entierro iba a ser funesto para el desarrollo de los acontecimientos, pese a las precauciones que adopto el general Pozas. El teniente coronel Gonzalez Valles, jefe del parque movil, donde estaba destinado el alferez, dio publicidad al sepelio, lo que provoco que en el se congregaran numerosos simpatizantes de organizaciones derechistas y lideres como Gil Robles y Calvo Sotelo. El acto, plagado de vivas a Espana y a la Guardia Civil, fue tomado como un desafio por el ministerio de la Gobernacion, que envio a la Guardia de Asalto para disolver al gentio. Al mando del contingente estaba el teniente Jose del Castillo, companero de conjura de Condes e instructor de las milicias socialistas. Castillo saco la pistola y ordeno cargar a sus hombres. La accion causo treinta heridos y seis muertos, entre ellos el senalado falangista Andres Saenz de Heredia. El ministro de la Gobernacion, Amos Salvador, presento su dimision, pero la catastrofe era ya inevitable. A la ira de los fascistas se sumaba el descontento que se extendia en las filas militares, donde el nuevo gobierno practico una caza de brujas de colosales dimensiones. Solo en la Guardia Civil fueron removidos de sus puestos 26 de 26 coroneles, 68 de 74 tenientes coroneles, 99 de 124 comandantes y 206 de 308 capitanes (entre ellos, Santiago Cortes, futuro defensor de Santa Maria de la Cabeza). No cabe eluda de que muchos (que no todos) eran desafectos a la Republica, pero cabe cuestionar la prudencia de semejante razia en las filas de quienes debian contribuir a sostenerla.
Castillo pago su exceso de celo el 12 de julio de 1936, cuando cayo victima de un atentado a todas luces perpetrado por pistoleros fascistas en venganza por su actuacion en el entierro del alferez De los Reyes. La respuesta no se hizo esperar, y en su gestacion tuvo singular protagonismo su amigo el capitan Condes. Al frente de un grupo de guardias de Asalto y militantes del Frente Popular, se presento primero en la casa de Gil Robles, y al no hallarle alli, en la de Jose Calvo Sotelo, el antiguo ministro de Hacienda de Primo de Rivera y ahora lider de la oposicion al gobierno. Esgrimiendo una falsa orden de detencion para su traslado a la Direccion General de Seguridad, sacaron al diputado derechista de su casa. En el camino, el militante socialista Victoriano Cuenca, panadero de profesion y guardaespaldas de Indalecio Prieto, disparo contra Calvo Sotelo, causandole la muerte. Nunca se sabra si Condes tenia previsto este desenlace o si, como apuntan otras fuentes, el pistolero, conocido por su caracter violento, decidio por si solo dar ese paso, y Condes, ante los hechos consumados, no tuvo mas remedio que pechar con el. Segun el testimonio de Prieto, dias despues el capitan le confesaria que estaba desesperado y dispuesto a quitarse la vida por su implicacion en aquel crimen tan vil.
Aquella muerte marcaba el transito a un nuevo, y tragico, momento historico. No deja de ser un desdichado simbolo que en ese punto de inflexion de la historia de Espana, una vez mas, hubiera un guardia civil. Fernando Condes, a su manera, acato su destino. Murio el 27 de julio de 1936 en el frente del Guadarrama, encabezando una columna de milicianos que iba al encuentro de las tropas nacionales. Dicen que fue uno de sus propios hombres quien lo abatio, por la espalda.
Capitulo 12
Entre el 18 y el 19 de julio de 1936, tres aviones despegan de tres lugares distintos con un general a bordo. Un pequeno bimotor militar Dragon Rapide lo hace en la madrugada del 18 desde el aerodromo de Getafe, en Madrid. Otro Dragon Rapide, esta vez civil, lo hace pasadas las dos de la tarde del dia 18 del aerodromo de Gando, en Las Palmas de Gran Canaria. Por ultimo, un hidroavion militar Savoia S-62 despega a las once de la manana del 19 de aguas de Mallorca. La Historia, con la inestimable ayuda del cine, recuerda bien al pasajero del segundo de estos aviones: el general Francisco Franco Bahamonde, actor senalado de la guerra marroqui y de la represion de la revuelta obrera asturiana de 1934, como hechos de armas mas notorios de su carrera. Mucho menos se recuerda, empero, a los otros dos generales.
El que ocupa el primero de los aviones citados es el general Miguel Nunez de Prado, otro veterano de Marruecos, donde se ha distinguido no menos que Franco, al que de hecho tuvo a sus ordenes en las operaciones de reconquista de la zona de Melilla tras el desastre de Annual. El que viaja en el hidro, por ultimo, es el general Manuel Goded Llopis, otro militar curtido en la revuelta asturiana y antes en la lucha con los rifenos, frente a los que se batio con arrojo en el desembarco de Alhucemas de septiembre de 1925. Tres aviones, tres generales africanistas y tres destinos muy distintos, que sirven como metafora de lo que fueron el alzamiento militar y la guerra civil que estallo en el verano de 1936. Elegimos sus historias porque no solo valen a estos efectos, sino tambien para ilustrar la diversa suerte que jugo y corrio, segun los lugares, el colectivo al que van dedicadas estas paginas.
Es curioso consignar que de los tres generales, uno viste de paisano, y los otros dos, en cambio, portan el uniforme que acredita su condicion. Uno se dirige a su destino sin demasiada prisa, haciendo incluso una escala de una noche que demora su llegada hasta el dia siguiente, mientras que los otros dos apremian al piloto a que llegue cuanto antes. Uno va a sobrevivir a aquel verano y a medrar con sus consecuencias. Los otros dos, ni lo uno ni lo otro. El lector perspicaz habra acertado que el general de paisano, sin prisa y superviviente es el mismo, y que los otros dos son los que reunen las tres circunstancias opuestas. La clave esta en donde aterriza cada uno, y con que intenciones.
Franco, el futuro caudillo, toma tierra bien entrado ya el dia 19 en el aerodromo de Sania Ramel, en Tetuan. Alli lo reciben el coronel Saenz de Buruaga y el teniente coronel Yague, que se han asegurado de que las tropas del protectorado secundan plenamente la rebelion militar contra la Republica, de hecho iniciada el dia 17 de julio en las plazas africanas. Con esta garantia, que lo es de las unidades mas combativas y acreditadas del ejercito espanol, Franco, que se ha puesto ya su uniforme, se presenta en Tetuan para encabezar el movimiento. Nunez de Prado, en cambio, aterriza en Zaragoza, desde donde han llegado al gobierno, al que se mantiene leal, preocupantes noticias sobre la posible adhesion a la revuelta del jefe de la division organica aragonesa, el ex inspector general de la Guardia Civil Miguel Cabanellas. En cuanto a Goded, baja del avion en la Aeronautica Naval de Barcelona, ciudad donde segun todas las noticias la rebelion se encuentra en comprometida situacion, por haberla advertido a tiempo el gobierno de la Generalitat y haberse movilizado contra los rebeldes las masas populares y las fuerzas de orden publico. Franco entra entre vitores en Tetuan, aclamado por las tropas sublevadas como su jefe indiscutible. Nunez de Prado se encuentra con que Cabanellas, respaldado por las tropas y la Guardia Civil de Zaragoza, ha dominado ya la provincia para unirla a la rebelion. La entrevista con el sedicioso, lejos de concluir en la persuasion que confiaba lograr por su antigua camaraderia africana, termina con su arresto. Posteriormente Nunez de Prado sera trasladado a Pamplona y puesto a disposicion del general Mola.
Goded se presenta en el edificio de la Capitania General de Barcelona, donde arresta y destituye al general Llano de la Encomienda, opuesto a sumarse al golpe. Con las fuerzas que lo obedecen, planta cara a la Guardia de Asalto y a las milicias anarcosindicalistas que se han echado a la calle, pero empieza a intuir que su lucha carece de sentido cuando ve avanzar contra el los tricornios de la Guardia Civil. Siguiendo instrucciones del jefe de la zona, el general Jose Aranguren, el coronel jefe del Tercio Urbano de Barcelona, Antonio Escobar, ha puesto a sus guardias a las ordenes de la Generalitat, escenificando el gesto con una orden de vista a la izquierda al pasar la formacion benemerita por la Via Laietana frente a la Conselleria de Ordre Public, donde a la sazon se encuentra el
Sometido a consejo de guerra, el frustrado jefe de la sublevacion en Cataluna acaba sus dias fusilado en los