uno o varios escritores. Cosa parecida ocurre en Francia, aunque por otras razones. Despues de la motivacion economica esta la motivacion puramente literaria: en un pais que no lee libros, hay que escribir en los periodicos si uno quiere que le lean.

Es ya topico el ejemplo del 98, cuyos miembros hicieron buena parte de sus libros en el periodico, como luego Ortega. De la necesidad se hace virtud y resulta que los libros asi hechos -D'Ors es otro caso egregio- no resultan frag-mentarios, sino raramente unitarios y mas vivos que el grueso tomo escrito fuera del tiempo y del espacio, en un despacho de escritor. No es que sea la norma, pero escribir en los periodicos no es absolutamente malo para el escritor. Dicen que el periodico quema, pero yo creo que solo quema al que es excesivamente combustible, al que de todos modos se iba a quemar. Aparte de que en algo hay que quemarse.

Lo que pasa es que Ramon, al que hemos definido como literato puro al principio de este libro, es muy poco periodista, en el sentido estrecho de la palabra. A Ramon no le interesa mucho la actualidad como tal, pues hemos senalado repetidamente en estas paginas que es hombre que ha roto con las instituciones. Ni siquiera ha roto: las ha ignorado por principio y desde el principio.

?Como puede hacer periodismo un hombre que se obstina en ignorar las fuentes de la noticia, o sea la politica, las finanzas, la guerra? Porque Ramon toca los temas mas actuales -la moda, la vida, los sucesos, la calle-, pero los intemporaliza, los congela de belleza, como congela el drama novelesco o el drama personal, segun hemos visto.

Pero precisamente por ahi accedemos a la raiz del periodismo ramoniano, que tuvo mucho exito en su tiempo: Ramon conecta, no con el tiempo urgente de la noticia, sino con el tiempo intemporal que a todos afecta y que todos entendemos. Traslada inmediatamente el caso del dia a la perennidad conmovedora del vivir. Es, de otro modo, el lema dorsiano de elevar la anecdota a categoria, coartada filosofica de D'Ors para hacer filosofia en los periodicos. Ramon eleva la anecdota a estetica.

Algunos lerdos y redactores-jefes han dicho siempre que eso no era periodismo, que habia que huir de la literatura en el periodismo, que no resultaba funcional. Pero la practica demuestra, desde los tiempos de Larra hasta los actuales, pasando por el 98, Ortega, Ramon, etc., que el escritor es mucho mas leido en el periodico que el periodista, siempre que sea escritor de periodicos y no una incrustacion plomiza y enteriza, que las hay, y en abundancia. Larra y el 98 hacen periodismo critico o ideologico, naturalmente. La literatura en estado puro entra en el periodismo espanol con Ramon, y el exito es tal que tendra muchos e importantes continuadores, antes y despues de la guerra, siendo Cesar Gonzalez-Ruano el mas cualificado de todos ellos, algo asi como el delfin del ramonismo.

Es menospreciar al lector suponer que solo busca en el periodico crimenes y consejos de ministros. El lector de la calle es el que primero detecta y valora en el periodico la calidad literaria. El lector espanol, apresurado, hombre que vive en la calle y lee pocos libros, consume muy bien esa literatura en pequenas dosis que le da el articulo. Ramon tuvo la valentia y la originalidad de hacer solo literatura en los periodicos y precisamente por eso -la valentia y la originalidad siempre se recompensan-, llego a gozar de una notoria popularidad como periodista.

No hace falta hablar ahora de algo mostrenco: la literatura en el periodico si que es funcional porque educa la sensibilidad del lector. Y porque dignifica la hoja impresa. Ha habido epocas -como nuestros cuarenta anos de dictadura- en que se ha recurrido al periodismo literario para animar los periodicos, exangues de vida politica, hipertrofiados de propaganda ideologica o pseudoideologica. Pero, aparte estas contingencias historicas, el periodismo literario ha tenido siempre muchos lectores, y solo un raro rencor de ciertos redactores-jefes explica la exclusion sistematica de esta clase de periodismo, que ahora vuelve en el mundo entero, despues de la asepsia y el impersonalismo del periodismo yanqui.

Incluso en los Estados Unidos, mediada la decada de los sesenta, Tom Wolfe y otros innovadores inauguran el nuevo periodismo norteamericano, que es personalista, subjetivo, literario, experimental incluso, y que rompe para siempre con los letargicos dossiers y reportajes-informe, inalterables y sin firma, de la gran prensa americana.

Naturalmente, el periodismo madrileno de los anos veinte era mucho mas pintoresco que el actual y admitia bien toda clase de colaboradores, incluso a Ramon con sus poemas en prosa y sus greguerias. Lo que hace Ramon, mas que periodismo, es literatura de la calle.

Su hallazgo y valoracion de la vida cotidiana tienen buena acogida en el periodico, porque a la gente le gusta verse retratada y trascendida, iluminada por luces que ellos nunca hubieran sabido encender.

Ramon, en su periodismo, juega a encontrar lo insolito en lo cotidiano y la cotidianidad de lo insolito, no solo elevando la anecdota, cosa que el lector de periodicos entiende mejor y agradece mas. El ya citado reportaje de la visita nocturna de Ramon al Museo del Prado, a la luz de un farol, es buena prueba del periodismo vivo y estetizante que nuestro escritor hizo siempre. Una experiencia periodistica, esta del Museo, que no habrian despreciado los pioneros y maestros del nuevo periodismo americano de ahora mismo.

Ramon, cuyos libros nunca se vendieron mucho, llega a mayor popularidad gracias al periodico y tambien a la radio, aparte su actividad literaria personal, lo que hemos definido como payasismo. Se ha dicho que Ortega educo a varias generaciones de espanoles. Ramon tambien educa la sensibilidad estetica de varias generaciones con sus greguerias y sus articulos. Ensena a mirar y ver la realidad de otra forma.

Si encuentra que en la seccion de anuncios del periodico se venden y compran muchos pianos verticales, eso le sirve para hacer un delicioso articulo sobre la clase media filarmonica, tema que viene a dar en el tan querido por el de lo cursi. Hace costumbrismo, si, pero un costumbrismo lirico, trascendido siempre por el lenguaje y el sentido literario, que nada tiene que ver con los costumbristas.

Perseguidor como es de la vida cotidiana en sus mil matices reveladores, el periodico, con su conglomerado de anuncios, pequenas noticias y variados sucesos se le ofrece como una ventana desde la que observar y glosar la calle, los eventos consuetudinarios que acontecen en la rua.

Ramon no hace sino exacerbar en el periodismo su sensibilidad particular para obtener el tiempo en estado puro, tal y como se encuentra en la vida cotidiana. (El tiempo en estado puro era lo unico que queria encontrar Proust.) Ramon colabora en El Sol y en otros periodicos y revistas de la epoca, protegido por Ortega y por Urgoiti. Nunca dejo de escribir en la prensa espanola y americana. El Arriba madrileno publicaba dominicalmente sus greguerias ilustradas con fotos insolitas y surrealistas, hasta que un director excesivamente falangista le escribio a Buenos Aires que mas greguerias no. Ramon le contesto: «Greguerias hasta la muerte.» Y siguio publicandolas en ABC, tambien dominicalmente, bien ilustradas con dibujos. Hasta la muerte, efectivamente.

32. LA AVENTURA AMERICANA

Hemos visto en el capitulo anterior lo que Ramon aporta al periodismo: literatura. Pudieramos considerar, a la inversa, lo que la literatura de Ramon tiene de periodistica. Y es, ya lo hemos dicho en otro capitulo, lo que Ramon tiene de cronista. Cronista del tiempo y cronista de su tiempo.

Cronista del tiempo, como Proust, como Azorin en Espana, porque el tiempo es lo unico que realmente le importa y emociona, como a todo lirico. La emocion que no sea afectiva, dramatica, visceral, es emocion del tiempo. La pura emocion poetica y la poesia pura puede que no sean sino la emocion del tiempo. Y cronista de su tiempo, Ramon, porque, como ya hemos visto, esta atento a todo lo que pasa en su epoca, desde los ismos hasta las modas femeninas, desde los sucesos hasta la calle, y, por supuesto, la fisonomia per-sonal e intrapersonal de casi todos sus contemporaneos, que le lleva, en ultimo extremo, a una especie de industrializacion de la biografia y el retrato literario.

Pero cronista de su tiempo, sobre todo -escritor de epoca le hemos llamado-, porque acierta a darnos el sabor y el perfume de unos anos, la luz de unos dias, sin demasiadas referencias a lo anecdotico periodistico, sino mediante una sutil combinacion temporalidad/intemporalidad que quiza sea la clave

Вы читаете Ramon Y Las Vanguardias
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату