertamente a ese amor. Los dos sabian que existia. Pero por la razon que fuera evitaban hablar de ese amor. Parecia mucho mas intenso su amor manteniendolo en secreto. Juan tenia la impresion de que cualquier cosa podia destruirlo. Cualquier persona podia destrozarlo. Robarlo. Cualquier desconocido podia llevarse a Berta. Dejarle a el solo sin Berta.
Y asi fue. Un dia aparecio el hijo del callista de la madre de Berta. La cosa mas vulgar del mundo. El hijo del podologo de la madre de Berta acompanaba a su padre podologo a quitarle los callos y a cortarle las unas de los pies a la madre de Berta. Este chico tambien seria podologo dentro de unos anos. Y entonces Sandalio Boluda hijo heredaria la clientela de Sandalio Boluda padre. Y Sandalio Boluda padre le pediria a los padres de Berta la mano de su hija mientras la madre de Berta le pediria a Sandalio Boluda padre que siguiera quitandole los callos de los pies hasta que Sandalio Boluda hijo tuviera el titulo oficial de pedicuro.
Cuando Sandalio Boluda hijo y la hija de la cliente de Sandalio Boluda padre se hicieron novios Juan dejo de llamar a Berta en suenos. Durante mucho tiempo estuvo despertandose sobrecogido por la amargura. Enfermo de melancolia. Repetia su nombre en la oscuridad. ?Berta! ?Berta! Pero despues su estado de animo dio un vuelco y le sorprendio la necesidad que sentia de odiarla para olvidarse de ella. Necesitaba convencerse de que ella nunca habia sido lo que el habia imaginado. Ella era producto de sus fantasias. La habia inventado. Era una creacion artificial. Una idea. Un sueno. En cambio la otra era la Berta real. Y no tenia nada en comun con la Berta inventada por el. Era una mas. Fue creciendo. Fue haciendose mujer. Apenas la reconocia. ?No era ya tan vulgar como el resto? Ahora podia desearla como a las demas. Ya no gozaba de ningun privilegio imaginario. Podia desnudarla. Podia maltratarla. Humillarla. Despreciarla. Podia poseerla. Se imaginaba haciendo las cosas mas horribles con ella. Cosas de las que tan solo unos meses antes se hubiera avergonzado.
Y sin embargo fue incapaz de olvidarla totalmente. Hiciera lo que hiciera por alejar su recuerdo la pequena Berta asomaba a su memoria en los momentos mas inesperados. Salia indemne de esas pruebas. Y Juan reconocia la imposibilidad de dejar de amarla. Nunca podria dejar de amarla. Seguirian amandose en secreto. Sin palabras. Como antes. Como habia sido al principio. Seguirian amandose a pesar de ellos. Sin palabras. Siempre. Contra su propia voluntad. Como una maldicion. Porque el primer amor era el unico amor eterno.
En Nueva York no tuvieron problemas con los pedos.
?Me lo tiro? ?No me lo tiro?
?Dejo correr el agua de la ducha para que no se oiga?
?Me abro un poco el culo con la mano?
En cambio Pansy no hacia nada por silenciarlos. Debia tener sus motivos. No creia en la fuerza devastadora del amor y tampoco creia en la fuerza devastadora de los pedos.
Se levantaba de la cama. Iba al cuarto de bano. Por el camino ya se tiraba uno. El cuarto de bano estaba comunicado con el dormitorio. Un grave error del arquitecto. Aunque Pansy cerrara la puerta daba igual. Habia una sutil ranura entre la puerta y el suelo. No hacia falta nada mas. Se sentaba en el retrete y largaba los tres primeros pedos del dia. Maitines. Resonaban en la taza y rebotaban en el techo del cuarto de bano y buscaban la rendija de la puerta para desplomarse unos tras otros sobre Juan. Tres largos pedos. Siempre tres. Desde el dia de la boda hasta el dia del divorcio. Tres pedos identicos durante veinticinco anos con Pansy. Exactamente 27.393 pedos.
Grabando las campanadas de St. Stephan desde el hotel Domgasse.
Odio esas campanadas. Odio esta ciudad.
Quiza por eso mismo he vuelto.
A ver si en Viena te llevas mejor con Freud que con nosotros. A ver si el tiene mas suerte que nosotros.
Esa fue la despedida de su padre cuando hace mas de treinta anos lo mando a Viena.
Buena despedida. Pudo haber sido mucho peor.
Nunca hubiera imaginado Juan que llegaria a ponerle las manos encima a su propio padre.
Lo agarro del pescuezo como a un gato. Cuando se dio cuenta ya estaba zarandeandole. Un hombre tan sonrosado se puso de pronto mas blanco que la pared.
?Que edad tendria entonces su padre? ?Cincuenta anos?
La edad que Juan tenia ahora.
?Que le hizo comportarse asi?
?Se habia vuelto loco?
?Lo habian vuelto loco?
Habian conseguido volverle loco. Trabajo en comun. Paterno y materno. Trabajo en equipo. Un buen trabajo. Y despues de hacer ese trabajo tan bien hecho ?que mas les quedaba por hacer a sus padres? Poco. Practicamente nada. Retirarse. Envejecer. Prepararse para la muerte. Una sola cosa. Morir. Juntos o por separado.
Los dos habian muerto. Por separado. Cada uno a su manera. Solo en esto actuaron como la inmensa mayoria. Primero muere uno. Se deja pasar unos cuantos anos. Y despues muere el otro.
En su caso habian muerto con estilos de muerte totalmente distintos. Tan distintos como los estilos de vida con los que habian vivido.
Modalidad de muerte extremadamente agitada y perturbadora en el caso de su madre.
Modalidad de muerte excepcionalmente apacible y edificante en el caso de su padre.
Su madre agonizo entre pollos y gallinas correteando por la habitacion. Se subian a la cama. Saltaban por encima de la cama. Le ensuciaban la cama. Le picoteaban las manos. Le picoteaban el cuello. Le picoteaban la cara. Le picoteaban el vientre. Los brazos. Las piernas. Todo el cuerpo enfermo de su madre fue picoteado por las gallinas y los pollos que habian invadido su habitacion. Su madre no veia mas que pollos y gallinas por todas partes. De todos los tamanos. A todas horas.
Y esto no lo podia resistir su madre. No podia soportar mas tiempo el suplicio de aquel gallinero que se habia apoderado de su vida. Pero naturalmente podia acabar con su vida. Entonces gritaba. ?Matadme!
?Matadme!
?Matadme de una vez! suplicaba a la canalla medica del hospital catolico. Que no la mataran poco a poco sino de una vez.
?Ya se para que me han traido aqui!
?Lo se muy bien!
?Me han traido para matarme!
?Matenme de un golpe!
?No me maten poco a poco!
Los medicos le decian que se tranquilizara. Que tuviera paciencia.
Ya iremos retorciendole el pescuezo primero a los pollos y luego a las gallinas. Calma dona Dolores. Necesitamos algo de tiempo. A todos estos pollos y a todas estas gallinas no podemos retorcerles el pescuezo en una sola tarde. Hay demasiados. Es verdad. ?Los ha contado? ?Sabe cuantos hay? ?Por que no los cuenta? Cuentelos dona Dolores.
Uno. Dos. Tres. Cuente. Cuente los pollos y las gallinas dona Dolores.