la presa. Y por encima de toda la contienda acudian bandas de cuervos, negros anunciadores de la muerte graznando avidos de su botin, que habrian de disfrutarlo antes de que acabase el dia.
Lo que contemple entonces bastaria para acrecentar el entusiasmo de cualquiera, pues cuando la primera fila del ejercito de Horike se lanzo a un segundo asalto, retrocedio la muralla de escudos nuestra y, pasando por entre los hombres de la segunda fila, dejaron a estos frente a los lobos carniceros que avanzaban ciegos de sangre, tratando de levantar con los escudos las puntas de las lanzas que les cerraban el paso. Y cuando empujaron para introducirse por debajo fueron clavandose ellos mismos en una segunda defensa de mas cortos venablos que les esperaban, y asi perdio el rey dane la multitud de guerreros de su vanguardia. Y antes de que pudiera percatarse de la situacion ya se habia infiltrado en su campo el grueso de nuestra caballeria, que habia cruzado por entre sus propios soldados que se abrian y cerraban segun la maniobra, que enardecia contemplarlos en sus evoluciones desde aquel otero en que me encontraba, perfecto balcon desde el cual abarcaba todo el campo. Y tal era mi entusiasmo que blandia la espada y largaba mandobles como si estuviera partiendo enemigos.
Era de admirar, aunque sintiera dolor por ello, que los mismos progresos de nuestras tropas los hacia a su vez el rey Thumber contra las de Ethelhave, cuya suerte le fuera adversa desde el principio, y se adivinaba claramente su triste fin, aunque todavia existiera una parte del ejercito que no cedia un paso en la contienda mientras otros retrocedian al menor empuje, lo que permitia que fueran rodeando a los que se mantenian firmes. A medio dia ya no existia un frente definido ni rastros de ninguna resistencia organizada, sino que combatian por grupos aislados, probando cada cual el valor de su corazon y el vigor de su brazo. Lo que igualmente acontecia a las fuerzas de Horike, tan feroces luchadores que a no tener por enemigo un ejercito tan preparado y disciplinado no hubiera conocido la derrota que les iba sobreviniendo poco a poco. Hasta que abandonada toda cautela baje espoleando mi corcel para incorporarme a la batalla, seguido de mi escudero que soltara la mula en lo alto del alcor.
El estruendo alli era mas agudo, los gritos mas particulares, el jadeo de los hombres cansados se entremezclaba con estertores y afonias, y ya no podia hacer otra cosa que combatir, repartir mandobles, parar golpes con el escudo, y debo decir que mi escudero parecia cubrirme con su poderoso brazo, machacando a los enemigos a mi alrededor como un titan. Que era clara su mision de protegerme, y a fe que valia el solo por media docena.
Perdida la nocion del tiempo, cansado de manejar la espada y de sostenerme sobre el caballo, me fui reuniendo con el caballero que se detuvo un momento para preguntarme que tal me iba en la contienda, y le replique feliz que no permitiria Dios quedase un pagano vivo. Como la batalla parecia dominada llamo Avengeray a sus tanes, y apartandose con ellos, les mando dar la vuelta con todas las tropas libres para ayudar a los supervivientes del rey Ethelhave, atacando a Thumber por la retaguardia. Pero cuando se adentraron entre el campo de sus aliados solo encontraron muertos, pues los del Oso va pasaron y se alejaban rapidamente hacia el interior, victoriosos, aunque abandonasen el campo que quedaba poblado por los muertos.
Mando el caballero que no se les persiguiese pues que la distancia era ya importante, receloso sin duda de que le estuviera tendiendo una emboscada, con lo que la situacion se tornaria peligrosa para todos nosotros. Y asi recorrio el campo de batalla hasta localizar al rey Ethelhave muerto, tambien a sus nobles y obispos, todos los cuales se distinguian de los otros guerreros por las armas, escudos y armaduras. En aquel momento, contemplando Avengeray a sus aliados sin vida, que habian perdido con honor pues no cedieron un palmo de terreno, cayeronle lagrimas desde sus ojos ensombrecidos, llenos de dolor por tan horrible espectaculo; se destacaba enhiesto de todos los demas por la cruz que campeaba en su escudo y en el peto de su armadura.
Pronto acudieron los supervivientes del ejercito de Ethelhave, quienes salvaron la vida desamparando a sus senores; dirigiendose al caballero los mas principales, se postraron a sus pies y se le sometieron como a senor.
«Derrotados y huidos los paganos, vencedor sois, senor, en la contienda. El reino queda a vuestra merced, pues todo su ejercito se encuentra aqui destruido. Nada se opone a que ocupeis el trono y nos acepteis por vuestros servidores y vasallos.»
Volviose el caballero al que le hablaba y pausadamente replico: «Aprended que el rey Thumber es el principal guerrero los paganos, digno enemigo del mas destacado entre los Cristianos, y que nunca huye: se retira para incrementar mi deshonor, con lo que es el quien triunfa, hasta el dia en que Dios me conceda el cumplimiento de mi venganza. Sabed tambien que tengo reino que reconquistar y en ello me ocupo. Y conoced, finalmente, que jamas desposeere a una mujer de lo que le pertenece. Ayudadnos, si quereis, a recoger los cuerpos de vuestros senores y llevarlos al castillo para que tengan las exequias y reciban los honores que les corresponden».
Por la noche rece pidiendo a Dios perdon por mi entusiasmo guerrero, que era pecado gloriarme del dano infligido al enemigo. Ya es bastante causarles la muerte. Que era Avengeray espejo y modelo que, sin proponerselo, me habia senalado el camino.
VIII
Nunca antes en aquella corte lo contemplaran, pero la fama del caballero Avengeray de todos era conocida, instalado en la leyenda por los juglares que cantaban la historia de pueblo en pueblo, por los mercados y fiestas, asi como en los salones de mansiones y castillos, para mitigar el aburrimiento de larguisimas veladas, juntamente con volatineros, tragallamas, saltimbanquis y tragasables, amen de los bufones. A todos los cuales organizaba el espectaculo Monsieur Rhosse, al que los caballeros pretendian humillar llamandole Madame Rose, sin que se diera por aludido. Tania el tal la vihuela y el arpa con el primor de sus graciles manos de mariposa, que jamas empunaron espada, dardo ni venablo, ni embrazaron rodela ni escudo; ni sujetaron su gentil anatomia mallas ni armaduras, cueros ni hierros, ni siquiera la enjoyada daga florentina que lucian los imberbes enamorados del refulgir de la luna. Que eran su preferencia encajes y brocados,
Tambien las doncellas de camara y salon, vanidosillas como sus senoras, solicitabanle muestras originales para adornar o destacar lo que las distinguia, y siendo maestro consumado de las metamorfosis, disponia de tules y vainicas para disimular la escasez de los escotes y sugerir volumenes escondidos; mucho importaba el engano pues que los caballeros gustaban de generosos tesoros que las damas no solian ocultarles.
Y aun cuando costumbres y pormenores fui aprendiendolos despues, prefiero figurarlos aqui y ahora para mejor entendimiento del que leyere.
Tambien era muy conocida, a lo largo y ancho del reino, la bien celebrada Ethelvina, esposa del difunto rey Ethelhave. Aunque de diferente modo, pues el pueblo ensalza en unos las virtudes que admira, y en otros critica los pecados que profesa, y asi se retrata en sus sentimientos, que llega a representar en sus heroes y villanos, igual que los paganos hacen con sus propios dioses reflejandose en ellos como si fueran espejos.
Tuvo antes Ethelhave dos esposas que no le proporcionaron descendencia, aunque a cambio lleno el de bastardos el palacio, a los que nunca abandono, sino que, por el contrario, les colmo desde pequenos de titulos, prebendas y cargos, y en eso no se parecio en nada a otro que me se, y dejemos el caso aqui.
Diole una hija Ethelvina, ya tercera esposa, y conocedora de su rijosidad le tuvo siempre ocupado en el lecho, con lo que, si no logro aumentar el numero de hijos legitimos, al menos le mantuvo sin tiempo de incrementar la cuenta de la bastardia. Que siempre tuviera muy claras las ideas aquella mujer. Tan dispuesta, que siendo el rey timido y apocado en los asuntos de Estado y gobierno, le ayudo a resolver cuestiones hasta poner en solfa la administracion, con lo que se hacian todos lenguas del cambio, pues nunca gozara de mas autoridad y prestigio, aunque para nadie era secreto que la mano diestra pertenecia a la reina y que Ethelhave solo intervenia para sancionar lo por ella dispuesto. Sin que hubiera aparente menoscabo, que siempre guardo a su rey y marido el respeto que le debe toda mujer inteligente.