Pero asi de dura y definitiva era la muerte, y lo mismo podia decirse de la vida. Ella siguio respirando, levantandose cada manana, acumulando tiempo, dias que la separaban de lo que habia sido. Y al fin salio de su casa. Se maquillo, se arreglo, se vistio. Mas delgada pero guapa, a pesar de la pesadumbre interior, fue a la entrevista de trabajo, hizo la prueba ante las camaras en el canal de television y obtuvo el puesto de presentadora de las noticias de la manana.
El reloj despertador
?Que secuencia era aquella?, se pregunto Viviana. Justo al lado de las gafas de sol se topo con el viejo reloj despertador de su epoca de trabajo en la television. Cuadrado, negro, con la cara blanca y los numeros grandes, las manecillas rojas, marcaba las cuatro de la tarde. ?Seria la hora correcta? Lo tomo para llevarselo al oido y cerciorarse de que funcionaba, pero apenas alcanzo a preguntarse si ya habria pasado un dia en el galeron porque de nuevo la voragine de los recuerdos siempre presentes la traslado a otro tiempo: las cinco de la manana.
A esa hora entraba al trabajo. Odiaba levantarse de madrugada. Leer las noticias con cara de buenos dias era un esfuerzo solo comparable a las desveladas de su maternidad. La mujer es un animal de costumbres; me acostumbrare, se decia, al apagar el agudo sonido del reloj inmisericorde. El sol aun no alumbraba cuando dejaba la casa tras darle un beso en la frente a Celeste, su bella durmiente.
A medida que se adentraba en la ciudad asistia al despertar del dia, los cielos que se aclaraban, los repartidores de pan llevando grandes canastas al frente de sus bicicletas, los camiones dejando leche en las pulperias con las duenas recien banadas colgando vituallas de las puertas. La ciudad era pobre, pero colorida, con casas antiguas, coloniales, de techos de tejas y pequenos jardines, al lado de barrios pobres de casas hechas de ripios, latas, hojas de zinc traslapadas en vez de paredes. Lo mas triste y lo que borraba el contraste entre barrios ricos y barrios pobres era, sin embargo, la basura: papeles, bolsas plasticas, envoltorios de cualquier cosa flotaban sobre las cunetas, las aceras, afeandolo todo. Hacia un esfuerzo para no mirarla. Levantaba la vista para ver el gran volcan Mitre palido y azul en la alborada, las nubes, pero no podia evitar preguntarse como era que ese estado de cosas -la miseria, la basura- existia sin nadie que lo enmendara. Al llegar a la estacion de television, cerraba los ojos y sonaba con arreglar el pais mientras la maquillista le echaba polvos y le realzaba los ojos, los labios, el pelo y le borraba las ojeras. De leer las noticias en la manana, paso a leerlas en el noticiero principal de la noche y, ya con mas confianza en lo que hacia, empezo a intervenir en la redaccion de las notas y a sugerir historias. Faguas era un pais descalabrado donde la realidad constantemente desafiaba la imaginacion. La nota roja se habia puesto de moda. Abundaban las historias de pandillas y narcotraficantes, a la par de trifulcas domesticas y abusos a menores. Las ninas de diez anos que el padrastro embarazaba eran tan frecuentes como los robos y desfalcos al Estado de parte de funcionarios publicos que, en vez de ser despedidos, eran trasladados de una a otra dependencia. Ese partido es como la Iglesia, le decia su jefe, a los curas pedofilos no los echan, los trasladan para que hagan sus fechorias en otra parte. Viviana tenia la ventaja de una memoria de elefante. No le costo nada identificar y conocer quien era quien en aquel gobierno desgobernado, cuyo presidente jamas daba la cara a los periodistas ni se sometia a las preguntas incomodas de una rueda de prensa. Cuando queria decir algo se echaba un largo discurso y despotricaba desde las alturas de una tarima. El gobierno daba asco por mafioso y mentiroso, pero en el pais la vacuna contra el asco era la risa, el cinismo y la ironia. No habia nada que les gustara mas a los jefes de noticias que las historias y reportajes divertidos. Uno de estos aterrizo por casualidad en la vida de Viviana.
– No sabe usted lo que vi en la casa de un magistrado, dona Viviana -le dijo Julio-; usted deberia sacarlo en la television.
Julio era el jardinero meticuloso que llegaba cada mes a atender su jardin. Trabajaba el resto del tiempo en otras casas y llevaba y traia chismes.
– ?Que viste?
– No me va a creer, pero tiene un pinguino, un pinguino de verdad, no le miento. Asi como otra gente tiene peceras, el lo que tiene es un cuarto con hielo con una gran puerta de vidrio por la que se ve el pinguino caminando todo afeminado, como caminan esos animales.
– ?Estas seguro, Julio? -pregunto atonita.
– Se lo juro. Lo vi con estos ojos que se va a comer la tierra.
Viviana habia escuchado rumores sobre las excentricidades del Magistrado. Era relativamente facil en Faguas corroborar sospechas, sobre todo cuando se trataba de algo asi, un asunto que, por desmesurado, tendrian que conocer otras personas. Costaba creerlo, pero en Latinoamerica cosas asi eran el pan de cada dia. Se propuso averiguar la verdad.
Recurrio a una amiga de su club de libros, Ifigenia.
– Ifi, necesito un favor. ?Sabes quien se encarga de instalar cuartos frios en Faguas?
Ifi era un genio organizativo. Manejaba un negocio de exportacion de carne y camarones. Estaba conectada con lineas aereas, companias de barcos, de transporte de carga terrestre. Le dio nombres y se ofrecio a ayudarle.
– Nada es secreto en este pais -le dijo tras una semana-. Es cierto que le instalaron un cuarto frio al magistrado Jimenez en su casa. Lo del pinguino es cierto tambien. Lo introdujeron al pais como perro desde Chile. Aparentemente el senor este tiene una 'amiga' muy rica en Chile. El 'perro' viajo como pacha en lan. Lo mejor Vivi: es un regalo de amor: ella le dice 'Pinguino' a el.
El siguiente paso de Viviana fue contactar a Eva Salvatierra. Eva era subdirectora de una compania de servicios de seguridad residencial y corporativa.
– Necesito que me prestes a alguien de absoluta confianza para un trabajito.
Luego hablo con Julio, su jardinero, y le pidio que se declarara enfermo y recomendara un sustituto a la esposa del Magistrado.
– Te prometo Julio que, si te echan, yo te consigo trabajo.
Una semana despues, uno de los trabajadores de confianza de Eva, con aspiraciones de detective, se hizo pasar por jardinero. Fotografio no solo al pinguino en su cuarto frio, sino a los amigos del Magistrado en una parranda con muchachas, tirandole pescados al animal.
– Mas habria retratado -dijo el advenedizo detective-, pero me pidieron que me fuera cuando se calentaba la fiesta.
Viviana monto con todo cuidado el reportaje, que se anuncio como exclusiva con vistosos despliegues visuales, sin especificar de que se trataba. No querian alertar a los involucrados, no fuera que impidieran transmitirlo. Los directivos de la estacion de television, aunque les diera risa y pasmo la historia, temian represalias. Con tacto, pero con firmeza, ella dejo bien claro que o salia el reportaje o se lo llevaba a otra parte.
La noche senalada, con Ifi y Eva, se fue a un bar de la zona rosa de la ciudad, donde conocia al dueno. Me vas a prometer poner el volumen a la tele cuando pasen el noticiero de las nueve. Te juro que no te vas a arrepentir, le dijo.
Llegaron temprano y se sentaron en la barra. Invitaron a unos amigos a reunirse con ellas alli. A las nueve de la noche, el bar estaba lleno. Viviana apenas podia con su efervescencia. Se sentia euforica y nerviosa a la vez. Cumpliendo con lo prometido, el dueno subio el volumen. Aparecio ella en pantalla. 'Los pinguinos son unos simpaticos animales que viven en una de las regiones mas frias del planeta: la Antartica, en el Polo Sur. Nadie imaginaria un pinguino aqui, en los calores tropicales de Faguas. Nuestro pobre zoologico, que apenas puede alimentar a los jaguares de nuestras selvas, tendria que contar con unas instalaciones muy caras para mantener un pinguino en cautiverio. Sin embargo, senores, el noticiero estelar de tv i ha logrado develar la existencia de un pinguino en Faguas, un pinguino aqui en nuestra ciudad, la mascota mas cara de nuestra historia patria…'. Mientras Viviana narraba fuera de camara, en la pantalla fueron apareciendo las fotos del animal, la casa del Magistrado, el y sus amigos junto a la descomunal pecera. Las exclamaciones de los parroquianos del bar no se hicieron esperar. Las risotadas, la incredulidad, los improperios. Que barbaro, increible, que hijo de puta, ladron, con nuestros impuestos, miralo… y en manos de gente como esa esta la justicia de este pais, que insulto, que verguenza, exclamaban intercalando coloridos exabruptos.