van hacia arriba. Como este.
Hawkes se coloco detras de Mac e hizo una demostracion. Mac pudo sentir el flojo apreton de Hawkes hacia arriba.
– Probablemente alzo a nuestra victima del suelo.
Hawkes dio un paso atras y miro de nuevo hacia el cadaver.
– El muerto pesa noventa y cinco kilos y mide un metro ochenta y dos -dijo Hawkes-. Vuestro asesino mide por lo menos un metro noventa y tres, tal vez incluso un metro noventa y cinco o noventa y siete y es muy fuerte. No hay marcas de roce, simplemente un diafano apreton alrededor del cuello desde atras y un tiron muy poderoso. Sin lucha.
– ?Y? -pregunto Stella.
– El asesino es diestro -dijo Hawkes-. El moreton mas grande y el aplastamiento principal estan en el lado derecho.
– O sea, que si encontramos a un gigante zurdo, ?debemos suponer que es inocente? -pregunto Mac con cara seria.
– Esto elimina los gigantes zurdos.
– Quien sea ya ha hecho esto antes -dijo Stella.
– Sabia lo que estaba haciendo -anadio Hawkes-. ?Te gusta la opera?
– Nunca he asistido a ninguna -dijo Stella.
Mac habia ido a la opera mas de una vez. A su esposa le encantaba la opera. Y el se habia acostumbrado a las artificiales e inanes historias, a las sobreactuaciones y a los pomposos vestidos. Lo que mas le gustaba era ver a Claire vestida para una de esas noches. Siempre sonreia ilusionada. El habia ido apreciando poco a poco la musica y las voces.
– Tengo dos entradas para
– ?No vas a ir? -pregunto Stella.
– Prefiero los CDs -dijo Hawkes-. ?Quieres ir?
– No, gracias.
– ?Y tu, Mac?
Mac se lo planteo y miro a Stella.
Tenia las mejillas sonrosadas, pero era dificil saber hasta que punto lo estaba bajo las luces quirurgicas. Tenia los ojos humedos y a Mac le dio la impresion de que se tambaleaba un poco.
– Quedatelas -dijo ella.
– ?Te encuentras bien? -le pregunto.
– Estoy resfriada.
Mac tendio la mano y Hawkes saco las dos entradas del bolsillo. Mac les echo un vistazo. Eran buenos asientos.
– Gracias -dijo guardandoselas.
Mientras recorrian el pasillo, bajo la grisacea luz que entraba por las ventanas, Stella le pregunto:
– ?Realmente te gusta la opera?
Estuvo a punto de decir: «Me gustaba», pero en su lugar dijo:
– Depende de la obra.
En el laboratorio, Danny Messer estaba de pie frente a una gran mesa sobre la que habia una cadena de acero de setenta centimetros de largo.
– ?Por donde empezamos? -dijo mirando a Stella y a Mac.
Mac senalo con el menton hacia la cadena.
– De acuerdo -dijo Danny-. Cadena estandar. Algunos de los eslabones tienen numeros diminutos que indican el fabricante. Una cosa esta clara: esta cadena coincide con los fragmentos que encontramos en la habitacion del hotel. He llamado al fabricante: garantizan que la cadena aguantaria un peso de cuarenta kilos. La mujer con la que hable me dijo que sostener mas de cuarenta kilos con la cadena por fuera de una ventana provocaria que varios de los eslabones se abriesen.
– ?Y la ropa de Collier? -pregunto Mac.
Danny sonrio y se acerco al microscopio. Junto a este habia toda una serie de placas numeradas. Danny coloco una de las placas en el microscopio, enfoco y dio un paso atras.
– Examine las manchas blancas y marrones -dijo Danny-. Harina. Solo en la espalda de la chaqueta.
Stella examino la placa.
– Trasladaron el cuerpo de Collier en un vehiculo en el que habia harina -dijo Mac.
– Es casi como si hubiese estado tumbado en una alfombra de harina -dijo Danny.
– Restos de insectos en la harina -dijo Stella-. ?Tambien en las otras muestras?
– Si.
– La Administracion Federal permite un nivel bajo de insectos en la harina que usan las panaderias -dijo Mac.
– Lo recordare cuando pida la cena esta noche -dijo Danny.
Stella se hizo a un lado y Mac observo por el microscopio y dijo:
– Los insectos son diferentes en cada panaderia.
– Y -anadio Danny- hay diferentes clases de harina, diferentes aditivos. Seguire la pista que lleva al productor de esta. Conseguire una lista de sus clientes. Entonces podremos relacionar la harina y los insectos con una panaderia en particular.
– Tal vez -dijo Stella con los brazos cruzados.
– Tal vez -coincidio Danny.
– Empecemos por la panaderia Marco’s -dijo Stella.
Todos sabian por que. La huella dactilar que habian encontrado en la habitacion ubicada sobre la de Alberta Spanio pertenecia a Steven Guista, un individuo con un amplio historial de arrestos, de fisico corpulento, que conducia una furgoneta de la panaderia Marco’s, propiedad de Dario Marco, el hermano del hombre contra quien debia que haber declarado Alberta Spanio.
– ?Tenemos algo de Flack? -pregunto Mac.
– Todavia no -respondio Danny-. Esta esperando en el apartamento de Guista. El juez Familia firmo la orden.
Mac miro a Stella, que contuvo las ganas de sonarse la nariz.
– Voy a por mi maletin -dijo.
Les llevo veinte minutos llegar al apartamento de Guista. Habian pasado muchas cosas en esos veinte minutos.
Don Flack examino con mucha atencion el pequeno apartamento de Guista, escuchando tambien el ruido de pasos proveniente del rellano. Alli podria haber vivido un monje.
Habia un sucio sillon reclinable de color verde en el pequeno salon, encajado junto a la puerta que daba al recibidor. Presentaba una profunda concavidad en el medio, lugar que indicaba donde debia de pasar Guista la mayor parte del tiempo. Un pequeno televisor Zenith en color reposaba sobre una vieja cajonera frente al sillon.
Habia una mesa de formica con patas de aluminio en la cocina y tres sillas a juego con asiento y respaldo de plastico. La nevera tenia muy pocas cosas en su interior, y en el armario guardaba tres tazas de cafe, cuatro platos y un par de pesados vasos. Bajo el fregadero, una olla y una desconchada sarten con base de teflon.
El dormitorio era diminuto. La gran cama, muy bien hecha con una colcha verde y cuatro almohadas, ocupaba la mayor parte del espacio. No habia libros ni revistas sobre la mesita de noche. En la pared, a los pies de la cama, colgaba un cuadro en el que se veia tres caballos comiendo hierba en un pasto despejado.
El pequeno lavabo tenia una antigua banera mucho mas grande de lo que cabria esperar, con patas en forma de garra y viejos mangos de porcelana.
Lo que mas le sorprendio a Flack del apartamento es que parecia inmaculadamente limpio, casi septico, como si nadie viviese en el. No habia mucha ropa en los cajones del armario. A Guista parecia gustarle el color verde,