ciudad.
– ?Cafe? ?Te? -pregunto.
– Cafe -dijo Aiden-. Gracias.
– ?Leche? ?Azucar?
– No -dijo Aiden.
– Agua -dijo Mac.
– Le he dado a Ann un par de dias libres -dijo cuando los dos agentes se sentaron-. Realmente esta muy alterada por el asesinato. Traere el cafe. Acabo de prepararlo. Sinceramente, creo que le da miedo venir aqui hasta que no atrapen al asesino. Ann es un tesoro. Me doleria perderla.
Louisa Cormier salio de la habitacion.
– ?Hay algo sobre el asesinato de Alberta Spanio? -pregunto Aiden.
– Siempre hay algo -respondio el mirando por la ventana.
Monet habia pintado Londres brillante y resplandeciente entre la niebla, humeda por la lluvia, penso. ?Habria pintado alguna vez Nueva York? ?Habria visto Monet lo que el estaba viendo a traves de esa ventana?
Antes de que Louisa Cormier regresase, Aiden le dijo a Mac que habia vuelto a escudrinar el apartamento de Lutnikov.
– No hay senal de que hubiese escrito nada de ficcion -dijo-. Ni manuscritos, ni paginas en cajones, solo lo de la cinta.
Mac asintio, su mente estaba solo en parte atenta a lo que le decia su companera, otra parte de si vagaba sobre los tejados de los edificios de la ciudad.
Louisa Cormier regreso con el cafe y un vaso de agua con cubitos de hielo. No trajo nada para ella misma. Cuando se sento, se paso la mano por el cabello.
– Una noche larga -dijo-. Tengo que cumplir la fecha de entrega con una novela de Pat Fantome. Si leen alguno de mis libros, veran que no tengo nada que ver con Pat excepto mi escritura. Dejo a Pat en el despacho en cuanto me levanto del escritorio y me convierto en Louisa Cormier para ir a todas partes, a menos que este firmando libros o dando una conferencia. Le estoy agradecida a Pat, pero resulta dificil vivir con ella. Por otra parte… -Dejo la frase a medias e hizo un gesto con la mano.
Aiden le dio un sorbo al cafe. Estaba caliente, sabia bien, con un toque exotico. Mac bebio agua con los ojos fijos en los cubitos.
– Oh, no -dijo Louisa Cormier con una risotada-. No soy una ilusion. Realmente, Pat Fantome no existe. Es un modo de pensar que adopto cuando escribo. Hay unas cuantas similitudes entre Pat y yo, pero hay muchas mas diferencias. Pero no han venido aqui para oirme hablar de Pat, o de mi misma. Tienen que hacerme preguntas sobre el senor Lutnikov.
Mac dejo finalmente el vaso en la mesa.
– ?Tiene una pistola? -pregunto.
Louisa Cormier parecio sorprendida y se llevo la mano derecha al cuello para tocar la cadena de oro.
– Ah… si. Una Walter. Esta en el escritorio de mi despacho. ?Quiere verla?
– Por favor -dijo Mac.
– ?Sospechan que yo mate al senor Lutnikov? -pregunto anonadada.
– Estamos controlando a todos los que usan el ascensor -aclaro Aiden.
– ?Que mas podria pedir una escritora de misterio que un caso llamase a su puerta? -dijo la mujer-. Lo usare.
Louisa Cormier, ahora claramente interesada, corrio hacia la puerta cerrada de su despacho.
Sono el telefono movil de Mac. Respondio.
– Si. -Escucho antes de decir-: Estare ahi en cuanto pueda. Media hora.
Colgo al tiempo que Louisa Cormier salia del despacho con la pistola agarrada por el canon. La fascinacion resultaba evidente en la mirada de Louisa Cormier. Tras examinar el arma, Aiden dijo:
– Es una Walther P22 con un canon de quince milimetros. No ha sido disparada recientemente.
– No creo que nunca haya sido utilizada -dijo Louisa-. La tengo en el cajon para satisfacer a mi agente, quien me da la impresion de que me quiere mucho, pero quiere todavia mas su quince por ciento.
– Un par de preguntas -dijo Mac mientras Aiden le devolvia la pistola a Louisa Cormier despues de examinar detenidamente el cargador, que estaba lleno. Louisa la dejo sobre la mesa y se sento inclinada hacia delante, con las manos sobre el regazo.
– ?Estuvo alguna vez en el apartamento de Charles Lutnikov? -pregunto Mac.
– No -dijo Louisa-. Dejeme pensar. No, creo que no.
– ?Estuvo el alguna vez en este apartamento? -pregunto Mac.
– Alguna vez. De hecho, siempre que sale uno de mis libros, viene, o deberia decir venia, mas bien con aire avergonzado, a pedirme un autografo.
– La agente Burn encontro sus libros en el apartamento del senor Lutnikov -dijo Mac-. No los habia leido.
– Eso no me sorprende. Era un coleccionista. Primeras ediciones firmadas y sin leer. Compraba otro ejemplar para leerlo.
– No encontramos otros ejemplares de sus libros en su apartamento -anadio Aiden.
– Se los regalaba a otros inquilinos despues de leerlos. Despues de todo, tenia las primeras ediciones inmaculadas. Dios mio. Eso es autentica fascinacion.
– ?El senor Lutnikov le enseno alguna vez lo que escribia? -pregunto Mac.
– ?Escribia? Creia que redactaba catalogos. ?Por que iba a ensenarme el algo asi?
– ?Nada de ficcion? -pregunto Aiden-. ?Cuentos? ?Poesias?
– No. Y a decir verdad, si lo hubiese intentado le habria dicho amablemente que estaba demasiado ocupada para leer su trabajo, y que apenas leia ficcion, ni siquiera lo que escribian mis mejores amigos. Si hubiese insistido, como hacen algunos, le habria dicho que mi agente y editor me habian dicho que nunca leyese ningun manuscrito no publicado porque podrian acusarme posteriormente de plagio. Les sorprenderia cuantos frivolos abogados quieren acusarme de algo, por eso contribuyo de manera significativa en el
– ?Ahora esta trabajando en un libro? -pregunto Mac.
– Deberia haberlo acabado hace una semana aproximadamente.
– ?Trabaja con ordenador? -pregunto Mac.
– Conozco algunos escritores, como Dutch Leonard o Loren Estleman, que siguen escribiendo a maquina, pero yo no los entiendo -dijo Louisa.
– ?Que clase de papel utiliza? -pregunto Aiden.
– ?En mi impresora?
– Si -dijo Aiden.
– No lo se. Alguno bueno. Ann lo compra en una tienda de la Calle 44.
– ?Podria darnos una hoja de papel? -pregunto Mac.
– ?Una hoja de papel de mi ordenador?… Si, claro. ?Eso es todo?
– Si -dijo Mac-. Por ahora hemos acabado.
Se puso en pie y tambien las dos mujeres. Louisa Cormier, con la pistola en la mano derecha, fue de nuevo a su despacho y volvio con varias hojas de papel que le entrego a Mac. Ya no traia consigo la pistola.
– Tienen que saber que a mi editor no le entrego una copia en papel de mis libros. No lo hago desde hace muchos anos. Envio el manuscrito acabado por correo electronico a la editorial y alli lo imprimen y le envian una copia al editor.
– ?Asi pues, tiene guardada en su ordenador una copia de todos sus manuscritos? -pregunto Mac.
Louisa Cormier le miro interrogativamente.
– Si, en el disco duro. Tambien guardo una copia de seguridad en disquete en la caja fuerte.
– Gracias -dijo Mac-. Una ultima pregunta, o dos. ?Tiene otra arma?
Louisa Cormier le miro un tanto divertida.
– No.
– ?Ha disparado un arma alguna vez?
– Si, como parte de mis investigaciones. Mi personaje, Pat Fantome, es una ex agente de policia con muy buena punteria. Crei que me ayudaria saber que se siente al disparar un arma. Voy a Drietch’s Range en la Calle