pesa sobre la sexualidad, es un trauma terrible, un impedimento, pero debeis saber que hay personas a las que esa discapacidad les hara un bien enorme y, si la aceptais, a vosotros tambien.
Al buscar en Google las palabras «sexualidad, discapacidad», encontre un sitio llamado Overground, destinado a las personas que se sienten sexualmente atraidas por los amputados. Se llaman a si mismas los «fervientes» -en ingles, devotees-, y algunos son mas que fervientes, son «aspirantes» -wannabees-, es decir, que aspiran a amputarse ellos mismos para identificarse con el objeto de su deseo. Los aspirantes que realizan de verdad el acto son raros, la mayoria se contentan con acariciar la idea, con crear fotomontajes en los cuales se ven con el munon que suenan. Los que van hasta el final viven un calvario. He leido el testimonio de uno de ellos: durante anos busco en vano un cirujano comprensivo que accediese a cortarle una pierna sana, y acabo por destrozarsela el mismo con una escopeta de caza, con la eficacia suficiente para que la amputacion se hiciera inevitable. Fervientes y aspirantes forman una comunidad bastante avergonzada, que quisiera liberarse de esta verguenza: no somos perversos, dicen sus miembros, nuestros deseos son ciertamente especiales, poco comunes, pero son naturales, y quisieramos poder hablar abiertamente de ellos. Admiten que son deseos dificiles de realizar. La conjuncion ideal seria que un ferviente encontrase a un aspirante, este se haria amputar y los dos disfrutarian de su complementariedad en una armonia perfecta: la gran ventaja de Internet es favorecer esta clase de encuentros, partiendo del principio de que todo esta permitido entre adultos que consienten, incluido, como ocurrio hace unos anos, el contrato entre un individuo que queria comerse a uno de sus semejantes y otro que, al menos al principio, se declaraba dispuesto a que se lo comieran. Pero esta conjuncion ideal es rara, la vocacion del aspirante es mas fantasmatica que otra cosa, y lo que sucede con mayor frecuencia en la realidad, como en el caso de los homosexuales que siguen en el armario, es que el ferviente -convengamos en que es un hombre- esta casado con una mujer que ignora totalmente sus deseos y que se horrorizaria si los descubriera. En el sitio web le aconsejan que haga tentativas prudentes, que proponga a su companera juegos eroticos en los que se utilicen muletas, pero esta claro que el gusto por la amputacion es menos confesable que el de la sodomia o el ondinismo, y que son aun menores las posibilidades de convertir a esas practicas a alguien que no tenga ya la tendencia. La tercera via, que deberia ser la mas gloriosa, es encontrar a una persona ya amputada. En principio se podria pensar que estas personas cuya invalidez repugna a tanta gente deberian estar contentas de encontrar a otras a las que, por el contrario, les atrae. El problema, que ni siquiera puede encubrir un sitio militante y proselitista, es que la mayoria de los amputados involuntarios -es decir, la mayoria de los amputados- reaccionan como Etienne cuando una chica le dijo que deseaba acostarse con el a causa de su pata de palo: les asquea. Experimentan repulsion por el deseo de los fervientes, a los que no se les puede recomendar la hipocresia: al cortejar a una amputada, el ferviente debe ocultarle cuidadosamente que lo hace a causa de su minusvalia; ella tiene que creerse deseada como si no la tuviera.
Era mi segunda visita y Etienne y yo hablabamos desde la manana. Al llegar la hora de comer, telefoneo a su mujer para proponerle que se reuniera con nosotros en el restaurante italiano al que ya me habia llevado la primera vez. Yo solo me habia cruzado con Nathalie en el entierro de Juliette y me preguntaba con un poco de inquietud que pensaria de la extrana empresa en la que su marido y yo nos habiamos embarcado, pero en cuanto estuvo sentada al lado de el en el banco, rubia, decidida, risuena, mi inquietud se disipo. La situacion parecia divertirle, si Etienne confiaba en mi ella tambien, y me contaron a dos voces, con un placer manifiesto, lo que en su mitologia personal llamaban el cuarto de hora americano: una expresion que yo no conocia y que designa el momento en que, en una fiesta, las chicas toman la iniciativa del ligue.
Estamos en el otono de 1994. Etienne concluye su psicoanalisis. Aunque objetivamente nada ha cambiado, considera que en el se ha abierto algo, que la pelota esta ahora en el campo de la vida. Su analista lo aprueba y se encaminan juntos hacia una sesion que deciden ambos que sera la ultima. Es un momento muy perturbador: dos veces por semana durante nueve anos, le has dicho a alguien todo lo que no se cuenta a nadie, has mantenido una relacion que no se parece a ninguna otra, y he aqui que de comun acuerdo se pone fin a este vinculo juzgando que es su culminacion: si, la verdad, es perturbador. Terminada esta ultima sesion, Etienne vuelve a tomar en la estacion del Norte el tren a Lille, donde a ultima hora de la tarde da su primera leccion a un grupo de abogados muy jovenes. Nathalie forma parte de este grupo, que se reune despues en el cafe para hablar. Algunos han adorado a Etienne, otros lo han aborrecido. Ella le ha adorado. Le ha parecido brillante, original, iconoclasta. La dulzura de su voz la ha emocionado, ella adivina detras de su humor una riqueza de experiencia, un misterio que la fascinan. Investiga, averigua que el vive solo, se pasea solo, va solo a comprar libros en la Fnac. Etienne le gusta cada vez mas. En las clases siguientes, le parece que el se interesa por una chica de su promocion, pero apenas le preocupa, primero porque la chica ya esta comprometida con otro, y segundo porque aunque el no lo sepa todavia, ella sabe que es el hombre de su vida. Le invita a una velada y Etienne no se presenta. Termina el curso, era un ciclo breve, solo algunas sesiones. Entonces ella va a verle al tribunal y le explica que los estudiantes, insatisfechos, quisieran como minimo una mas. No es cierto, pero Nathalie reune a una docena de amigos para que hagan de comparsas en esta sesion adicional, muy informal, que se celebra en casa de Etienne. Al final, los estudiantes se marchan. Nathalie se demora y le propone ir al cine. La pelicula que ven, Rojo, de Kieslowski, cuenta la historia de un juez cojo y misantropo, interpretado por Jean-Louis Trintignant, pero no prestan la menor atencion a esta coincidencia porque al cabo de diez minutos ella le besa. Acaban la tarde en casa de el, y ella se queda a dormir. Etienne comprende que esta sucediendo algo enorme y se asusta. Estaba previsto que el se iria al dia siguiente a pasar una semana de vacaciones en Lyon, en casa de una amiga y, con intencion de calmarse, cobrar distancia, parte. Se queda una noche en casa de su amiga, y esa noche comprende que no solo se ha enamorado, sino que se trata de un amor confiado, compartido, cierto, que va a constituir el fundamento de toda su vida. Por la manana telefonea a Nathalie: vuelvo, ?quieres que nos veamos en mi casa? ?Quieres vivir conmigo? Ella se presenta con sus pertenencias, ya no se separaran. Pero Etienne tiene otra cosa menos alegre que decirle: aunque no se ha hecho pruebas desde hace varios anos, para no desanimarse aun mas, esta mas o menos seguro de que la quimioterapia le ha vuelto esteril. Nathalie no niega que es un problema porque quiere tener hijos, pero en lugar de pararse a examinarlo se afana de inmediato en buscarle una solucion. Compra un libro del biologo Jacques Testart sobre las diversas tecnicas de procreacion asistida: si ninguna funciona, concluye, optaran por la adopcion. De todos modos, antes hay que hacer de nuevo el test. Ella decide, organiza; el la sigue, maravillado. Todo lo que constituye un peso tan grande en su vida, la pierna que le falta, sus temores, su probable esterilidad, ella lo asume y se apana: forma parte del conjunto, y el conjunto le conviene. Le acompana a masturbarse para el banco de esperma y la semana siguiente van a recoger los resultados. La secretaria le dice a Etienne que la doctora quiere verles personalmente, cosa que les inquieta mas bien, pero cuando la doctora abre la puerta de la sala de espera sonrie al verles apretujados el uno contra el otro y cogidos de la mano en el banco de escay negro, y yo tambien sonrio al mirarles, once anos mas tarde, en el banco del restaurante. Estos dias he dado muchas malas noticias, dice la doctora, asi que tengo ganas de darles una buena: pueden tener un hijo. Al salir, dicen: bueno, ?nos ponemos? El mes siguiente Nathalie esta embarazada.
Ella es del norte y esta harta del norte, y el tambien. Ademas hace poco que uno de sus colegas penalistas, con la expresion sagaz del que ve sobre ti mas lejos que tu, le repite a Etienne que esta hecho para el tribunal de instancia. El colega es mucho mayor, de derechas, catolico, un autentico magistrado a la vieja usanza, hay muchas cosas en las que disienten, pero se aprecian, y Etienne no aborrece la idea de recurrir a la opinion de otra persona, al igual que, sin tener el mismo una inclinacion clara, se entregaria al azar o, como en un caso parecido, yo mismo me someto a los consejos sibilinos del I King. Etienne considera que esta bien decidir, pero puedes decidir que decidan otros, aceptar por las buenas un consejo o una propuesta, no coagular el curso de la vida obcecandose con algo tan contingente como la voluntad propia. A priori yo no me veia realmente como juez de primera instancia, pero si Bussieres me ve tan bien en esa funcion, ?por que no? ?Por que no presentar mi candidatura a esa vacante en el tribunal de primera instancia de Vienne? Vienne esta muy cerca de Lyon, Nathalie puede inscribirse en el colegio de abogados de Lyon, y ademas hara mas calor que en Bethune.