aparentemente exitoso de las acciones de reconquista en Marruecos, impide que su gabinete dure mas alla de cinco meses. Para sustituirlo el rey designa a otro maurista, el ex liberal Sanchez Guerra. Siguen los asesinatos en Barcelona, y en agosto de 1922 escapa por poco de engrosar la lista el lider anarquista Angel Pestana. En octubre son Martinez Anido y Arlegui los que sufren un atentado tras el que los agentes a sus ordenes, haciendo una mas que probable aplicacion de la ley de fugas, acaban con la vida de tres presuntos terroristas. El hecho provoca un escandalo mayusculo, la destitucion de Arlegui por el director general de Orden Publico, y la dimision de Martinez Anido como protesta por esta medida.

Entre tanto, se gesta la insubordinacion del ejercito, por el descontento existente entre los militares destinados en Marruecos, los llamados africanistas, frente a los de las Juntas de Defensa o junteros, a los que consideraban subversivos. Contra los africanistas jugaban la investigacion encomendada al general Picasso para esclarecer las responsabilidades del descalabro de 1921 (mas conocido como el desastre de Annual, por el nombre de la posicion principal tomada por los rifenos) y el descubrimiento de irregularidades como el desfalco de mas de un millon de pesetas en la comandancia de Larache. El conflicto forzo la renuncia de Sanchez Guerra y el nombramiento de un gobierno de concentracion nacional dirigido por Manuel Garcia Prieto, con Niceto Alcala Zamora en el ministerio de la Guerra y el duque de Almodovar del Valle en Gobernacion. El director general de Orden Publico fue cesado, pero el general Zubia, acreditando tanto su buen desempeno como su habilidad en unos tiempos mas que inestables, fue confirmado una vez mas al frente de la Guardia Civil.

El ano de 1923 trae el caos a Barcelona. El 27 de febrero muere un dirigente del sindicato Lliure. Once dias despues cosen a balazos en la calle Cadena a los anarquistas Noi del Sucre y Francisco Comas, mientras al otro lado de Barcelona matan a un guardia civil. En las semanas siguientes se suceden los asesinatos. La situacion esta fuera de control. En la Diada del 11 de septiembre, durante las ofrendas florales en la Mancomunidad y la Diputacion, se prodigan los mueras a Espana, lo que provoca una carga de la Guardia Civil que deja una veintena de heridos. En el banquete de Accio Catalana, junto a los insultos contra Espana y Castilla, se lanzan vivas a la Republica del Rif, constituida por los rebeldes marroquies y dirigida por Abd el-Krim para combatir a los espanoles. El gesto escuece: son momentos complicados en la campana africana, una guerra de desgaste de inciertas perspectivas. El dia 13, el capitan general de Cataluna, Miguel Primo de Rivera, lanza el manifiesto del golpe. A mediodia del dia 14, Alfonso XIII lo llama para hacerle entrega del poder.

Primo de Rivera forma un directorio militar. Nombra a Martinez Anido subsecretario de Gobernacion y Arlegui accede a la direccion general de Orden Publico. Zubia, indiscutido, continua. El flamante dictador reorganiza el estado de arriba abajo. Disuelve los ayuntamientos y diputaciones. Tambien la Mancomunidad de Cataluna, el organismo semiautonomico que venia funcionando desde 1914 (y que tuvo como primer presidente a Prat de la Riba). No se privo de prohibir el uso publico del catalan (hasta en las iglesias), la senyera y la sardana, lo que hizo que Cambo, que habia apoyado el golpe con la promesa de Primo de que reconoceria las instituciones regionales, se retirase de la vida publica. Ademas, el general golpista nombra militares como delegados gubernativos. Reorganiza la Hacienda y los cuerpos de Seguridad y Vigilancia. Lo unico de lo que no toca nada es la Guardia Civil. Segun Aguado Sanchez, porque a la sazon esta vivia ya una epoca de oro. Quiza la declaracion sea hiperbolica, visto como estaba el pais. Pero lo indudable es que, bajo la direccion de Zubia, la Benemerita habia logrado sustraerse a la catastrofe circundante.

Zubia paso a la reserva en marzo de 1925, lo que llevo a su sustitucion por el

teniente general Ricardo Burguete Lana, que prosiguio la labor de su antecesor de

consolidacion del cuerpo. En el plano Ricardo Burguete organico introdujo una nueva distribucion territorial en cuatro Zonas (noroeste, nordeste, centro y sur), cada una con un general de brigada al frente. Creo un nuevo tercio en Madrid, el 27°, que junto al famoso 14° se instalo en el nuevo acuartelamiento de la calle Guzman el Bueno (luego sede de la Direccion General), y otro en Marruecos, el 28°, con cabecera en Ceuta. Se unificaba asi la gestion de la Guardia Civil del protectorado, que a partir de 1926, tras la derrota de Abd el-Krim por la coalicion de fuerzas francesas y espanolas, ejerceria sus funciones en un territorio pacificado. Mejoro tambien ligeramente Burguete las retribuciones, y en cuanto a la formacion, bajo su mandato se puso en marcha la Academia Especial de la Guardia Civil, que abrio sus puertas en febrero de 1927, aunque ya estaba prevista en una norma de 1907, para sustituir a la fallida escuela de Getafe en la formacion de oficiales. La Academia Especial se nutrio de sargentos y suboficiales propios, lo que mejoro la cualificacion de la oficialidad, hasta entonces seleccionada entre la de infanteria y caballeria del ejercito y entre los sargentos del cuerpo por antiguedad y previo un examen.

El crimen mas sonado de los anos de Primo de Rivera fue sin duda el del expreso de Andalucia, un doble asesinato cometido en dicho tren en la noche del 10 de abril de 1924, en las personas de dos funcionarios de correos a los que eliminaron para robar las sacas que custodiaban. La conspiracion criminal la formaban cinco personas. Su cerebro era Jose Maria Sanchez Navarrete, funcionario de Correos como los asesinados, homosexual e hijo de un teniente coronel de la Guardia Civil, ademas de caprichoso y bastante manirroto, segun las malas lenguas. Aunque la Guardia civil localizo en seguida al taxista que recogio a los asesinos en la estacion de Alcazar de San Juan, donde se bajaron del tren despues de cometer el crimen, la investigacion quedo estancada hasta que el dia 22 aparecio en una pension del numero 105 de la calle Toledo el cadaver de Antonio Teruel. De profesion croupier (en paro, tras prohibir el juego la dictadura) y con malos antecedentes, Teruel acababa de suicidarse con un revolver. El registro permitio encontrar varias pruebas de que habia participado en el asalto. El interrogatorio de su mujer condujo a sus complices. Navarrete cayo en seguida, pero los otros tres, el receptador Honorio Sanchez, Jose Donday (pareja de Navarrete y encargado de alquilar el taxi) y Francisco Piqueras, mas conocido como Paco el Fonda, se habian evaporado.

A Sanchez y a Piqueras los localizo la Guardia Civil al poco de su identificacion como autores del crimen. Al ultimo lo cazo el guardia Manuel Ardilla, por muy poco, en el tren en el que ya escapaba a Portugal con una documentacion falsa que no engano al avispado benemerito. Segun cuentan las cronicas del cuerpo, Paco el Fonda se admiro de lo «activos y astutos» que eran los guardias, les reconocio su valia y declaro que sin ellos Espana seria una jaula «de locos sueltos y desgraciados» como el. El texto de la anecdota parece algo decorado por quienes la contaron, pero su sustancia bien podria ser verdadera. El quinto miembro de la banda, Donday, se entrego voluntariamente en la embajada de Espana en Paris. Fue el unico que se libro de la pena de muerte, que se ejecuto por fusilamiento el 10 de mayo.

La dictadura de Primo de Rivera supuso, ademas del enterramiento de las responsabilidades del desastre de Annual (mas que oportuna, por cuanto se aproximaban peligrosamente a palacio) y la liquidacion de la guerra de Marruecos (con un ingente esfuerzo militar, todo hay que decirlo), una pacificacion interior, mezcla de intimidacion y negociacion. Escondidos o en el extranjero los anarquistas, el regimen se aproximo a los socialistas, con los que establecio fructiferos contactos. A cambio de su colaboracion, Largo Caballero, jefe de la UGT, tomo posesion como miembro del Consejo de Estado, lo que acarreo la dimision en el PSOE de Indalecio Prieto, que tanto se habia distinguido en el Congreso exigiendo las responsabilidades por el desastre de 1921, sobreseidas para siempre por indulgencia de la dictadura.

Pero no dejo de haber intentonas anarquistas, como la que se produjo por el paso a traves de la frontera francesa en Bera de Bidasoa (Navarra) de unos 50 activistas, con la cooperacion de un contrabandista apodado el Senorito. Los atacantes, que desarmaron a los carabineros que protegian los puestos fronterizos, se toparon con la resistencia denodada del cabo comandante del puesto de Bera, Julio de la Fuente, y de su auxiliar, el guardia Jose Aureliano Ortiz. El cabo murio al comienzo del desigual tiroteo que se entablo entre guardias y anarquistas, pero el guardia resistio hasta agotar su municion. Al final los atacantes lo mataron a cuchilladas y arrojaron su cuerpo al Bidasoa. La movilizacion del ejercito obligo a la partida a regresar a Francia. Seis activistas cayeron prisioneros, segun el atestado, con «panfletos suscritos por Miguel de Unamuno, Blasco Ibanez, Jose Ortega y Gasset y Rodrigo Soriano». Tras un accidentado consejo de guerra, primero absolutorio, y revisado luego, tres de ellos murieron ajusticiados a garrote vil.

Otro frente para el dictador fueron sus propios companeros del ejercito, en el que no se habian apagado las disensiones entre junteros y africanistas. El detonante fue el nuevo sistema de ascenso por meritos de guerra, que favorecia a los oficiales de infanteria en detrimento de los artilleros (quienes por tradicion ascendian solo por antiguedad por considerarse, decian, «todos igualmente valientes»). Publicado el decreto correspondiente, el 17 de julio de 1926, las unidades de Artilleria se encierran en sus cuarteles y Primo, tras reducir su rebelion enviando tropas de infanteria, disuelve el arma. Luego forma un directorio civil, aunque con numerosos militares en las distintas carteras, como Martinez Anido en Gobernacion. En Hacienda nombra al joven jurista Jose Calvo Sotelo.

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