very late, and I overslept myself. I could not sleep until four o'clock in the morning. My servant did not call me, therefore I did not wake up. No conozco otra persona adulta que en efecto haya aprendido a hablar ingles en menos de un ano. No le quedaba otro remedio.
Escuche sin ser visto una conversacion entre mis padres. Pobre Carlitos. No te preocupes, se le pasara. No, esto lo va a afectar toda su vida. Que mala suerte. Como pudo ocurrirle a nuestro hijo. Fue un accidente, como si lo hubiera atropellado un camion, haz de cuenta. Dentro de unas semanas ya ni se acordara. Si hoy le parece injusto lo que hemos hecho, cuando crezca comprendera que ha sido por su bien. Es la inmoralidad que se respira en este pais bajo el mas corrupto de los regimenes. Ve las revistas, el radio, las peliculas: todo esta hecho para corromper al inocente.
Asi pues, estaba solo, nadie podia ayudarme. El mismo Hector consideraba todo una travesura, algo divertido, un vidrio roto por un pelotazo. Ni mis padres ni mis hermanos ni Mondragon ni el padre Ferran ni los autores de los tests se daban cuenta de nada. Me juzgaban segun leyes en las que no cabian mis actos.
Entre en la nueva escuela. No conocia a nadie. Una vez mas fui el intruso extranjero. No habia arabes ni judios ni becarios pobres ni batallas en el desierto -aunque si, como siempre, ingles obligatorio. Las primeras semanas resultaron infernales. Pensaba todo el tiempo en Mariana. Mis padres creyeron que me habian curado el castigo, la confesion, las pruebas psicologicas de las que nunca pude enterarme. Sin embargo, a escondidas y con gran asombro del periodiquero, compraba Vea y Vodevil, practicaba los malos tactos sin conseguir el derrame. La imagen de Mariana reaparecia por encima de Tongolele, Kalantan, Su Muy Key. No, no me habia curado: el amor es una enfermedad en un mundo en que lo unico natural es el odio.
Desde luego no volvi a ver a Jim. No me atrevia a acercarme a su casa ni a la antigua escuela. Al pensar en Mariana el impulso de ir a su encuentro se mezclaba a la sensacion de molestia y ridiculo. Que estupidez meterme en un lio que pude haber evitado con solo resistirme a mi imbecil declaracion de amor. Tarde para arrepentirme: hice lo que debia y ni siquiera ahora, tantos anos despues, voy a negar que me enamore de Mariana.
XII
Hubo un gran temblor en octubre. Aparecio un cometa en noviembre. Dijeron que anunciaba la guerra atomica y el fin del mundo o cuando menos otra revolucion en Mexico. Luego se incendio la ferreteria La Sirena y murieron muchas personas. Al llegar las vacaciones de fin de ano todo era muy distinto para nosotros: mi padre habia vendido la fabrica y acababan de nombrarlo gerente al servicio de la empresa norteamericana que absorbio sus marcas de jabones. Hector estudiaba en la Universidad de Chicago y mis hermanas mayores en Texas.
Un mediodia yo regresaba de jugar tenis en el Junior Club. Iba leyendo una novelita de Perry Mason en la banca transversal de un Santa Maria cuando, en la esquina de Insurgentes y Alvaro Obregon, Rosales pidio permiso al chofer y subio con una caja de chicles Adams. Me vio. A toda velocidad bajo apenadisimo a esconderse tras un arbol cerca de 'Alfonso y Marcos', donde mi madre se hacia permanente y maniquiur antes de tener coche propio y acudir a un salon de Polanco.
Rosales, el nino mas pobre de mi antigua escuela, hijo de la afanadora de un hospital. Todo ocurrio en segundos. Baje del Santa Maria ya en movimiento, Rosales intento escapar, fui a su alcance. Escena ridicula: Rosales, por favor, no tengas pena. Esta muy bien que trabajes (yo que nunca habia trabajado). Ayudar a tu mama no es ninguna verguenza, todo lo contrario (yo en el papel de la Doctora Corazon desde su Clinica de Almas). Mira, ven, te invito un helado en La Bella Italia. No sabes cuanto gusto me da verte (yo el magnanimo que a pesar de la devaluacion y de la inflacion tenia dinero de sobra). Rosales hosco, palido, retrocediendo. Hasta que al fin se detuvo y me miro a los ojos.
No, Carlitos, mejor una torta, si eres tan amable. No me he desayunado. Me muero de hambre. Oye ?no me tienes coraje por nuestros pleitos? Que va, Rosales, los pleitos ya que importan (yo el generoso, capaz de perdonar porque se ha vuelto invulnerable). Bueno, muy bien, Carlitos: vamos a sentarnos y conversamos.
Cruzamos Obregon, atravesamos Insurgentes. Cuentame: ?Pasaste de ano? ?Como le fue a Jim en los examenes? ?Que dijeron cuando ya no regrese a clases? Rosales callado. Nos sentamos en la torteria. Pidio una de chorizo, dos de lomo y un Sidral Mundet. ?Y tu, Carlitos: no vas a comer? No puedo: me esperan en mi casa. Hoy mi mama hizo rosbif que me encanta. Si ahora pruebo algo, despues no como. Traigame por favor una coca bien fria.
Rosales puso la caja de chicles Adams sobre la mesa. Miro hacia Insurgentes: los Packards, los Buicks, los Hudsons, los tranvias amarillos, los postes plateados, los autobuses de colores, los transeuntes todavia con sombrero: la escena y el momento que no iban a repetirse jamas. En el edificio de enfrente, General Electric, calentadores Helvex, estufas Mabe. Largo silencio, mutua incomodidad. Rosales inquietisimo, esquivando mis ojos. Las manos humedas repasaban el gastado pantalon de mezclilla.
Trajeron el servicio. Rosales mordio la torta de chorizo. Antes de masticar el bocado tomo un trago de sidral para humedecerlo. Me dio asco. Hambre atrasada y ansiedad: devoraba. Con la boca llena me pregunto: ?Y tu? ?Pasaste de ano a pesar del cambio de escuela? ?Te iras de vacaciones a algun lado? En la sinfonola termino La Mucura y empezo Riders in the Sky. En Navidad vamos a reunimos con mis hermanos en Nueva York. Tenemos reservaciones en el Plaza. ?Sabes lo que es el Plaza? Pero oye: ?Por que no me contestas lo que te pregunte?
Rosales trago saliva, torta, sidral. Temi que se asfixiara. Bueno, Carlitos, es que, mira, no se como decirte: en nuestro salon se supo todo. ?Que es todo? Eso de la mama. Jim lo comento con cada uno de nosotros.
No conteste. Rosales siguio comiendo en silencio. De pronto alzo la vista y me miro: Yo no queria decirte, Carlitos, pero eso no es lo peor. No, que otro te diga. Dejame acabarme mis tortas. Estan riquisimas. Llevo un dia sin comer. Mi mama se quedo sin trabajo porque trato de formar un sindicato en el hospital. Y el tipo que ahora vive con ella dice que, como no soy hijo suyo, el no esta obligado a mantenerme. Rosales, de verdad lo siento; pero eso no es asunto mio y no tengo por que meterme. Come lo que quieras y cuanto quieras -yo pago- pero dime que es lo peor.
Bueno, Carlitos, es que me da mucha pena, no sabes. Anda ya de una vez, no me chingues, Rosales; habla, di lo que me ibas a decir. Es que mira, Carlitos, no se como decirte: la mama de Jim murio.
?Murio? ?Como que murio? Si, si: Jim ya no esta en la escuela: desde octubre vive en San Francisco. Se lo llevo su verdadero papa. Fue espantoso. No te imaginas. Parece que hubo un pleito o algo con el Senor ese del que Jim decia que era su padre y no era. Estaban el y la senora -se llamaba Mariana ?no es cierto?- en un cabaret, en un restoran o en una fiesta muy elegante en Las Lomas. Discutieron por algo que ella dijo de los robos en el gobierno, de como se derrochaba el dinero arrebatado a los pobres. Al Senor no le gusto que le alzara la voz alli delante de sus amigos poderosisimos: ministros, extranjeros millonarios, grandes socios de sus enjuagues, en fin. Y la abofeteo delante de todo el mundo y le grito que ella no tenia derecho a hablar de honradez porque era una puta.
Mariana se levanto y se fue a su casa en un libre y se tomo un frasco de Nembutal o se abrio las venas con una hoja de rasurar o se pego un tiro o hizo todo esto junto, no se bien como estuvo. El caso es que al despertar Jim la encontro muerta, banada en sangre. Por poco el tambien se muere del dolor y del susto. Como no estaba el portero del edificio, Jim fue a avisarle a Mondragon: no tenia a nadie mas. Y ya ni modo: se entero toda la escuela. Hubieras visto el montonal de curiosos y la Cruz Verde y el agente del ministerio publico y la policia.
No me atrevi a verla muerta, pero cuando la sacaron en camilla las sabanas estaban todas llenas de sangre. Para todos nosotros fue lo mas horrible que nos ha pasado en la vida. Su mama le dejo a Jim una carta en ingles, una carta muy larga en que le pedia perdon y le explicaba lo que te conte. Creo que tambien escribio otros recados -a lo mejor habia uno para ti, como saberlo- aunque se hicieron humo, pues el Senor de inmediato le echo tierra al asunto y nos prohibieron hacer comentarios entre nosotros y sobre todo en nuestras casas. Pero ya ves como vuelan los chismes y que dificil es guardar un secreto. Pobre Jim, pobre cuate, tanto que lo fregamos en la escuela. De verdad me arrepiento.