General de la Guardia Civil al «duro» Romualdo Palacio.

El 24 de julio de 1893 marca el punto de inflexion en los acontecimientos. El capitan general Arsenio Martinez Campos se dispone a pasar revista a las tropas en la Gran Via de Barcelona. En ese momento, el anarquista barcelones Paulino Pallas arroja dos bombas Orsini a los pies de su caballo, que cae destrozado por la metralla. Varios oficiales quedan heridos, entre ellos el propio general, algunos paisanos resultan afectados tambien Por la explosion (entre ellos una joven a la que se le amputa la pierna) y muere el guardia civil Jaime Tous. Pallas es capturado por los guardias y policias que salen en su persecucion. Juzgado en consejo de guerra, se lo fusila el 6 de diciembre en los fosos de Montjuic. Antes de recibir la descarga grita: «? Sere vengado!»

Y vaya si lo fue. El 7 de noviembre de 1893, mientras se representaba en el Teatre del Liceu el segundo acto de la opera Guillermo Tell, una bomba Orsini lanzada desde el cuarto piso hacia explosion entre las filas 13 y 14 del patio de butacas. La sala quedo a oscuras, cundio el panico y se produjo una avalancha hacia la salida. En total, veinte muertos y cien heridos. La laboriosa investigacion que siguio fue conducida por el joven teniente de la Guardia Civil Narciso Portas (nacido en La Habana en 1870, e incorporado al cuerpo en la isla caribena) por aquel entonces jefe de la linea de Gracia. Sus pesquisas lo llevaron a al descubrimiento de un deposito de explosivos en Vilanova i la Geltru y otro en una cueva al pie de Montjuic. El hallazgo de los artefactos permitio reconstruir como habian sido fabricados, ayudo a conectar la organizacion clandestina con los atentados anteriores y finalmente desemboco en la detencion de mas de cien personas. El 21 de abril de 1894 morian ejecutados siete anarquistas en los fosos de Montjuic, y el

27 de julio se abria el consejo de guerra por el atentado del Liceu. Su cerebro, Santiago Salvador Franch, se sentaba en el banquillo, tras reponerse del tiro que se pegara en un costado cuando dos guardias civiles irrumpieron para detenerlo en su escondite de Zaragoza. Segun la version policial, claro. Para sus correligionarios, no se trataba sino de un caso mas de extralimitacion de los agentes del orden. Durante todo el proceso, Salvador se comporto de forma sumisa (incluso trabo amistad con el capellan de la carcel, pidiendole las obras de Balmes) y llego a implorar clemencia enviando fotos en las que aparecia con su hija a personas influyentes. Todo fue en vano. Condenado a la pena capital, en el momento de su ejecucion grito: «?Viva la anarquia!»

A esas alturas, era evidente que el terrorismo anarquista barcelones era un fenomeno bien organizado y con conexiones internacionales. El gobierno liberal promulgo una ley antiterrorista, de la que fue ponente Jose Canalejas, y que los conservadores consideraron excesivamente blanda. El descontento en el estamento militar, por la inseguridad y por la politica de recortes presupuestarios de los liberales en relacion con el ejercito colonial, provoco la caida de Sagasta. En marzo de 1895, Canovas volvia a la presidencia. Justo a tiempo de encontrarse con el que seria el mas salvaje atentado de los anarquistas en Barcelona, la bomba arrojada al paso de la procesion del Corpus Christi por la calle de Cambios Nuevos (o Canvis Nous), que causo doce muertos y cien heridos, todos paisanos de extraccion humilde que presenciaban el acto religioso. La reaccion gubernamental fue inmediata, y el teniente Portas, por su acreditada eficacia, tomo las riendas de una investigacion que en dos meses habia llevado a la carcel a doscientas personas, muchas de ellas inocentes. Mediante interminables y asperos interrogatorios, se llego a establecer quienes debian quedar en libertad y quienes estaban tras el atentado. Su principal responsable resulto ser el italiano Ascheri, autor material, que habia asumido la accion ante los titubeos de sus companeros Nogues y Burleta, y el fabricante de la bomba, el cerrajero Alsina. Los cuatro fueron ejecutados.

El exito de los metodos de Portas le valio ser nombrado en septiembre de 1896 jefe de la seccion especial de policia judicial encargada de lidiar con el terrorismo anarquista, en la que se integraron guardias civiles (entre ellos otro teniente, Canales) y los inspectores Plantada y Teixido. La unidad especial se hizo pronto famosa por su efectividad y sus tacticas resolutivas. Los periodistas sensacionalistas hablaban de toda clase de torturas, arrancamiento de unas incluido. Uno de los mas incisivos era Alejandro Lerroux, dirigente del partido republicano. Sea como fuere, a Portas se le encomendo una mision, que ademas tenia detras una creciente sensibilizacion popular, desde que el activismo acrata habia dado el comprometido paso de cometer atentados indiscriminados. Y Portas, como buen benemerito, la cumplio.

Para el verano de 1897, el terrorismo anarquista estaba bajo control. O eso parecia. El 8 de agosto, el anarquista italiano Angiolillo asesinaba a Antonio Canovas mientras descansaba en el balneario de Santa Agueda, en Guipuzcoa. La Idea habia consumado su desquite.

Capitulo 8

Del 98 a la Semana tragica

Muerto Canovas, su sistema siguio funcionando durante unos anos con el relevo entre Sagasta, que seguia al frente de los liberales, y Francisco Silvela, que asumio las riendas del partido conservador. Pero con la desaparicion de su inspirador, y llegada al vencimiento la factura de sus errores, el regimen de la Restauracion resbalaba hacia su descomposicion inevitable. La situacion en las colonias estaba a punto de venirse abajo. Habia surgido un nuevo frente en Marruecos, tras la desgraciada aventura del general Margallo en la zona de Melilla en 1893, pagada con la vida por el imprudente general, y origen de un conflicto del que habian de derivarse ulteriores y gravisimas calamidades. Y la derrota policial del movimiento obrero, en la figura de su vanguardia terrorista, no era mas que un espejismo momentaneo, que ademas, por la dimension y la intensidad de la respuesta represiva, iba a tener un coste futuro muy superior al beneficio inmediato.

El protagonismo de la Guardia Civil, encarnado por esas dos figuras en cierto modo paralelas, el capitan Oliva, liquidador de la Mano Negra, y el teniente Portas, azote del anarquismo barcelones, merece alguna reflexion. Porque esas dos figuras y su ejecutoria contribuyeron a convertir a la Benemerita en la bestia negra del obrerismo, y sus nombres y su labor han quedado en la memoria de la izquierda espanola asociadas a las connotaciones mas nefastas. Contra los dos, ademas, se produjeron atentados. Ya hemos aludido al que sufriera Oliva, pero hemos de anadir que el 5 de septiembre de 1897 el teniente Portas fue tiroteado en plena plaza de Cataluna, mientras recibia novedades de sus auxiliares en la seccion especial los inspectores Plantada y Teixido. Resultaron herido Teixido y Portas, y al agresor, de apellido Sempau, se lo condeno a la pena capital, que le fue finalmente conmutada.

Es muy de imaginar que ambos oficiales de la Guardia Civil se condujeron en sus investigaciones con una falta de miramientos que hoy considerariamos como maltrato policial. Hasta donde llegaran regularmente las torturas, si alcanzaron los extremos truculentos en que se recreo la prensa sensacionalista, o fueron menos espectaculares, es cuestion que ya no podremos dilucidar, y que de seguro conoceria sus excepciones, para mejor o para peor. Pero resulta dificil creer que esos dos hombres, como pretenderia la propaganda anarquista, fabricaron una montana de pruebas falsas para enterrar a personas inocentes o generosos luchadores por la libertad. Lo del amano parece poco coherente con su ejecutoria previa y posterior, con la filosofia que habia demostrado tener una y otra vez el cuerpo al que pertenecian y con su implicacion en los hechos: ambos actuaron a posteriori de crimenes notorios y alarmantes, acudiendo al lugar de los asesinatos por orden superior el uno, en su condicion de responsable de la demarcacion donde estallaron las bombas el otro. Y considerar luchadores por la libertad a quienes tirotean por la espalda o arrojan bombas a la muchedumbre es algo que a estas alturas del siglo XXI, al menos, es un juicio que pocos podran seguir manteniendo. Como detalle curioso, no sobra referir lo que acabo ocurriendo entre uno de estos dos oficiales, el teniente Portas, y uno de sus mas acerrimos fustigadores, el radical Alejandro Lerroux. Anos despues de los hechos, cuando ya Portas no estaba destinado en Cataluna, sino en Alcala de Henares, Lerroux volvio a la carga en el parlamento, donde ya ocupaba escano, sobre el tema de la guerra sucia contra el anarquismo y los fusilamientos de Montjuic, asunto predilecto de los sectores adversos al regimen para provocar su desprestigio. Portas, harto del acoso y de lo que consideraba una difamacion, reto a duelo al politico, notorio espadachin, que incluso recibia clases de esgrima en las dependencias de su periodico, para hacer frente a esta clase de lances. Lerroux no considero, sin embargo, oportuno o prudente cruzar su acero con el del benemerito, y rehuso el duelo. Al final Portas lo increpo en plena calle, donde acabo corriendolo a bastonazos. Al dia siguiente, el hasta entonces inclemente censor de la Benemerita hizo publico un comunicado en el que dejaba

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