restaurante a toda prisa. La chica le devolvio el abrigo a Flack. Se miraron a los ojos. Podria haber habido algo, pero el no quiso prestarle atencion, no en ese momento, no ahi, no con Collier tumbado en el suelo.

Cuando la chica regreso al restaurante, Flack se volvio y vio como Mac Taylor se aproximaba por el callejon, caminando despacio, con las manos metidas en los bolsillos del abrigo.

Mac se detuvo junto a Danny, miro el cuerpo y a Stella acuclillada junto a el. Mac tenia los labios cerrados y apretados, entrecerro los ojos y contemplo el callejon.

– Tiene el cuello roto -dijo Stella.

Volvio el cuerpo hacia un lado. El lugar donde estaba era muy estrecho y el cadaver era ancho de hombros. Ella podria haber pedido ayuda, pero no quiso contaminar el lugar mas de lo que ya lo estaba.

– El callejon esta lleno de huellas de pisadas sobre la nieve -dijo Danny-. Al menos seis personas diferentes. Tengo todas las huellas.

Danny habia utilizado en primer lugar un aerosol de cera para fijar los detalles de las huellas y evitar que se derritiesen. Despues habia seleccionado todas las huellas, usando para ello una bolsa con polvos mezclados con agua. Se habia arrodillado y vertido la mezcla directamente en la huella, y anadido una pizca de sal para detener la fijacion del yeso.

– ?Alguna de un numero particularmente grande? -pregunto Mac.

– Un par -dijo Danny-. Una muy clara, ahi.

Danny sabia por que Mac le habia hecho esa pregunta. Collier media mas de un metro ochenta y pesaba mas de ochenta kilos. Tambien estaba en buena forma. Hawkes lo pesaria para saber las medidas exactas.

Quienquiera que hubiese matado al detective Collier tenia que ser mas fuerte y al menos tan grande como el, si se trataba de un unico asesino. De nuevo, Hawkes seria capaz de decir algo mas en ese sentido.

Danny senalo hacia el trio de huellas que conducian hacia el contenedor y dos mas, aproximadamente del mismo tamano, que se alejaban. Estas ultimas no eran tan profundas como las primeras. Quien habia dejado alli el cadaver cargaba con el peso del cuerpo de Collier sobre sus hombros.

– Haz un molde de las huellas que se alejan -dijo Mac-. Mide la densidad de la nieve. Encontraremos una formula para asegurarnos de que acarreaba con el cuerpo de Collier. Mira en su billetera. Comprueba si dice algo de su peso.

Danny asintio. No habia duda de que las huellas pertenecian al que habia acarreado con el cuerpo de Collier, pero debian servir como prueba en un juzgado y Mac queria que todo estuviera confirmado.

Flack se unio a Danny y a Mac y observo trabajar a Stella.

Nadie tuvo que formular la pregunta. De algun modo, los cuatro miembros de la unidad CSI sabian que el asesinato del detective estaba relacionado con el asesinato de Alberta Spanio, la mujer a la que habia estado protegiendo hacia unas horas.

Stella se puso en pie y se quito los guantes.

Mac pudo ver los puntos del contenedor que habian sido espolvoreados en busca de huellas dactilares. Habia un monton, pero eso no significaba que alguna de ellas perteneciese a la persona que habia dejado alli el cuerpo de Collier.

– No lo mataron aqui -dijo Stella.

Mac asintio.

– No hay huellas de pisadas en la nieve tras el cuerpo -dijo ella-. Si lo hubiesen matado aqui, tendrian que haberle dado la vuelta. Y no hay senal de algo asi.

– Ni signos de lucha -dijo Mac.

– Tampoco.

– Tenemos huellas de pisadas -dijo Danny.

Fue Stella quien asintio entonces. Ya no tenia nada mas que hacer alli. El resto del trabajo lo realizarian en el laboratorio.

Cada uno de ellos tenia una teoria, la cual estaban dispuestos a modificar con la siguiente prueba.

El primer pensamiento de Black fue que Collier habia encontrado una pista sobre el asesinato de Alberta Spanio, la habia seguido y el asesino le habia pillado por sorpresa.

Danny creia que Collier habia visto o recordado algo acerca del asesinato y se lo habia dicho a la persona equivocada, o bien el asesino habia supuesto que Collier sabia algo que podia desvelar su identidad.

Stella opinaba que Collier podia haberse visto involucrado en el asesinato de Alberta Spanio y que lo habian matado para proteger al asesino o asesinos.

– Ed Taxx -dijo Mac-. Buscadle. Puede estar en la lista del asesino. Si Collier sabia o vio algo que hizo que le matasen, es posible que Taxx sepa lo mismo.

Flack asintio.

– Y tenemos que encontrar a Stevie Guista -anadio Mac echandole un vistazo al cadaver y asintiendo en direccion a los enfermeros que acababan de llegar.

Mac le echo un vistazo a su reloj.

– ?Alguien tiene hambre? -pregunto.

– Si -dijo Danny frotandose las manos y golpeando el suelo con los pies, pues estaban empezando a entumecersele.

– Yo paso -dijo Stella.

Don nego con la cabeza y observo a los enfermeros desplazar el contenedor de basura y meter al muerto en una bolsa negra.

El cuarteto no se movio. Observaron en silencio hasta que se llevaron el cadaver. Mac se fijo en tres galletitas chinas de la suerte que habia sobre la nieve, justo donde habia estado el contenedor. Se agacho y las recogio.

Mac y su esposa habian estado en el Ming Lo’s en una ocasion. Aquella noche comieron galletitas de la suerte. No recordaba que mensaje le habia salido.

Tras unos cuantos segundos, tiro las galletitas sin abrir en el contenedor y se volvio hacia los otros.

– ?Unos entremeses?

Big Stevie llamo a la puerta y espero hasta que Lilly pregunto:

– ?Quien es?

– Soy yo, Stevie.

Cuando ella abrio la puerta, el le tendio la bolsa de Zabar’s. Pesaba demasiado y acabo apoyandola en el suelo.

– Es mi cumpleanos -dijo-. ?Que te pareceria celebrar una fiesta de cumpleanos?

Entro en el apartamento y cerro la puerta.

– Ya sabia que era tu cumpleanos -dijo ella mientras se encaminaba hacia la pequena cocina y empezaba a sacar las cosas de la bolsa, deteniendose a comprobar el tacto y el olor de lo que habia traido-. Te he hecho un regalo.

A Stevie le pillo desprevenido, le emociono. Debio de notarsele en la cara.

– No es gran cosa. Te lo dare despues de comer.

El se quito el abrigo y tambien los zapatos, dejo el abrigo en la silla cercana a la puerta y los zapatos sobre la esterilla junto a la silla.

– ?Y por que no antes de comer? -dijo intentando recordar la ultima vez que le habian hecho un regalo de cumpleanos. Cuando era un muchacho; porque el nunca habia sido un nino «pequeno».

– De acuerdo -respondio Lilly sacando el ultimo paquete de la bolsa.

Fue al dormitorio de la izquierda, entro y volvio a salir segundos despues con un pequeno paquete muy bien envuelto con papel rojo y cinta rosa. Deposito el pequeno paquete sobre su enorme manaza.

– Abrelo.

Asi lo hizo, con extremo cuidado para no romper ni la cinta ni el papel. Era un animal pequenito, tamano bolsillo. Lilly lo habia hecho con arcilla o algo parecido y lo habia pintado de blanco.

– Es un perro. Habia pensado hacer un caballo, pero era demasiado dificil. ?Te gusta?

– Si -dijo dejando el perro sobre la mesa.

Se tambaleo pero no llego a caer.

– ?Puedo ponerle un nombre?

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