ultima de todo su estilo.
El periodismo, en fin, es lo que permite a Ramon consolidar su aventura americana. Ramon va a America en 1931, por primera vez, y ya en este viaje, que hace como conferenciante, conoce a Luisa Sofovich, judia, que sera su mujer y sobre la que tanto escribio. Ramon se aficiona a la Argentina y a otros paises americanos, como Chile. En 1936, estando sentado en un cafe de la madrilena calle de Alcala, ve pasar a un viejo bohemio literario y frustrado, que se ha cruzado de cartucheras y escopetas, y entonces comprende que hay que irse y vuelve a America.
Ramon, carente del instinto politico hasta extremos alarmantes, solo visualiza la inminencia de la guerra cuando ve al viejo bohemio armado y amenazador. Necesita una imagen, como siempre, para hacerse una idea de las ideas, y la imagen se la da aquel energumeno. (Sobraron muchos por Madrid, falseando y perjudicando la imagen de la Republica.) Ramon vuelve a Buenos Aires con su mujer y ya se quedaria alli hasta la muerte, salvo una visita fugaz a Madrid, en los anos cuarenta, en la que le rinde homenaje la intelectualidad franquista. (Que dificil que un apolitico no acabe en poder de la derecha.)
Dibujo de Rivero Gil para la primera edicion (1932) de Policefalo y senora
En Buenos Aires le visita su viejo amigo Pitigrilli, companero de la aventura vanguardista y humoristica de los felices veinte en Europa. Alli se le ve por las esquinas de la ciudad, diciendo a los que se encuentra y le preguntan que hace:
– Aqui, esperando mi cancer.
El cancer le llegaria en 1963. Escribe un ensayo sobre el tango, un libro de articulos que se titula
Un escritor genial, uno de los primeros del siglo en lengua castellana, se gana la vida humildemente, trabajosamente, haciendo solapas de libros, ya muy entrado en la edad y en la gloria, pero en lugar de dramatizar con esto, escribe una prosa entranable y emocionante sobre la humildad de su menester. Aqui si que asoma el dandismo, por debajo del payasismo.
En su piso de Buenos Aires, como en los de Madrid, tiene Ramon lo que el llama su estampario, que es una coleccion impresionante de fotos, grabados, postales e imagenes recortados de todas partes, y con los cuales gustaba de empapelar sus casas, incluidos el techo y las puertas. Sobre el estampario - cuyos restos yo he visitado en el olvidado Museo de Ramon que hay en la Plaza Mayor de Madrid, en las oficinas municipales-, tambien escribe Ramon paginas admirables, de las que deducimos una vez mas que el mundo, para el, tiene que entrar por los ojos, que solo entiende las ideas mediante imagenes y que es un primitivo y, por lo tanto, como los primitivos y los ninos, un animista.
Sobre el animismo de Ramon escribiremos algo a proposito de las greguerias, mas adelante.
Si la aventura europea fue para Ramon ocasion de gloria, apogeo de las vanguardias y ensanchamiento de su optica de escritor, la aventura americana complementa eso en su primera etapa, y se convierte luego en confinamiento, a raiz de la guerra espanola, cuando Ramon es ya un exiliado voluntario.
He escrito alguna vez que el exilio seca al escritor, o lo paraliza o lo transforma. Hay escritores que, trasplantados de su origen, no vuelven a escribir. Hay escritores que se adaptan, se transforman y se convierten en un hibrido mas o menos afortunado. Y hay, finalmente, escritores que se paran en la hora de su exilio, se convierten en la mujer de Lot, se repiten a si mismos interminablemente, por cuanto la lengua es una cosa viva y ellos han de escribir en la lengua ya muerta que es la de su partida.
Esto ultimo cuenta igualmente para el que emigra a un pais de su misma lengua, como es el caso de Ramon, porque el castellano que se habla en Argentina, y concretamente el porteno, poco tiene que ver con el castellano de Madrid.
Ramon es el escritor que no se seca ni se transforma, que sigue escribiendo como habia escrito siempre (con leves influencias del porteno), y esta detencion de su estilo tambien contribuye al sabor de epoca que hoy encontramos en el como arcaismo. Ramon, en una Espana cotidiana y continuada, habria hecho evolucionar su castellano y su estilo, aunque lo suyo es casi un dialecto, como ya hemos dicho de todo estilo literario muy peculiar.
De modo que la aventura americana deja de ser aventura, se convierte en la situacion estable de su vida, y Ramon, sin otra salida que ser fiel a si mismo, escribe y escribe, unas veces inspirado en la nostalgia espanola -un libro suyo se ha titulado
Hace su gran
La aventura americana, en fin, ya sabemos como termina. Termina con la muerte. Ramon, en Buenos Aires, se mueve dentro de tres circulos concentricos. El mas amplio es la propia ciudad de Buenos Aires, sobre la que escribe cosas muy certeras, siempre segun la formula -que ya hemos estudiado- de reducir lo uno a lo otro, de entender Buenos Aires como un Madrid y Madrid como una Segovia, para encontrar lo esencial aldeano de cada ciudad. Hay un circulo mas reducido, que es el de la nostalgia espanola, desde la cual escribe memorias, novelas, articulos. Y, finalmente, el circulo puramente intimista, el que va manuscribiendo entre la ironia de vivir y la tragedia de morir, en un Diario que se publicaria como postumo -y muy mutilado-, para el cual utiliza un libro mayor de contabilidad comercial.
33. RAMON Y LA CANTIDAD
A esta altura del libro, cuando va quedando claro algo que ya se sabia, o sea la fecundidad ramoniana, pienso que el lector mas distante al ramonismo, incluso, tiene ya una idea aproximada del perimetro creador de Ramon, de la vastedad y diversidad (diversidad aparente) de su obra. De modo que seria el momento de reflexionar sobre Ramon y la cantidad.
Porque Ramon, aparte de un fenomeno cualitativo, es un fenomeno cuantitativo, y ya sabemos que el salto de uno a lo otro se da en cualquier momento, tanto en la ciencia como en la creacion o el arte. Ramon, que titulo un libro suyo