seres, ademas del concentrado de algas -explico, como si estuviera respondiendo a una pregunta.

Y era verdad que la rep se lo estaba preguntando mentalmente.

– Y eso de no comer cadaveres, ?es por principios o porque os sienta mal? Fisicamente, digo.

– Sienta muy mal. Va endureciendo el kuammil. Con el tiempo puede llegar a matarte. El kuammil es como vuestra alma.

– No tenemos alma.

– Nosotros tampoco. Tenemos kuammil.

– Quiero decir que el alma no existe.

– Bueno, era por poner un simil facil. El kuammil si existe. Si quieres, te puedo hacer un resumen del funcionamiento de nuestro organismo.

Bruna miro la piel traslucida de la criatura, rosada y azulosa, palpitante, mudable como un cielo al atardecer, y se estremecio. Llevaba un rato sin ser consciente de la diferencia del alienigena, de hecho se estaba empezando a acostumbrar a el, pero de pronto volvia a percibir con desasosiego la rareza extraordinaria de ese cuerpo. En ese momento entro una llamada en el movil que le habia proporcionado Mirari y Bruna agradecio la interrupcion para no tener que contestar a Maio. E inmediatamente se dijo: que tonteria, si el ya ha percibido todo lo que he pensado.

Descolgo la llamada en modo invisible. En la pantalla aparecio el rostro de Serra, el lugarteniente de Hericio.

– ?Por que no te veo? -dijo el hombre, suspicaz, a modo de saludo.

– He manipulado mi ordenador movil para impedir que puedan localizarme, no quiero que queden pruebas de este viaje a Madrid… Recuerda lo que te dije: que tu mano izquierda no sepa lo que hace la derecha… Pero el caso es que he debido de estropear algo porque no consigo enviar imagenes.

El tipo cabeceo, apaciguado por la respuesta.

– Si… tampoco entendiamos por que no eras rastreable.

– Rastrear un movil es ilegal, como bien sabes…

Serra sonrio despectivamente.

– Como dice Hericio, nada mas licito que desobedecer las leyes de un sistema ilegitimo… Bien, Annie Heart… Quiero hablar contigo. Dentro de una hora en el Saturno.

Y colgo.

?Una hora! La rep agarro al vuelo la bolsa de viaje y salio corriendo hacia el Majestic. Subio como Bruna Husky, se transformo a toda prisa en Annie Heart y bajo rogando a la memoria del gran Gabriel Morlay no haber olvidado ningun detalle de su camuflaje. Al llegar a la planta cero, respiro hondo y enfrio su agitacion. Salio del ascensor con aire relajado y paso tranquilo, como si no tuviera ninguna prisa, aunque en esos momentos se estaba cumpliendo la hora que le habia dado el lugarteniente del PSH. Pero si: no se habia equivocado en su suposicion. Alli estaba de nuevo la sombra, el chico joven del dia anterior o quiza otro, todos esos cachorros supremacistas se parecian demasiado, eso era justamente lo que tanto valoraban, la homogeneidad, la semejanza. Se dejo seguir mientras caminaba con estudiada parsimonia hacia el Saturno. Aunque estaba bastante cerca del hotel, su paso indolente hizo que tardara casi veinte minutos en avistar el bar. No llego a entrar en el local: un automovil se detuvo junto a ella y levanto su puerta con un soplido neumatico. Dentro estaba Serra.

– Vienes con retraso -gruno.

Bruna se instalo en el asiento y amontono los labios en un gesto coqueto y despectivo. Una mueca de rubia desdenosa que le salia muy bien.

– No estoy acostumbrada a que me traten con semejante groseria. No soy uno de tus soldaditos para que me mandes ir de aca para alla a toda prisa.

Serra rio entre dientes. Hoy no llevaba chaleco sino una camiseta sin mangas de una fina y brillante tela metalica que se pegaba a sus inflados musculos artificiales. Sin duda quiere impresionar a Annie, penso Bruna. El coche iba en modo automatico, sin conductor. No deseaba testigos.

– No te ofendas, guapa, es solo trabajo. Y una medida de prudencia elemental.

– ?Por que estamos aqui?

– ?Aqui?

– En el coche. ?Vamos a algun lado?

– Hemos pensado que lo mejor es que nos vean juntos lo menos posible. Lo hacemos por ti. Es lo que quieres, ?no? Todo ese trabajo que te has tomado para que tu movil no sea rastreable…

Bruna asintio, cautelosa. No le gustaba el leve matiz sarcastico que creia percibir en las palabras del tipo.

– Asi es…

– Por cierto, ?como lo has hecho? ?Me dejas ver tu ordenador?

Bruna sintio que la espalda se le tensaba. ?Sospecharian algo? Peor aun, ?sabrian algo?

– Claro -dijo con naturalidad.

E inmediatamente se quito de la muneca la flexible lamina semitransparente y se la paso a Serra.

El lugarteniente cogio el aparato, le dio unas cuantas vueltas entre los dedos, lo apago y lo volvio a encender. El movil se reinicio y la pantalla saludo a Annie Heart, mientras Bruna agradecia mentalmente el impecable trabajo de Mirari. Y justo en ese momento se dio cuenta con horror de que llevaba el movil de Bruna en el bolsillo de sus pantalones de senora elegante. Con las prisas, habia olvidado dejarlo en la habitacion del hotel cuando se cambio. Ademas, ahora no recordaba si lo habia desconectado o no. ?Y si entraba una llamada? Una subita oleada de angustia la inundo en sudor frio. Por fortuna, Serra estaba demasiado ocupado inspeccionando el ordenador, porque la rep estaba segura de que su rostro se habia descompuesto. Oscuramente, por debajo de su zozobra, le parecio advertir que el hombre estaba diciendo algo que ella no habia llegado a captar. Respiro hondo y sintio como entraba en funcionamiento el poderoso coctel de hormonas antiestres que reforzaba su organismo de rep de combate. Una linea invisible de lucida calma descendio por su cuerpo como una cortina de agua que va apagando un fuego. Dibujo en su boca una sonrisa a modo de pantalla deflectora. Justo a tiempo: el lugarteniente giro el rostro y la miro.

– ?No me lo vas a contar? -dijo.

– ?Que?

– Te preguntaba como lo has hecho. Si intentas anular el GPS y no dispones de una clave de autorizacion otorgada por el juez, el aparato se destruye.

Bruna reflexiono friamente en una milesima de segundo. Reflexiono y decidio lo que decir.

– Pues veras, es bastante complicado. Solo lo puedes hacer en paralelo con un ordenador central. Conectas el movil en modo periferico y entonces introduces un vinculo de puerto virtual en el IDD del movil; manipulas los valores hasta conseguir el perfil residual del HTC y el cifrado de cuspide. Esto se consigue con un criptorrobot, pero es lento y dificil… Aunque utilice unos algoritmos especiales, de todas formas necesite revisar millones de cifras hasta encontrar la clave… ?Me sigues?

Serra cabeceo afirmativamente, aunque su expresion mostraba a las claras que se habia perdido en el enmaranado palabrerio. Bruna no tenia ni idea de lo que estaba diciendo, pero habia supuesto que el supremacista no seria capaz de darse cuenta.

– En fin, el caso es que enganas al movil haciendole creer que es una parte del ordenador central.

– Pareces saber mucho de todo esto…

Bruna-Annie se ahueco la rubia melena con los dedos y sonrio con dulzura.

– Bueno, soy profesora de robotica aplicada…

El hombre fruncio el ceno y le devolvio el ordenador. La rep lo ajusto a su muneca mientras pensaba en el otro movil que llevaba en el bolsillo: tenia que salir del coche cuanto antes.

– Veo que estamos dando vueltas a la manzana. ?Esperamos a alguien? ?Para que me has hecho venir? - pregunto.

Para husmear mientras tanto en mi habitacion del hotel, se respondio a si misma. Lo cual no era un problema: previendo esa posibilidad, habia diseminado por el cuarto el contenido razonable de un equipaje escueto. En realidad, que Serra la hubiera hecho venir para poder registrar sus pertenencias era una suposicion tranquilizadora: significaba que el plan seguia adelante.

– Es un simple tramite de seguridad. Tienes que entender que seamos cautelosos. El partido se encuentra en

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