El estomago de Diana se eriza a causa del adverbio. Mira a Fattush, que esta observando al nino con atencion. Luego se vuelve hacia ella y le dice:
– El doctor Haddad asegura que Cora Asmar ingreso el ultimo fin de semana en su clinica para someterse a un tratamiento de belleza, unas infiltraciones de oro y una pequena liposuccion de vientre. Aprovecho para hacerla dormir, ya que al parecer padece de insomnio.
– Un momento, Yumana, por favor -ruega a su interlocutora y tapa el micro con la mano-. ?Y el ginecologo?
– En absoluto se le practico un examen ginecologico. Es mas, las enfermeras que la atendieron recuerdan muy bien que se puso a menstruar mientras dormia y tuvieron que… En fin, tuvieron que tomar las medidas pertinentes. Me pregunto…
Diana hace un gesto con la mano para acallar a Fattush.
– Yumana, digame una cosa. ?De cuanto dinero estamos hablando?
– Dimelo tu. ?Cuanto pides para dejarnos en paz?
– Me refiero al dinero que le ha pagado a Cora para que haga lo propio. Para que entregue las pruebas que obran en su poder.
Cuando escucha la respuesta, suelta un silbido y desconecta el telefono, sin despedirse.
– Veinte millones de dolares -pronuncia la cantidad lentamente-. Tomare un sandwich club.
Diana se limpia los restos de mayonesa con una servilleta de papel y avisa al camarero para que se lleve platos y tazas. Cuando la mesa esta limpia, abre el cuaderno por el final, lo pone al reves y alisa la primera pagina en blanco.
– Recomencemos. ?Te parece?
Fattush asiente.
– Tenemos a los Asmar. -Escribe el nombre con letras capitales-. Contra lo que inicialmente creimos, no son los asesinos. Si estan metidos hasta las cejas en el tema del espionaje de Israel, pero a la luz de los ultimos datos son, en realidad, victimas de un chantaje. Aunque no sean inocentes. Ningun chantajeado suele serlo.
Subraya la definicion en el papel. Victimas.
– Del mismo modo, Cora Asmar, a quien yo infravalore desde el principio, considerandola una guapa con pocas luces y, en el fondo, buenaza, es en realidad muy astuta. Utiliza esa impresion que produce, de mucha teta y poco seso, para conseguir sus fines. Cora sabe que su marido carece de fortuna, solo atesora deudas. ?Por que matarle? ?Para heredarlas? Pero conoce los planes de Tony, sabe que esta en posesion de pruebas que incriminan a Samir, en lo de El-Bekara. Se deshace del infeliz y decide realizar el chantaje por su cuenta.
– Culpable de asesinato. -Fattush lanza un silbido-. Es ella quien lo planea todo, y Tariq quien coloca el explosivo…
– De asesinatos. Hubo dos victimas mas, no las olvides. Iennku y Setota, sus verdaderos nombres etiopes. ?Lo teniamos delante de nuestras narices! Esposa y amante se cargan al marido que sobra. ?Si hasta se llama Cora!
– ?Y eso que tiene que ver? -pregunta el inspector.
– Ya te ilustrare otro dia sobre cine y novela negras. Volvamos a lo nuestro. Tony Asmar. Que es, a su vez, culpable y victima. Culpable porque se disponia a denunciar a su familia, no por el bien de su pais, sino para salir de la ruina y obtener prebendas politicas y economicas. Tambien lo hacia, supongo, para vengarse de quienes le consideraban un inutil. Que era practicamente todo el pais, empezando por los propios Asmar.
El inspector se rasca la frente, golpea el cuaderno de Diana con su indice, como dandole instrucciones:
– Que otras dos personas fallecieran en la explosion reforzo la idea de que se trataba de un atentado politico.
– Exacto -asiente Diana, anotando-. Eso les resulto muy conveniente a los asesinos. De ahi tanta carga explosiva, para que lo espectacular de la voladura creara una cortina de humo, tanto literal como figurada. Ningun pensamiento para las posibles victimas colaterales. ?A quien le importan aqui los criados, de la nacionalidad que sean?
– Mujer, supongo que ocurre en todos los paises.
– No por falta de interes, pero en mi tierra ya no se puede actuar como antes. -Dial vacila un segundo-. O eso creo… Aqui se les retiene el pasaporte. Para conseguir permiso de residencia necesitan el aval de un libanes, cualquier libanes, que cobra solo por una firma. Mi Joy no encuentra el modo de que le den visado para pasar un mes en Egipto con su marido. Hay un negocio montado gracias a las criadas con la complicidad de todos: sus propias embajadas, las autoridades de inmigracion y los beneficiarios de esa mano de obra medio esclavizada. Tu lo sabes mejor que nadie.
– Pero no las mataron por eso. -Fattush intenta calmarla-. Estaban alli, simplemente.
– Exacto. Como comparsas de la historia que dirigen los otros. Sea la historia que se escribe a tiros entre facciones, la que precipita Israel a bombazos o la que pergenan cada dia esas arpias egoistas, esas vagas de unas pintadas y tetas postizas, y sus ninos chillones y malcriados.
– ?Te has desahogado ya? -requiere el policia.
Diana responde a su pregunta con una sonrisa, tan amarga como ironica. Piensa en la extrana pareja que forman Fattush, un inspector que solo podra intervenir en el caso si consigue pruebas -los poderosos Asmar seran los primeros en impedirselo-, y ella, una antigua periodista, actualmente detective aficionada que, a menudo, no puede aportar las evidencias imprescindibles para que se haga justicia por la via ortodoxa.
De todas formas, ?que es o no es ortodoxo y justo en Libano?
– Desde luego, a Cora Asmar no le importaban las sirvientas -prosigue Dial-. Dos etiopes muertas, como si hubieran sido cuatro. Su marido se habia convertido en un obstaculo. La habia defraudado. Posiblemente creyo, al casarse, que hacia el gran negocio. Salva me conto que estaba muy enamorada, pero yo no me lo trague. Solo cuando la vi en su casa, tan necia y tan… ?ingenua?
– Es una buena actriz, no cabe duda -acota Fattush-. Porque enganarte a ti… Con el caracter que gastas.
– Y lo unico que saco de su aparatosa union -la mujer pasa por alto el comentario- fue aparecer en los ecos de sociedad. Descubrio que Tony era una nulidad para los negocios. Su familia tenia que sufragar el tren de vida de la joven esposa, que no era precisamente un prodigio de austeridad. Por lo que entrevi ayer en mi charla con Yumana, a la bella Cora debia de resultarle muy humillante tener que someterse a las exigencias y caprichos de la matriarca. La familia nunca aprobo que Tony abandonara la norma sagrada del clan, casarse con hembras Ghorayeb, para emparentarles con una espanola que ni siquiera tiene propiedades en Marbella. Una muerta de hambre, vaya.
– El tampoco era un Adonis -anade el policia-. Ni creo que funcionara bien en la cama.
– ?Ahora entiendes de hombres?
– No es eso. A mi, Tony Asmar siempre me recordo a un chico de mi clase que tenia forma de pera y que se pasaba el tiempo lloriqueando y balbuceando excusas. La culpa de todo lo que le ocurria la teniamos los demas. Coincidi con el y con su mujer hace unos meses. La esposa tambien tiene forma de pera, y el ya es claramente obeso. Siempre que pienso en eunucos recuerdo a ese pobre chico. Y Tony Asmar se le parecia mucho.
– La frustracion sexual habria sido mas llevadera con una fortuna real respaldandola. Pero lo unico que habia debajo de la cama fria era un sotano repleto de deudas.
Piensa Diana en el Camaro nuevecito que volo por los aires. A Cora eso debio de dolerle en el alma. Puede que Tony ni siquiera hubiera abonado la entrada.
– Era la unica forma -dice en voz alta.
– ?De que?
– Pusieron la bomba en el coche que Tony acababa de regalarle. Cuando me contrato, tuvo una frase de condolencia para su Camaro que me parecio muy poco apropiada para el momento. Sin duda habria preferido no tener que destruirlo, disfrutarlo con su amante, su chico guapo, carinoso y bien dotado sexualmente…
– ?Eso como lo sabes? -pregunta el inspector, suspicaz.
– Yo si entiendo de hombres -corta, seca, con impaciencia. Esta demasiado ocupada atando cabos-. Convencio a Tariq. Jugo la carta del embarazo. Ese chico es un crio, en cierto modo es un inocente. No creo que le guste matar por matar. El truco del bebe inexistente le sirvio tambien para enternecerme. ?A mi!
– Y desde luego que te convencio para que le hicieras de mensajera ante la Cobra -recalca el policia-. ?Que fue lo que le dijiste? Aquella pregunta…