Hay que suponer que la escritura es, para el que escribe tanto, una afirmacion continua de la personalidad, no ante los demas, sino ante si mismo, porque a medida que a uno se le van ocurriendo cosas, uno va tomando conciencia de su importancia, de su existencia, de su personalidad.

Ramon, siempre asediado (nunca abrumado) por la cantidad

Mas que el «pienso, luego existo», esta el «invento, luego existo». Quiero decir que no hay dato mas inmediato y evidente de la conciencia que la sorpresa que uno se da a si mismo cuando se le ocurre una cosa, una idea, una imagen. Es el encuentro espontaneo y puro con uno mismo. Eso si que nos da la idea de estar vivos.

El hallazgo, la inspiracion, como se decia antes, es una corroboracion de nosotros mismos, antes que nada. Se ve que el escritor escribe y el pintor pinta buscando lo insospechado. El oficio no es mas que el largo rodeo hacia la sor-presa. Lo que se busca es la sorpresa, no por el afan banal de sorprender a los demas -que eso existe, pero no nos interesa por obvio-, sino por el afan de sorprenderse uno a si mismo, ya que la sorpresa le corrobora como vivo. Dice Huizinga que el juego es ante todo una actividad libre. Ramon escribe porque juega y jugando se siente libre. Pero interior al deseo de libertad esta el deseo de identidad. Y la identidad -esa cosa siempre en el aire, siempre discutible-, solo nos la da el hallazgo, la autosorpresa.

El creador no es el, sino su oficio; el pensador no es el, sino toda la humanidad que ha pensado antes que el, hasta que a uno y a otro se les ocurre una cosa, les sorprende una idea con la que no contaban, algo que ni siquiera les parece suyo. La literatura es, en este sentido, una identificacion, una autoidentificacion. Yo soy yo y lo que se me ocurre. Si no se me ocurre nada, esta en duda que sea yo.

Decia Marcuse que el hombre unidimensional se reconoce en sus objetos. El hombre completo se reconoceria en su trabajo, y por supuesto el hombre creador se reconoce en sus hallazgos. Es decir, se reconoce alli donde no se reconoce. Las ideas que no sabe de donde le han venido son las mas gratificantes, porque son como mensajes de un yo ignorado y libre.

El que solo tiene inteligencia, constancia, cultura, ha de hacer un trabajo en el que nunca aflora la sorpresa, y se reconoce en su trabajo, pero es un reconocimiento de segundo orden, gris, resignado y a medias. Es el trabajo que hace el yo consciente de acuerdo consigo mismo. El inconsciente no aporta nada. La gran locura, la gran hermosura surrealista fue el remitir al hombre a su inconsciente continuo, segun la idea de Freud (Freud nunca tomo muy en serio a Breton y los surrealistas). Pero el inconsciente, con ser lo mas puro, o precisamente por eso, no puede estar siempre de guardia.

El exceso surrealista, como el exceso del psicoanalisis, es pretender que el subconsciente este ahi siempre, presente en todo lo que hacemos. Cultivan y persiguen de tal manera al gran desconocido que llegan a hacerle habitual, o sea a matarle. Breton mediante la escritura automatica y Ramon mediante la escritura constante (y en este sentido si que tambien automatica), pretenden que el gran desconocido, el inconsciente, de sus frutos luminosos e irracionales a toda hora.

He ahi la clave de la laboriosidad de Ramon, a mi modo de ver. Alguien ha escrito, malentendiendo a Ramon, que hay que leerle durante paginas y paginas insoportables hasta dar con un hallazgo unico. No. En Ramon funciona siempre el oficio, el dialecto fructuoso de su estilo, y no es que no se le ocurra nada, sino que esta esperando a que se le ocurra, y solo se espera escribiendo, en el mismo sentido que dijo el otro aquello de que la inspiracion ha de cogernos trabajando.

Ramon dice un dia que cuando trazo la primera circunferencia escolar en el encerado comprendio que habia encerrado su destino. Ya hemos hablado de su sentido de la circunferencia. La escritura es en el y para el una circunfe-rencia a la que le da vueltas y vueltas.

Y en ese trabajo de Sisifo, de pronto resulta que no era inutil ir y venir con la piedra. De pronto irrumpe el subconsciente y ayuda, ilumina con una idea o una imagen que nunca habria conseguido el trabajo. Rimbaud, naturalmente, lo llamo iluminaciones.

Aparte la identificacion profunda que se consigue cuando uno ha suscitado su subconsciente y le ha hecho irrumpir con una imagen que jamas habria dado el consciente, Ramon escribe y escribe porque, como acabamos de decir con palabras de Huizinga, el juego es una actividad libre, quiza la unica, y para Ramon escribir es jugar, y jugar es sentirse libre. Realiza asi su libertad, que presiente amenazada por la vida, por los otros, por la civilizacion, por el rito.

Hay que tener en cuenta su necesidad biografica de escribir para comer, pero solo decide ganarse la vida escribiendo el que ademas, con eso, se gana otra cosa: se gana a si mismo. Ramon, que evoluciona dificilmente del anarquismo vital o literario de juventud hacia un conservadurismo de ex vanguardista viejo y arruinado, Ramon, que es siempre de una indigencia absoluta a la hora de teorizar todo esto, esta, quiza sin saberlo, realizando su libertad indeclinable cuando juega, cuando escribe, o sea constantemente. No creo que le costase escribir. Solo escribe tanto el que escribe facil. Facilidad y fecundidad hacen de su escritura una fornicacion gozosa y constante con el universo. Copula con las cosas y estas le dan otras cosas y le dan, sobre todo, el fruto lucido de las cosas, que es la imagen (y no el simbolo, como se ha pretendido durante siglos).

Azorin, al que en cierto modo hemos emparentado aqui con Ramon, se hace un dia esta pregunta cursi e ingenua: «?Tienen alma las cosas?» Ramon, mucho mas puro, humorista y primitivo, ha decidido ya de entrada que las cosas tienen alma, anima -hablaremos ahora de su animismo-, y esta decision, este tratar a las cosas como si estuvieran vivas, sabiendo que no lo estan, es toda la clave de su humorismo y su lirismo, porque Ramon no mantiene con las cosas el comercio fetichista de Azorin, sino el comercio ironico del payaso (payaso esencial Ramon) con su silla, cuando finge ante los ninos del circo que la silla esta viva y se mueve y le hace jugarretas. Y solo porque el finge que la silla esta viva, la silla lo esta. Este numero del payaso es toda la literatura de Ramon, su prodigioso comercio con el universo de las cosas, lo que le hace caer y recaer en la cantidad, en el mucho escribir, porque las cosas le sonrien como dijo el poeta frances que «los liquidos sonrien a los ninos».

34. ANIMISMO Y GREGUERIA

He ahi la profunda docencia del payaso, el hombre que hace ver a los ninos que las sillas estan vivas y no lo estan, que con lo que el tropieza no es con su silla, sino con su propia imaginacion. Como el hombre durante toda la vida.

Segun la psiquiatria infantil, el nino, hasta los cinco anos, funciona mediante el pensamiento magico. Para el, la piedra se cae porque esta cansada y la pelota se esconde por propia voluntad debajo del armario. El nino es animista. El nino ve las cosas como animadas, dotadas de anima y de animo. En el circo, el nino aprende quiza que no, que las sillas no dan patadas a los payasos, sino que es el payaso -el hombre- el que se enreda siempre en su propia fantasia.

Es posible que los ninos salgan del circo sin saber ya nunca si las sillas se mueven o no. Es una duda que la humanidad no ha resuelto. A las sillas, al mundo, los mueve nuestra fantasia. ?No es el tiempo una fantasia de la humanidad? Pero a ver con que fantasias se explica la fantasia. Ramon Gomez de la Serna funciona, como los ninos y como los primitivos, mediante el pensamiento magico y el animismo. Ha decidido de entrada, como tenemos dicho, que las sillas se mueven, que todas las cosas viven por si solas, por si mismas.

La gregueria es un animismo; confiere anima a las cosas. Ramon entre las cosas del Rastro

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