Me entrego los dos pesados tomos, con una inseguridad desconcertante. No se lo que me esperaba que fuesen. Por su aspecto pense que podian ser tratados de medicina. Despues vi los titulos: Fantasmas de los vivos y El lado oscuro de la naturaleza.

– Caroline -dije, dejando caer los libros hacia un costado-, no creo que estos libros nos ayuden.

Ella vio que no tenia intencion de abrirlos y me los quito y abrio uno de ellos. Lo hizo torpemente, como si no dominara del todo sus movimientos; volvi a mirar el color de sus mejillas y comprendi que lo que yo habia tomado por el arrebol de la salud era en realidad una especie de agitacion. Encontro una pagina que habia marcado con un papelito y empezo a leer en voz alta:

– «El primer dia, toda la familia tuvo un subito sobresalto al observar un movimiento misterioso entre las cosas que habia en los cuartos de estar; en la cocina y en otros lugares de la casa. En un momento dado, sin ningun agente visible, una de las jarras se descolgo del aparador y se rompio; a la primera le siguio otra, y otra mas al dia siguiente. Una tetera de porcelana, con el te recien hecho, y colocada en la repisa de la chimenea, resbalo y cayo al suelo.»

Alzo la vista hacia mi, timidamente pero con un sesgo de desafio. Estaba aun mas colorada que antes. Dijo:

– Esto ocurrio en Londres, en el siglo XIX. -Paso unas cuantas paginas, hasta llegar a otra marcada con un papel-. Esto fue en Edimburgo, en 1835: «Hicieran lo que hicieran, los hechos continuaron: de dia y de noche se oian pasos de pies invisibles, golpes, chirridos y crujidos, primero en un lado y despues en el otro».

– Caroline…

Ella paso mas paginas; paso una tan deprisa que se rasgo.

– Y aqui. Escucha esto: «Me encontre con numerosas y extraordinarias cronicas de campanillas sobrenaturales que sonaban en una casa; a veces ocurrian periodicamente durante un tiempo considerable, y continuaban despues de que se hubieran tomado precauciones que descartaban la posibilidad de trucos o enganos…».

Le quite el libro de las manos.

– Muy bien -dije-. Dejame echar una ojeada.

Volvi a la cubierta. Me sorprendio la lista de titulos de los capitulos y, con un poco de aversion, los lei en voz alta:

– «El habitante del templo», «Doble sueno y trance», «Espiritus en apuros», «Casas embrujadas». -De nuevo deje caer el libro-. ?No hablamos de esto ayer? ?De verdad crees que tu madre se repondra si la animas a pensar que hay un fantasma en esta casa?

– Yo no lo creo -dijo velozmente-. No lo creo en absoluto. Se que es lo que cree mi madre; se que es tambien lo que Betty piensa. Pero el libro no habla de fantasmas. En todo caso, son… espiritus.

– ?Espiritus! -dije-. ?Dios! ?Por que no vampiros u hombres lobo?

Ella sacudio la cabeza, contrariada.

– Hace un ano yo habria dicho lo mismo. Pero es solo una palabra, ?no? Una palabra que designa algo que no comprendo, una especie de energia o un conjunto de energias. O algo que llevamos dentro. No lo se. Estos escritores de aqui: Gurney y Myers. -Abrio el otro libro-. Hablan de «fantasmas». No son fantasmas. Son partes de una persona.

– ?Partes de una persona?

– Partes inconscientes, tan fuertes o trastornadas que pueden adquirir vida propia. -Me mostro una pagina-. Escucha. Aqui hay un hombre que esta en Inglaterra, inquieto, y que quiere hablar con un amigo suyo… ?y se aparece a la mujer y a su companero, en aquel mismo momento, en una habitacion de hotel en El Cairo! ?Se aparece como su propio fantasma! Aqui hay una mujer, de noche, que oye el aleteo de un pajaro…, ?igual que madre! Despues ve a su marido, que esta en America, de pie delante de ella; ?mas tarde descubre que ha muerto! El libro dice que algunas personas, cuando estan tristes o preocupadas o desean ansiosamente algo… A veces ni siquiera saben lo que ocurre. Algo… se separa de ellas. Y lo que no puedo dejar de pensar es…, sigo pensando en aquellas llamadas telefonicas. ?Y si todas eran de Roddie?

Exclame atonito:

– ?Que?

– Bueno, si este libro esta en lo cierto, entonces hay alguien detras de esto. ?Y si es mi hermano el que hace todas estas cosas? Supon que quiere volver con nosotras. Sabes lo infeliz, lo frustrado que podia estar. Ese fantasma de Betty: podria haber sido el, todo el tiempo.

– ?Podria haber sido Betty! ?Lo has pensado? ?No has tenido problemas desde que ella esta en la casa?

Hizo un gesto de impaciencia, desestimando la idea.

– ?Tambien podrias decir que solo hemos tenido problemas desde que tu llegaste! No me estas escuchando. Los ruidos, los timbrazos, son senales, ?no? Hasta los garabatos en las paredes. La voz en la bocina ayer… segun madre era debil, en realidad solo un aliento. Quiza supuso que era la de Susan solo porque era lo que queria oir. Quiza en realidad era la de Rod.

– ?Pero si no habia ninguna voz! -dije-. No pudo ser el. Y en cuanto a los timbres…, lo hemos inspeccionado. Los cables averiados…

– Pero aqui, en este libro…

Puse mis manos sobre las suyas, con el libro entre los dos, y le dije:

– Caroline, por favor. Esto no tiene sentido. Tu lo sabes. ?Es un cuento de hadas! Por el amor de Dios. Una vez tuve un paciente que intento golpear a su mujer en la cabeza con un martillo. Dijo que aquella no era su mujer; ?otra mujer se la «habia tragado» y tenia que romper la cabeza de la esposa falsa para liberar a la autentica! Sin duda este libro le respaldaria. Un bonito caso de posesion de un espiritu. Sin embargo, ingresamos al hombre en un hospital y le dimos bromuro, y al cabo de una semana recupero la cordura. ?Como explicaria esto el libro? Tambien a tu hermano le estan dando bromuro. Ha estado muy enfermo. Pero sugerir que podria estar acosando a Hundreds como una especie de espectro…

Vi una chispa de duda en su expresion. Con todo, dijo tercamente:

– Si empleas palabras asi, seguro que parece una estupidez. Pero tu no vives aqui. Tu no sabes. Anoche todo cobro sentido para mi. Escucha.

Abrio otra vez el libro y encontro otro pasaje que parecia demostrar su afirmacion. Luego encontro otro. La mire a la cara, que ahora estaba realmente colorada y cuya afluencia de sangre era casi frenetica. Vi su mirada agitada y penetrante. Y casi me parecio una desconocida. Le cogi la mano. No se dio cuenta, porque seguia leyendo en voz alta. Deslice los dedos hasta su muneca, tratando de palparle el pulso. Capte su rapido tic-tic.

Ella se percato de mi firme presion. Se zafo de ella, casi horrorizada.

– ?Que estas haciendo? ?Para! ?Para!

– Caroline -dije.

– ?Me tratas como a mi madre! ?Como tratabas a Rod! ?Es lo unico que sabes hacer?

– Bueno, por lo que mas quieras -exclame, dejando prevalecer mi cansancio y frustracion-. ?Soy medico! ?Que esperas? Estas leyendome esos disparates… No eres una campesina supersticiosa. ?Mira alrededor! ?Mira lo que has conseguido! ?Esta casa se esta viniendo abajo! Tu hermano ha llevado la finca al borde de la ruina y culpaba de todo a una infeccion. ?Ahora estas completando su obra, echando la culpa a espectros y espiritus! ?No puedo seguir escuchando! ?Me pone enfermo!

Me volvi, casi temblando, asustado por la vehemencia de mis propias palabras. Oi que ella dejaba el libro e hice un esfuerzo para calmarme. Me pase una mano por los ojos y dije:

– Perdoname, Caroline. No lo he dicho en serio.

– No -dijo ella, en voz baja-. Me alegro de que lo hayas dicho. Tienes razon. Incluso en lo de Roddie. No deberia habertelo ensenado. No es tu problema.

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