en el trato, astuta, sagaz. Hasta sus enemigos lo reconocian; agregaban que a la vez solia ser taimada y falaz, fria de corazon y afectuosa de ideas, segun conviniera al cumplimiento de sus planes. Anadian que nunca tuviera ocasion el difunto rey de tomar decisiones, pues le servia ella de apuntador para dictarle lo conveniente en cada caso. Y tengo para mi que, siendo su animo apocado, debio de sentirse muy feliz.

Cortos mis anos pero larga la experiencia, ensenaronme a tamizar alabanzas de amigos y criticas de enemigos; mi buen Cenryc predicaba que pueden estas encerrar un fondo de verdad, mas en la forma se adivinan los sentimientos de quien los proclama. Es de hombres prudentes usar cautela entre tanto averigua la realidad.

Su buena informacion era evidente. No parecia improvisadora, sino mujer de calculo y meditacion. Bien lo proclamaba el titulo que adoptara de Regidora del Estado. Pues al eludir el de reina, que muerto Ethelhave ya no le correspondia, seguia gobernando como antes. Estaba yo seguro que en aquella semana habria estudiado la situacion en detalle y adoptado su decision. Espiritu enterizo de varon, suavizado con generoso atractivo y encanto femenino. Mujer de mediana edad, poseida de serena belleza que bien podia esconder el mas intenso fuego, sin que fuere advertido a menos que ella misma lo revelase. Quizas las maledicencias respondieran a los deseos que era capaz de despertar.

No ocultare la favorable impresion recibida; se me mostro afable y cortes como gobernante, atractiva como mujer, pues mantenia con ambas cualidades un equilibrio sutil que la distinguia. No conociera hasta entonces otra que la aventajara, sin que hubiera de mostrar la coqueteria de las bellas que todo lo valen de la perfeccion de su rostro, ni la frivolidad de una mente vacia, que era contrariamente un joyel arcano en que guardaba su intimidad. Y asi nada de cierto se le sabia.

Colocados en sendos catafalcos se encontraban los restos en la capilla, y el obispo innominado hundido en los preparativos, cuando me convoco la dama en su camara, cuyo salon era despacho de trabajo con una gran mesa para extender pergaminos y mapas. Donde me mostro los dispositivos y fortalezas, guarniciones y fortines distribuidos por los puntos estrategicos del reino. Todo ello tal como funcionaba hasta el momento en que el rey retiro las tropas para acudir al Estuario del Disey, pues ahora el reino quedaba desguarnecido, destruido el ejercito.

«No puede perderse un solo dia. Raegnar se encuentra ante la ocasion que ha esperado durante anos: tardara en invadirnos el tiempo que consuma en disponer a los suyos. A pesar de su vejez sigue teniendo fama de guerrero determinado y rapido. La primera y urgente tarea que se nos presenta es levantar un ejercito. Tengo despachadas ordenes para llevar a cabo las levas: cuantos hombres puedan luchar deben ser alistados. Esta relacion os servira para conocer la situacion en detalle. Disponed vos lo mas conveniente. Confio en vuestra bien demostrada capacidad. Sois heroe que despierta admiracion en los corazones; esto os facilitara la tarea. Sabed que pongo en vuestras manos el destino del reino, pues que ahora mismo ninguna fuerza puedo oponeros. Pero vuestros leales sentimientos han quedado harto demostrados, y os agradezco vuestra leal disposicion. Espero, en el futuro, recompensaros con la esplendidez que mereceis, pues nunca hubo caballero mas noble que vos.»

Su determinacion, la mesura de sus palabras, mostraban un conocimiento exacto de la situacion, lo que requeria permanente atencion y detenido estudio, no solo especulativo, sino practico, que permitiera seleccionar los mas urgentes peligros.

«Parece, senora, que el punto menos controlado son los posibles ataques de las hordas piratas: no es posible conocerlos hasta que se producen. Requiere esto situar con urgencia guarniciones en las mas estrategicas fortalezas de la costa y la frontera sur. Me pondre en camino tan pronto concluyan las honras del rey, vuestro difunto esposo, y los obispos. Es preciso organizar las levas, reunir y situar una fuerza efectiva lo mas rapidamente posible.

Llevo conmigo a Teobaldo, mi fiel tane, y sesenta guerreros de escolta, que nos ayudaran en la tarea. Entregadme cedula de mis poderes, que precisare donde vaya. Y por ultimo, senora, os ruego me faciliteis relacion de los nobles en quienes pueda confiar, que a los otros ya los conozco.»

«Olvidais, senor senescal, el mayor entre todos los peligros que nos acechan: Raegnar.»

«No lo olvide, senora: si Dios es servido de concederme dos semanas de plazo estara conjurado. Es el tiempo que tardara en llegar mi mesnada a los Pasos de Oackland, que ya cabalga en aquella direccion.»

«Bravo sois: no es falsa vuestra fama. Ni siquiera habeis esperado mi aprobacion.»

«Vos misma, senora, acabais de reconocer que no habia un solo dia que perder: contaba con vuestra aquiescencia. Mas, dos cosas me preocupan ahora sobre todas, y vais a perdonarme por mi intromision. Si contais con hacienda suficiente para el gasto que representa levantar un ejercito, armas e instalaciones. La segunda, y perdonadme de nuevo por mencionarlo, es la existencia en el castillo de los nobles senores que han sido siempre vuestros enemigos.»

Lejos de parecer afectada por la gravedad de los problemas, sonreia como si me infundiera animo. Me pidio seguirla. Cruzamos la habitacion y pulso un resorte escondido; se abrio un portillo disimulado que daba acceso a un pasillo, y por alli llegamos a una estancia secreta provista de grandes arcones protegidos con anchos flejes de hierro y cuatro cerraduras. Me entrego las llaves e invito a abrir uno cualquiera. Rebosaba de pedreria, joyas mil y oro amonedado. Riqueza imposible de calcular. «Ved que la hacienda basta -dijo sonriente-, pues todos los arcones que contemplais contienen la misma mercancia. Aunque antes que gastarla recurriremos a los impuestos habituales en virtud de nuestros derechos. Id, pues, tranquilo. Y no mencioneis jamas que tal cosa os he mostrado.»

Regresamos a la estancia anterior.

«El dean secretario ya tiene mi cedula con los cuatro obispos que han de ser nombrados para las sedes vacantes. Todos adictos. Podeis confiar en ellos. Os entregare una cedula como me habeis pedido. Desgraciadamente no nos quedan muchos nobles ahora: los mas fieles han sucumbido en el Disey. En cuanto a los que sobrevivieron, bastardos y nobles, el mejor servicio que pudieron hacer al reino hubiera sido morir.» Tomo asiento y se dispuso a escribir. «No siempre suceden las cosas como debieran, senor senescal: vos mismo lo experimentais con vuestro enemigo Thumber. Pero Dios nos permite disponer lo conveniente para enmendar las omisiones. Tengo decidido que se lleve en procesion los despojos de los cuatro obispos para hacerles los honores y sepultarlos en sus respectivas sedes. El cortejo sera uno; recorreran, una tras otra, las cuatro ciudades. Con el pretexto de que resulte mas solemne. Ello llevara mas tiempo. El cortejo estara formado por los bastardos y nobles que ya conoceis del Disey. Nos proporcionara un respiro de al menos dieciseis semanas. Despues actuaremos segun se presente. Espero os parezca acertado mi plan.»

Era grato observar su temple y prevision. ?Como no podia parecerme? Asi lo dije. Con su encanto y atractivo mostraba la serenidad de un volcan dormido. Viendola no descansaba la fantasia. «Jamas puse mi entera confianza en una persona -dijo reposadamente-; ahora lo hago en vos, pues sois el mas noble, fiel y leal caballero que he conocido. Tengo esperanza en vos: llegaremos a realizar juntos grandes proyectos.»

Seguido de Teobaldo y los sesenta guerreros cabalgue durante seis semanas por los caminos del reino. Con las cedulas de la senora se me abrian las puertas de sus condes, nobles principales y caballeros, los mas fieles vasallos, a quienes informaba sobre la situacion del reino. Parte de ellos estaban enterados de la batalla y sus resultados. Otros lo ignoraban aun, pero no se sorprendieron, pues los augures pronosticaron graves calamidades de acuerdo con el movimiento de las estrellas errantes, el cometa que aparecio durante tres semanas seguido de una larga cabellera luminosa, el vuelo de las aves. Tambien los abades de los mas importantes monasterios prestaron su apoyo al proyecto de levantar un ejercito, que calificaron de cruzada, y juraron fidelidad a la Regidora del Estado, que debian renovar cuando les fuera posible visitar el castillo de Ivristone. Su ayuda seria estimable y valiosa para conseguir hombres y caballos, armas y vituallas, que inmediatamente salian para los puntos de reunion establecidos. Aquellos principales que poseian barcos interesaban especialmente, para lograr asi mismo su promesa de ayuda por tierra y por mar. Todos los contingentes de campesinos eran armados por sus senores. Teobaldo apenas descansaba, atareado en enviarlos alli donde se integrarian en guarniciones, para reforzar las fortalezas mas estrategicas ya por mi designadas.

Organizamos el viaje de modo que visitamos los lugares de mayor compromiso, y se dispuso fueran reforzadas trincheras y murallas, unas de piedra, otras de tierra, construidos terraplenes, con lo que se ocupaba a los soldados y campesinos en el entrenamiento y mejora de las obras defensivas. Tambien ordenamos se levantaran nuevas fortalezas alli donde el lugar primaba por su valor estrategico para cubrir un paso, defender una amplia zona, en los vados de los rios, y en montes que dominaban ambas vertientes.

Pronto observe que se carecia de una flota. Si gran parte del peligro del reino nos llegaba por las playas, mediante los desembarcos de los piratas, ?como se explicaba no disponer de barcos que hicieran posible

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