ya hemos senalado, la integracion de la muerte en la vida cotidiana. La muerte no es una abstraccion ni una trascendencia ni una intuicion ni un rito. La muerte es morirse. No hay inmanencia. No la cosa, sino el acto. Solo existe lo que se pone en acto, lo que ocurre. La muerte es un gesto de la vida. La muerte es algo que le ocurre al muerto. Ramon no ha pensado en ningun momento la muerte como abstraccion, y ha acertado. Su vitalismo solo entiende la muerte como algo que hace la vida, como algo que le pasa a la vida. Para el optimismo ramoniano, la muerte esta, pues, dentro de la vida. Asi, es el el optimista definitivo.

27. RAMON Y LAS VIVAS

Ya de muy nino, Ramon tuvo de novia a la hija de una portera. Nos confesara en seguida su pasion por las mujeres, por la mujer, e incluso su pasion concreta por las hijas de las porteras. Siendo adolescente entra en relacion con Carmen de Burgos, escritora mayor que el, mujer de izquierdas, y cabe pensar incluso, por lo que Ramon entreconfiesa, que andando el tiempo tuvo relaciones tambien con la hija de Carmen de Burgos.

Hay un momento de su vida en el torreon de Velazquez en que cuenta que le visitan tres mujeres por semana, en dias alternos, dejando los dias de en medio para que limpie la criada. Los domingos se los dedica a Carmen de Burgos, a la que visita ya vieja, y a la que seguiria visitando incluso, hasta la muerte, despues ya de casado, instalado en Madrid con Luisa Sofovich. Un domingo, Carmen de Burgos le dice que ha estado muy inquieto todo el dia el pajaro que tiene con ella en su habitacion de enferma. En seguida le comuni-carian a Ramon la muerte de Carmen de Burgos.

En otro momento confesional, Ramon nos dice que todas las noches de su vida ha reposado la mano en ese arco que es la cadera de la mujer dormida. Ramon escribe mucho sobre la mujer, pero solo dedica un libro a una mujer concreta: es una biografia de su tia Carolina Coronado, que por cierto vio muy mal los comienzos literarios del sobrino, comienzos que ella alcanzo en plena vejez. Si dedica Ramon un libro entero a la mujer en general, y ese libro es Senos, que ya hemos citado.

Entre las muchas definiciones que ha hecho Ramon de la mujer, como de casi todo, figura esta de un radicalismo esquematico y expresivo: «La mujer es un triangulo hirsuto.» La mujer es literariamente para Ramon lo que ha sido ya para toda la literatura de nuestro siglo: mujer-metafora.

La mujer, en la literatura, lo ha sido todo, como sabemos: diosa y esclava, el Ideal y la musa, la Virgen y la serpiente. Todo, menos un ser humano. El hombre, inevitablemente, ha malentendido a la mujer, a la hora de escribir, porque la relacion hombre/mujer ha estado y estara siempre sugestionada por el tramite sexual. El escritor, que no es sino una exageracion del individuo, una forma exagerada de vivir y de sentir, ha combatido y exaltado a la mujer como toda la humanidad masculina. El psicoanalisis y la sociologia han dejado ya suficientemente claro, hasta dar en el topico, el complejo colectivo e individual del hombre frente a la mujer. Freud dice que la mujer es enigmatica porque tiene los organos sexuales en el interior del cuerpo, invisibles.

La politica y la sociologia han intentado corregir en buena medida los abusos y explotaciones a que se ha sometido a la mujer por via de humillacion o por via de exaltacion, desde la diosa a la esclava. La relacion hombre/mujer esta sin resolver, y de esa irresolucion han hecho explotacion las sociedades de todos los tiempos. En cuanto a la cultura, ha colaborado, por una parte, a la perpetuacion de la mujer-objeto, aunque fuese a veces un objeto divino o sacro. Y, por otra parte, ha reflejado los sentimientos personales del artista, del poeta, frente a la mujer: un complejo compacto de miedo, atraccion, odio, inseguridad, fascinacion, sentido de la propiedad, sentido de la posesion, etc. Todo ello es muy conocido y debatido en nuestro tiempo de grandes luchas feministas. La literatura moderna, superada la mujer sin alma de los griegos, la mujer diosa de Berceo, la mujer maligna de los romanticos, ha entendido a la mujer como metafora, como ser metaforico.

Busto de mujer, en madera, del automuseo ramoniano

Contra esto se levanta Simone de Beauvoir, denunciando que el trato que dan a la mujer los surrealistas-Breton, Eluard y otros grandes cultores de la mujer- es tambien alienante, tanto como el trato cosificador del pasado, porque la mujer no es un objeto poetico, sino un ser humano.

Tiene toda la razon Simone de Beauvoir, pero, en su radicalismo politico y feminista, olvida los factores irracionales que funcionan siempre en la relacion hombre/mujer. No debe repetirse ni perpetuarse la secular explotacion material o psicologica de la mujer, pero es muy dificil -y quiza contraproducente- llegar a una relacion de-hombre-a-hombre entre el hombre y la mujer. Esto supondria la deserotizacion absoluta de la vida. Y por lo tanto la interrupcion de la vida.

Ciertos positivismos de izquierdas han llegado a propugnar una relacion hombre/mujer a nivel de camaraderia y zoologia, libre de connotaciones eroticas o de sugestion personal, cosas siempre irracionales. Esto viene a ser, por el otro extremo, lo mismo que antano se proponia la religion, fundando el matrimonio en la reproduccion y condenando toda forma de seduccion o placer gratuitos, marginales. La pareja como factoria reproductora de la vida puede llegar a ser un ideal de todas las Iglesias de derechas y de izquierdas, pero la relacion hombre/mujer seguira estando regida e iluminada por el erotismo, como en ciertas especies animales, incluso, y el erotismo es sexualidad sobrante, suntuosidad de la vida, exceso y lujo de la naturaleza.

Este alrededor suntuario de lo sexual es lo que ha cantado la literatura de diversas formas en las diversas epocas, y es lo que en nuestro tiempo acuna la mujer-metafora, que nace con el surrealismo y que no es ya la diosa de los orientales, la Virgen de los catolicos, la dama de los caballeros ni la amada ideal de los romanticos.

Se diria que la mujer viene librando una lucha, a traves de las literaturas, por escapar a las distintas alienaciones por sublimacion en que se la viene capturando. Lo ultimo, lo de nuestro tiempo, como decimos, es la mujer-metafora, desprovista ya de connotaciones morales positivas o negativas, porque el arte en general se ha liberado de esas connotaciones.

La mujer ha dejado de ser un ejemplo del bien o un ejemplo del mal -Virgen o serpiente- en la literatura moderna. Ha dejado de ser un simbolo para ser una metafora. Ha sido nuevamente capturada, sublimizada, alienada. La mujer, en toda la poesia moderna posterior a Baudelaire, es ya un ente magico o metaforico, una metafora del mundo y, sobre todo, una metafora de si misma. Liberada de la cristalizacion moral, ahora cae sobre ella la cristalizacion estetica. Y de esta ultima prision le sera mas dificil liberarse, pues que esta mas cerca de la realidad, de lo que toda mujer es para el hombre que la ama o la desea: metafora.

?Metafora del mundo, de la belleza, de la vida? Si, y sobre todo, metafora de si misma. El que desea a una mujer no ve la mujer que ve, sino la que cree ver. El poeta escribe siempre en celo y crea una mujer metaforica que solo de-viene cotidiana despues del orgasmo. Aqui una cita de Jules Laforgue - aquel pequeno Baudelaire- que hemos utilizado mucho: «La mujer, en el fondo, es un ser usual.» Pero quiza nunca llegara la mujer a ser un ser usual para el hombre, y menos para el poeta. Nuestro tiempo participa plenamente del mito de la mujer-metafora, degradada comercialmente en mujer-objeto mediante el erotismo de masas. La mujer puede y debe redimirse en todos los aspectos sociales y economicos, pero en la relacion sexual -de la que nace el arte y la literatura- seguira portando una aureola extrana, como el hombre para la mujer, que no es sino la captacion torpe que tienen aun nuestros sentidos de las descargas magneticas del sexo.

Ramon participa del mito de la mujer-metafora, que nace de los surrealistas, como ya hemos dicho, y que no ha sido sustituido en lo que va de siglo, salvo las degradaciones comerciales o los nuevos naturalismos literarios que explican el erotismo como una anatomia de matadero.

Ramon metaforiza siempre a la mujer, la pone en conexion con el mundo, hace de ella el lugar de todas las transformaciones y todas las relaciones de las cosas. La mujer, en la literatura moderna, es siempre un poco como la famosa novia de Duchamp, «desnudada por sus solteros». La mujer, para Ramon, es metafora de si misma, y no hablemos ya de la irrealidad de sus mujeres de novela. Pero hay otra via

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