posible. Que su padre era una buena persona. ?Como convencerse de que se habia quedado con su madre solo porque le convenia? ?Como podia no querer a su madre, a esa mujer adorable, irresistible a los ojos de su hija? «Uno puede amar a dos mujeres a la vez», le contestaria Tadeo mucho mas tarde.

Y Cayetana partio, dejando a Violeta con Carlota y Marcelina. «Latinoamerica», dijo cuando le preguntaron por su rumbo, asi de vago. La nina recibio algunas tarjetas postales que guardo por mucho tiempo. Recuerda una de Colombia en que su madre se referia al Tequendama, a un jardin de orquideas y a una plantacion de cafe. Nada mas. De Lima el recuerdo es mas nitido: su madre la llamo «la ciudad tres veces coronada, la lumbrera del gran oceano Pacifico». Recuerda un altar en la iglesia San Francisco de Jesus de Lima, el del Patron de los Imposibles, y le dice que la ha atraido ese nombre y que ha rezado por ella frente al santo de los imposibles. Guardo siempre una tarjeta escrita en Guadalajara, Mexico. La esplendida construccion que aparecia en la fotografia se llamaba Hospicio Cabanas. Cayetana le habla de los veintitres patios, de los naranjos y la cal, de la generosidad de la luz y del espacio, de los frescos de Orozco y de haber encontrado alli un lugar sagrado. Tus ojos veran algun dia esta luz, manzanita, le dice a su hija, y te subyugara como a mi. Hubo tambien una tarjeta desde Guatemala, y la nina nego su contenido, sin saber por que. Solo sabe que no recuerda nada de esa parte del viaje de su mama. Nada mas, hasta el regreso apresurado de Cayetana porque Carlota ha decidido que le llego el momento. Cayetana alcanza a llegar y la atiende amorosamente. Al dia siguiente, durante toda la noche, Carlota murio. Y a la hora senalada se levanto en la cama para morir de pie, como se lo habia prometido a su hija. Le copio al abuelo Antonio el instrumento: el corazon. Pero Violeta sabe que Carlota ha muerto de amor.

Entonces sobreviene el caos en la cabeza de la nina. A los pocos dias se ve instalada en casa de su amiga Josefa, porque Cayetana ha decidido desarmar la casa de Nunoa, venderla y partir. Le deja a Violeta el baul de mimbre. Cuando ya esta preparada, le pide a Marcelina que se quede a cargo de su hija en casa de Tadeo, prometiendole que muy pronto mandara por ella. Muy pronto. Que la espere un poquito.

Marcelina no quiere instalarse en el departamento de Tadeo, Es chico y apretado. Pero la verdadera razon es que teme la presencia de Carmencita. ?Como la va a resistir? «Por Violeta», le contesta Cayetana, «por Carlota y por mi.»

Tadeo, contento de recuperar a su hija y haciendo planes futuros para todos, arrienda una casa grande e instala a Violeta en su propio dormitorio. «Pero si esto es pasajero, papa», le dice ella. «No importa, quiero que estes bien. No sabemos cuanto puede demorarse tu madre en venir a recogerte.» Fue entonces que Violeta hizo la primera mudanza de su vida; y en medio de aquel desorden llevo sus papeles donde Josefa.

El dia que partio Cayetana, al abrazar a su hija, hizo un gesto que la traiciono porque podia parecer definitivo (?intuyo su destino?, se preguntaria mil veces Violeta, despues). Se saco el anillo de la piedra cruz y lo puso en el dedo de su hija.

– Te queda un poco grande, pero no importa. Este es el anillo para las manos de todas nuestras mujeres, las de la familia. A traves de el vamos pasandole lo mejor de nosotras a la que viene. No lo pierdas, te lo dejo en prenda porque es lo que mas quiero. Me lo devolveras cuando nos volvamos a encontrar.

Violeta espero y espero. Adquirio el habito de pararse en la puerta de calle de la nueva casa de su padre y mirar todo el largo de la vereda, buscando esa figura flexible, ese pelo castano y largo que las otras mamas no usaban. Recibia cartas alentadoras: Ya estaremos juntas, mi amor, esperame un poco mas. Cuando cumplio los trece, recibio una carta que no entendio mucho ni le intereso. Siete anos mas tarde, cuando cumplio veinte, ese mismo dia de su cumpleanos, la carta aparecio dentro de un libro. Le impresiono la coincidencia y le parecio muy de Cayetana. Entonces la leyo y la guardo, para pasarsela mas tarde a Jacinta:

Quiero recordarte algo, bella mia, en el dia de tu cumpleanos: tu condicion de privilegiada. Hoy cumples trece y estas palabras te sonaran raras, pero necesito que las recuerdes mas adelante.

Tus iguales probablemente no te necesitaran, ellos saben como cuidar de si mismos. Son los otros los que tendran necesidad de ti. Y esto, Violeta, no se aplica solo a tu carrera y a la profesion que algun dia tendras, sino al mundo.

La gente normal, Violeta, es gente simple. No son particularmente inteligentes o interesantes, ni especialmente educados, ni exitosos, ni destinados al triunfo. O sea, mi amor, no son nada especial. Esta gente comun ha entrado a la historia a traves de sus vecindarios; como individuos, solo en los registros de nacimiento, matrimonio y muerte. Una sociedad en la que valga la pena vivir es aquella destinada a estas gentes, no a los ricos, los brillantes, los excepcionales; aunque una sociedad que no les diese espacio a estos seria sofocante.

El mundo no esta hecho para nuestro beneficio personal ni estamos en el para beneficiarnos en lo propio. Un mundo que clame que es ese su objetivo no es bueno, y no debiera ser un mundo duradero.

No quisiera que al crecer lo olvidaras.

Feliz cumpleanos, mi amor.

Hasta el dia en que llego la noticia que iba a truncar todas las esperanzas de Violeta. Ya no salio mas a la vereda a esperarla. Desde ese momento hasta siempre: nunca mas buscar los ojos de Cayetana. Nunca mas.

– La guerrilla -le dijo Tadeo-. Murio en su propia ley.

Los ojos verdes del guatemalteco volvieron a Violeta. ?Estuvo con el todo este tiempo?

– No lo se -fue la escueta respuesta de su padre.

Tadeo partio a Guatemala a buscar el cadaver de Cayetana. No acepto que su hija lo acompanara, porque entendia el asunto como un tramite a ser despachado cuanto antes. Volvio sin el. La suma de decepciones iba a matar a Violeta: asi lo sintio ella. Ni siquiera el cuerpo. Las explicaciones de su padre le parecieron insuficientes. Que trasladaron los cadaveres a una pequena ciudad en Guatemala, que los enterrarian ahi, confusa la causa de la muerte… Las autoridades insistieron en una fiebre maligna; otros decian que los acribillaron. El ataud estaba sellado. Nada mas.

No volver a ver tu cara, mama.

Para no volver a ver tu cara nunca mas.

(Violeta paso anos buscando en casa de su padre objetos que hubiesen sido tocados por Cayetana. Violeta necesitaba tocar las cosas que hubiese tocado ella.)

Violeta sabe, y tambien lo sabemos nosotras, que su salvacion entonces fue Marcelina. Su mundo desgarrado fue sostenido solo por ella. Los fragmentos confluian en su solo cuerpo oscuro, herencia del padre mestizo y la madre mapuche. El equilibrio que Violeta conservo, surgio de las raices mismas de esta mujer, como las medicinas de hierbas con que la curo tantas veces en su infancia. Es de ella de quien se declara eterna deudora.

Cuando Marcelina sintio a Violeta capaz de batirselas sola, dio por terminada su mision. Pero antes de partir, debia liquidar dos asuntos con su nina.

Lo primero:

– Iremos a un lugar que habria sido importante para tu madre. Ella te habria llevado ahi de todos modos si hubiera estado viva.

Tomo a Violeta una noche y la llevo al barrio de La Reina, a escuchar a una folclorista que cantaba dentro de una carpa.

– Se ha hecho muy famosa -le explico Marcelina-, incluso en el extranjero. Todos vienen a escucharla. Una voz robada a los angeles, eso dijo tu madre.

Violeta escucho embelesada.

– Te llamas Violeta por ella.

(Cuando Violeta ya era grande, visito muchas veces la casa larga de la calle Carmen, en pleno centro de Santiago, donde se instalo oficialmente la Pena de los Parra. Mientras tomaba el vino caliente, nunca dejo de pensar en la primigenia carpa de La Reina y en cuanto les habria gustado este nuevo lugar a Marcelina y a Cayetana.)

Lo segundo:

– Su nombre era Ruben Palma, por si nadie te lo dice. El guerrillero, el de los ojos verdes. Murieron juntos.

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