resplandor azulisimo del agua bailando sobre sus rostros. Pero Melba no venia. Asi que se subieron a la cinta de salida, que era mucho mas corta y mas rapida, y emergieron de la grieta al paisaje polar. Con su excelente vision, Bruna consiguio localizar a Melba en el exterior. O mas bien el culo de Melba, su redondo, lanudo y opulento trasero tumbado al amparo de unas rocas con cuya blancura se confundia.

– Mira. Esta alli.

– ?Donde?

De todas las veces que Husky habia venido al pabellon, esta era la unica que no habia podido ver al animal. Mala suerte, Nopal, penso con cierta alegria maliciosa: ya ves que a los reps no nos gustan nada los memoristas.

– Bueno. Vamonos fuera -dijo el hombre-. Estoy muerto de frio.

Entraron en la cafeteria, deliciosamente tibia y luminosa bajo la cupula transparente. Estaba medio vacia y se instalaron en una mesa junto a la curvada pared de thermoglass. Por encima de los hombros rectos y huesudos del memorista, Bruna podia ver un desfile de nubes atravesando rapidamente el cielo. Ahi afuera debia de hacer viento.

Era un establecimiento automatizado, asi que le pidieron a la mesa dos cafes y al poco vino un pequeno robot con la comanda y con la cuenta, que ascendia a la exorbitante cantidad de 24 gaias. El Pabellon del Oso era de entrada libre, pero la cafeteria era un atraco. Con razon no habia nadie.

– ??Como pueden cobrar esto por dos cafes?! ?Y ademas en un local robotizado! -gruno la detective.

– Es verdad. Pero gracias a eso estamos mas tranquilos. Deja, yo te invito.

Nopal pago y durante un rato se dedicaron a tomarse sus consumiciones en silencio. Uno podia entretenerse mucho con un cafe. Habia que abrir el azucar, echarlo en la taza, revolverlo. Tambien podias soplar sobre el liquido, haciendo suaves ondas, para enfriarlo. Y jugar con la cucharilla repartiendo la espuma. Bruna desenvolvio la pequena galleta que venia en el platillo y le dio un mordisco. La hora de comer estaba proxima, pero no tenia hambre: habia desayunado demasiado. El lugar era bonito y no se estaba mal asi, sin decir palabra, tomando cafe placidamente. Casi como una familia de humanos. O como uno de esos matrimonios que llevaban decadas juntos. El rostro desencajado y espectral de la agonizante Valo inundo de pronto su memoria. Bruna se estremecio. Melba, la osa replicante, ?tendria su TTT cuando cumpliera una decada?

– ?Tu crees que la osa tambien se morira? -pregunto.

– Todos nos vamos a morir.

– Sabes a lo que me refiero.

Nopal se froto los ojos con gesto cansado.

– Si preguntas por el TTT, parece ser que si. Por lo que se ve la vida media de los animales replicantes es un poco mas breve que la tuya, solo ocho anos. Pero cuando muera esta Melba, produciran otra. Una infinita cadena de Melbas en el tiempo. Todo esto lo he leido mientras te esperaba. Toma.

Nopal se saco del bolsillo un folleto del pabellon y lo arrojo sobre la mesa. Bruna lo miro sin tocarlo: habia una foto tridimensional de la osa. Una mala impresion, un folleto barato. Cuatro anos y tres meses y dieciocho dias. La detective apreto las mandibulas, agobiada. Muy a menudo, varias veces al dia y, desde luego, cada vez que se sentia nerviosa, se ponia a hacer calculos mentales del tiempo que le quedaba hasta la fatidica frontera de los diez anos. Era un tic, una mania que la desesperaba, pero no podia evitar que la cabeza se le disparara con la cuenta atras. Cuatro anos y tres meses y dieciocho dias. Eso era todo lo que le quedaba por vivir. Queria parar, queria dejar de contar, pero no podia.

– Estas muy guapa, Bruna. Muy elegante -dijo el memorista.

La rep se sobresalto. Por alguna razon, las palabras del hombre cayeron sobre ella como una reprimenda. De golpe se sintio demasiado vestida. Ridicula con su mono brillante y su collar de oro. Enrojecio.

– Tengo… tengo una cita luego, por eso voy asi.

– ?Una cita amorosa?

Se miraron a los ojos, Nopal impavido, Husky desconcertada. Pero su desconcierto dio rapidamente paso a un hervor de ira.

– No creo que te interese con quien me cito, Nopal. Y nosotros hemos venido aqui para algo mas que para hablar de tonterias. Dijiste que tenias noticias para mi.

El hombre sonrio. Una pequena mueca fria y suficiente. Bruna le odio.

– Pues si. No me preguntes como, pero he dado con uno de los memoristas piratas que escriben los implantes ilegales. Y resulta que este tipo me debe algun favor. Tampoco preguntes. El caso es que esta dispuesto a hablar contigo cuando regrese a la ciudad. Esta de viaje. Pero te recibira dentro de cuatro dias… el viernes a las 13:15. Te paso la direccion… Espero que seas buena interrogando, porque es un individuo bastante correoso.

Bruna verifico que los datos habian llegado a su movil.

– Gracias.

En la gran pantalla que habia sobre la barra se veia una escena tumultuosa, sangre, llamas, carreras, policias. El sonido general estaba quitado, asi que no pudo saber donde era. Tampoco importaba mucho, la verdad. Era una mas de las habituales escenas de violencia de los informativos.

– Y hay otra cosa… Algo que recorde despues de nuestra cita en el museo…

Nopal callo con aire dubitativo y Bruna aguardo expectante a que siguiera hablando.

– No se si tendra algo que ver, y ni siquiera estoy seguro de que sea verdad, pero lo cierto es que, cuando yo estaba en el oficio, entre los memoristas corria el rumor de que, hara unos veinticinco anos, poco antes de la Paz Humana y de que se iniciara el proceso de unificacion de la Tierra, la Union Europea estaba desarrollando un arma secreta e ilegal que consistia en unas memorias artificiales… para humanos.

– ?Para humanos!

– Y tambien para tecnos, pero sobre todo para humanos. De ahi que fuera un proyecto clandestino. El caso es que supuestamente los implantes captaban la voluntad del sujeto y le obligaban a hacer cosas…

– Un programa de comportamiento inducido.

– Eso es. Y, a las pocas horas, la memoria mataba al portador. Este detalle es lo que me hizo pensar en su posible relacion con los casos actuales… Pero esa vieja historia tambien puede ser una leyenda urbana. Si te fijas, tiene todos los ingredientes: un implante de memoria que en vez de ser para tecnos es para humanos y que secuestra tu voluntad y luego acaba contigo… Responde muy bien a los miedos inconscientes, ?no?

La pantalla del local seguia abarrotada de imagenes convulsas. Ahora aparecian unos tipos con tunicas color ceniza, rostros pintados de gris y una pancarta que decia: «3-F-2109. El fin del mundo se acerca. ?Estas preparado?» Eran esos chiflados de los apocalipticos. Ultimamente andaban muy activos porque su profeta, una fisioterapeuta ciega llamada la Nueva Casandra, habia pronosticado en su lecho de muerte, medio siglo atras, que el fin del mundo llegaria el 3 de febrero de 2109, es decir, en menos de dos semanas. Bruna fruncio el ceno: a juzgar por las imagenes, los apocalipticos estaban soltando sus soflamas justo enfrente de la sede del MRR.

– Perdona un momento -dijo a Nopal.

Paso el movil por el ojo cobrador de la mesa, pago veinte centimos, saco uno de los minusculos altavoces del dispensador y se lo metio en el oido. Oyo los canticos de los apocalipticos y, por encima, la voz del periodista que decia: «… impresion de esta tragedia que vuelve a sacudir al Movimiento Radical Replicante. Desde Madrid, Carlos Dupont.» E inmediatamente comenzo el bloque de publicidad. Bruna se quito el audifono, desalentada y algo inquieta. ?Estarian hablando todavia de la muerte de Chi? ?O se trataba de otra cosa? Miraria las noticias en el movil en cuanto dejara al escritor.

– ?Por que te sigue? -pregunto el memorista.

– ?Que?

– Ese.

Bruna se volvio en la direccion marcada por el dedo de Nopal. Sintio una sacudida en el estomago. Paul Lizard estaba sentado en una de las mesas del fondo. Sus miradas se cruzaron y el inspector hizo un pequeno movimiento con la cabeza en senal de saludo. La rep se enderezo en el asiento. La sangre le hervia en las mejillas. Todavia le parecia notar sobre la nuca los ojos del tipo.

– ?Por que dices que me sigue? -pregunto, intentando en vano que su voz sonara normal.

– Le conozco. Lizard. Un maldito y perseverante perro de presa. Estuvo dandome la lata cuando… cuando lo mio.

– Entonces a lo mejor eres tu su objetivo.

– Entro en el pabellon detras de ti.

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