vomitar», que es como llamaba el a la inspiracion. Lo he leido en sus cuadernos. Se ponia a beber y a empezar novelas, una detras de otra, de ninguna han quedado mas de dos o tres folios. Hay varias situadas en paises polares o en la estepa. Horas y horas aqui metido, sin comer ni lavarse. Hasta noches enteras. Una vez mi madre se puso a aporrear la puerta llamandolo, porque le dan ataques histericos. «?Sal, Jacinto, sal o me muero!» Y el salio con un abrecartas muy afilado y se lo clavo en la cara. Cuando se ponia asi, habia que quitarse de en medio, su aliado era el vodka. Pero mama nunca reconocio que el le habia hecho esa cicatriz en la cara, ni cosas mas graves reconoce. Y ahora todavia tiene peor arreglo, lo de mi madre, digo, porque se empena en que solo existio el otro, el que entro a trabajar con veinte anos en la libreria del tio Luis. Ella le sacaba diez anos. Se volvio loca por el, nada mas verlo, pero loca de libro. Y eso que ya entonces, segun dicen, era un rato raro.

– Yo crei que en la vida real eso de ser dos en uno no pasaba.

Isidoro sonrio con tristeza.

– Ya. Creias que solo pasaba en la novela de Stevenson. Veo que ya la has leido. Pues un diez, porque es la tira de dificil. Yo solo le he metido el diente despues de morir papa. Me la tenia prohibida. Y ahora lo entiendo, claro.

Le mire con sorpresa.

– No se de que me estas hablando. ?Quien es Stevenson?

Isidoro se levanto y se acerco a la fila de retratos que habia detras de la mesa. Yo le segui. Me senalo uno.

– Ese, el del bigote. Ese es Stevenson. Bueno, era, porque ya no vive.

Lo mire atentamente. Estaba reclinado en un sofa.

– Se parece a tu padre -dije.

– Si. El tambien lo decia con mucho orgullo. ?Pero es que tu a mi padre lo has conocido?

– No. Pero supongo que sera ese de la foto de boda. Antes estuve fisgando la mesa.

Isidoro tomo la fotografia entre sus manos y la contemplo como si nunca la hubiera visto. Suspiro, la metio en un cajon y fue a sentarse al escalon del mirador con los brazos apoyados sobre las rodillas. Yo segui mirando uno por uno a los companeros de Stevenson. A algunos como Baudelaire, Oscar Wilde o Kafka los he reconocido en otros libros, pasados los anos.

– Es un timo la vida -dijo Isidoro-. Yo no me pienso casar. ?Tu?

– No lo he pensado.

– ?Tus padres que tal se llevan?

– Unas veces mejor que otras. Yo no los entiendo. Pero, por lo menos, no se pegan… Oye, ?todas estas fotos son de escritores?

– Si, para el eran sus hermanos, decia que la mayor parte no habian sido comprendidos por la sociedad que los rodeaba, o por su familia. Creo que hay tambien algun musico.

– ?Y la mujer?

– Virginia Woolf. Mi padre la tiene ahi porque se suicido, y eso a el le parecia el no va mas. Se tiro al rio, creo.

Se le notaba cansado y yo sabia que tenia que irme. Pero me quedaba una pregunta fundamental.

– Oye, ?el libro de Stevenson es aquel que me dijiste la ultima vez que te vi?

– Si. El extrano caso del doctor Jekyll y mister Hyde, se llama.

– ?Por que no me lo quisiste contar?

– Era muy largo y ademas pense que te iba a asustar. Tenia demasiado reciente lo de mi padre, me habia prohibido leerlo y le desobedeci enseguida, en cuanto lo enterramos. Es todo tan horrible, Balti.

Me acerque a el y me sente a su lado en el escalon del mirador.

– No quiero ponerte triste, pero, por favor, hazme un resumen, aunque sea por encima. No vuelvas a decirme que «otro dia». No podria dormir, no me hagas esa faena.

Isidoro se quedo pensativo.

– Por encima resulta dificil, porque la primera parte la cuentan un abogado y un medico amigos de Jekyll, la confesion de el no viene hasta la ultima parte. Y te haces un poco de lio.

– ?Pero de que trata? ?Jekyll quien era?

– Era un medico muy conocido y respetable a tope, aunque raro, un poco brujo. Su especialidad eran bebedizos para aliviar el dolor de la gente. Tenia un laboratorio con todas las ventanas cerradas y muchas probetas, le gustaba poco que la gente entrara alli. Se comunicaba por un patio con su casa en plan lujo, mayordomo y eso; recibia visitas alli, les daba jerez, y todos «Jekyll, mi estimado amigo», o «?Que alegria verte, Henry», porque se llamaba Henry. El laboratorio, en cambio, era refugio secreto, y en el nacio Hyde, como cuando una mujer tiene un hijo clandestino.

– Clandestino no se lo que es.

– Pues a escondidas, que no quieres que nadie se entere. Por eso se llama Hyde, que en ingles significa esconder. Y nace porque un dia le entra a Jekyll la tentacion de probar el una de las pocimas que hace, por cosa de la ciencia, para experimentar. Pero lo malo es que se aficiona. Ve cocer y hacer burbujas el liquido en la probeta, mira el humo que despide. Y tiene miedo. Conoce el riesgo. Pero lo bebe. Y al principio, lo tipico, nauseas, mareo, le duelen los huesos, ve doble, un poco como pasa con el primer pitillo, ?sabes?

– No he fumado nunca. Pero sigue.

– Luego se siente ligero, con el alma joven y capaz de hacer cualquier cosa, de probar una vida nueva. Pero se asusta porque de repente nota que ha perdido tamano. No tiene espejo en el laboratorio y atraviesa corriendo el patio, como escondiendose, llega a su dormitorio y se mira. Y dice en la novela: «Fue la primera vez que me vi cara a cara con Edward Hyde.» O sea que le pone nombre nada mas adivinarla a esa deformacion de su ser por donde se asoman diablos ocultos. Y se da cuenta enseguida de que necesita esconder a ese otro que a veces puede nacerle por dentro, alguien a quien ninguno de sus amigos aceptaria. Depende de su voluntad. De momento se puede convertir en el de antes cuando quiere, basta con una contrapocima para que desaparezca mister Hyde. Pero la tentacion de crearlo y asistir a la transformacion se va haciendo mayor con el tiempo, y no puede o no quiere resistir a ella. Va a mas, aumenta la dosis, el tal Hyde toma un aspecto cada vez mas siniestro, tiene garras peludas, y no sabe como quitarselo de encima.

Acaba alquilando un piso en un barrio miserable de Londres para que no se descubra que el es los dos. Y a los criados les dice que dejen entrar a ese individuo cuando venga, porque Hyde lo domina y se apodera de su cuerpo durante etapas cada vez mas largas. Con decirte que asesina a una prostituta y nadie encuentra al autor del crimen, porque Jekyll disimula todo el tiempo. Bueno, pasan muchas mas cosas, por ejemplo, como empiezan a sospechar de el sus amigos y sus criados. Pero lo horrible es que Jekyll y Hyde tienen memoria en comun. Jekyll recuerda, comparte y aborrece las fechorias de Hyde, pero a Hyde del doctor que le ha dado la vida le importa un pito. Y Jekyll es incapaz de retroceder a su trabajo decente, a sus recuerdos de infancia, no puede, ya no es el. Ha perdido el control y esta a merced de su monstruo. Aunque lo odie. Es horrible, ?te das cuenta?

Hubo una pausa y se oyeron pasos por la casa. Isidoro se limpio rapidamente con la manga del jersey unas lagrimas que le corrian por la cara.

– Perdona, Balti -dijo-, hay muchas mas cosas en la novela. Pero basta por hoy. Es muy tarde, estoy hecho polvo, y ademas me parece que acaba de llegar mi hermana. Te tengo que pedir que te vayas.

A Nieves no la vi ni le conte a Isidoro que la habia conocido aquella tarde. Todo estaba muy lejos, como en una orbita distinta. No recuerdo siquiera como me despedi, ni si pedi disculpas. Me escurri hasta la puerta de la mirilla dorada como un malhechor, y cuando me vi fuera de aquella casa, mis puntos cardinales eran otros. Las calles estaban casi vacias y anduve dando muchos rodeos antes de acercarme a mi barrio. Supuse que al llegar a casa me renirian. Pero me daba igual. Tenia miedo de todo lo que me quedaba por entender en la vida, pero sentia tambien un deseo insoportable de abarcarlo todo, de no perderme nada. Me meti por callejas laterales para que nadie se diera cuenta de que iba llorando. Se habia levantado fresco. Me escocia la cara.

El portal de casa no lo habian cerrado. O sea que todavia no eran las diez. ?Que alucine haber visto y escuchado en dos horas y media tantas cosas! Pero no estaba sonando, porque el dueno del bar de abajo me saludo llamandome por mi nombre. Subi despacio entregado a extranas cavilaciones. Cuando ya estaba llegando a mi piso, me di cuenta de que dos hombres venian detras de mi por la escalera. Llevaban gabardina y no los conocia. Se pararon cuando me pare yo y note que aquella presencia a mis espaldas me ponia nervioso. Al meter el llavin en la cerradura me temblaban un poco los dedos. Entonces los mire, aunque no era capaz de decir nada.

Вы читаете Los parentescos
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату