– ?Crees que el cerebro pudo ir a parar alli? ?Que lo guardaron en formalina?

– Es posible. ?Habeis desenterrado a la nina?

– Quiza sea una equivocacion -suspiro Erlendur-. Quiza todo este asunto sea una gran equivocacion.

Capitulo 23

Elinborg encontro a Klara, la hermana de Gretar. Sin embargo, la busqueda de la otra victima, la mujer de Husavik, no habia dado ningun resultado. La reaccion de las mujeres habia sido siempre la misma: primero habian expresado una sorpresa sincera y luego un gran interes. Elinborg habia tenido que estar alerta para que no le sacaran detalles del asunto. Sabia que, aunque ella y los demas policias que buscaban a la mujer insistian en que el caso era muy delicado y que era preciso no hacer comentarios, no se podrian evitar las habladurias que correrian de boca en boca.

Klara vivia en un ordenado piso de un edificio del barrio de Breidholt. Recibio a Elinborg en la puerta. Era una mujer de cincuenta y tantos anos, delgada, morena, vestida con pantalones tejanos y jersey azul. Estaba fumando un cigarrillo.

– ?Habeis hablado con mi madre? -pregunto cuando Elinborg se hubo presentado y estaba ya dentro de la vivienda.

Era una mujer agradable.

– Si, lo hizo Erlendur, mi companero.

– Ella me dijo que Gretar no se encontraba bien -explico Klara mientras llevaba a Elinborg hasta el salon y la invitaba a sentarse en el sofa-. Siempre sale con esos comentarios que no se entienden.

Elinborg no le contesto.

– Hoy tengo el dia libre -dijo Klara para explicar por que estaba en casa en horas de trabajo, fumando.

Conto que hacia turnos en una agencia de viajes. El marido estaba trabajando, los dos hijos ya fuera del nido; la hija estudiaba medicina, conto orgullosa. Apenas habia apagado el cigarrillo cuando encendio otro. Elinborg tosio discretamente, pero Klara no advirtio la insinuacion.

– Lei algo sobre Holberg en los periodicos -anadio Klara-. Mama me dijo que el hombre le habia preguntado por Gretar. Eramos hermanastros. Mama se olvido de contarle eso. Gretar y yo tenemos la misma madre, pero nuestros padres han fallecido.

– Eso no lo sabiamos -dijo Elinborg.

– ?Quieres ver los trastos que me lleve de casa de Gretar?

– Si, eso seria interesante -contesto Elinborg.

– Vivia en un agujero asqueroso. ?Lo habeis encontrado?

Klara miro a Elinborg mientras inhalaba el humo hasta lo mas profundo de sus pulmones.

– No lo hemos encontrado -dijo Elinborg-, y en realidad no lo estamos buscando. -Volvio a toser discretamente-. Hace mas de un cuarto de siglo que desaparecio, asi que…

– No tengo ni idea de lo que paso -interrumpio Klara, y exhalo una espesa nube de humo-. No teniamos mucho contacto. El era algo mayor que yo, egoista y antipatico. No se le podia sacar palabra, maltrataba a nuestra madre y nos robaba a las dos si tenia ocasion. Luego se mudo de casa.

– ?Asi que no conoces a Holberg? -pregunto Elinborg.

– No.

– ?Ni a Ellidi? -anadio.

– ?Que Ellidi?

– No tiene importancia.

– No se con quien andaba Gretar. Cuando desaparecio, una tal Marion se puso en contacto conmigo y me llevo a su casa. Un agujero asqueroso. Una habitacion que apestaba plagada de basura por el suelo, incluidos restos de carne de cordero y pure de patatas que, obviamente, habia estado comiendo.

– ?Marion? -pregunto Elinborg. No llevaba suficiente tiempo trabajando en la policia para reconocer ese nombre.

– Si, ese era su nombre.

– ?Recuerdas haber visto una camara de fotos entre los trastos de tu hermano?

– Si, era lo unico decente que habia en la habitacion. Me la lleve pero nunca la he utilizado. La policia pensaba que era robada y eso no me gustaba. La guarde en el trastero, aqui en el sotano. ?Quieres verla? ?Has venido por eso?

– Si, me gustaria verla -dijo Elinborg.

Klara se levanto. Pidio a Elinborg que esperara un momento y fue a la cocina. Volvio con un llavero en la mano. Bajaron las escaleras hasta el sotano y llegaron a un pasillo. Klara encendio una luz y abrio la puerta de uno de los varios trasteros del pasillo. El cuarto estaba lleno de todo tipo de cosas: tumbonas, sacos de dormir, equipos de esqui, bartulos de acampada… Elinborg suspiro. Le llamo la atencion un aparato de masajes para los pies y una maquina Sodastream para preparar bebidas con gas.

– Lo tenia todo guardado en una caja -dijo Klara cuando consiguio abrirse camino entre tanto cachivache y llegar a la mitad del trastero. Una vez alli, se agacho y cogio una pequena caja de carton de color marron-. Creo que lo meti todo aqui dentro. El pobre hombre no tenia practicamente nada, salvo la camara de fotos.

Abrio la caja e iba a sacar las cosas del interior cuando Elinborg la detuvo.

– No saques nada de la caja -le dijo, y extendio las manos para cogerla-. No sabemos que importancia puede tener para nosotros su contenido -anadio a modo de explicacion.

Klara le entrego la caja con cara de disgusto y Elinborg la abrio. Dentro habia tres libros arrugados -ediciones de bolsillo-, una navaja pequena, algunas monedas y una camara de fotos Kodak Instamatic, de esas compactas que se regalaban en Navidad y para la confirmacion hacia anos. No era exactamente un aparato de calidad para un hombre que tenia un gran interes por la fotografia, pero sin duda le habria sido util. No parecia haber carretes de fotos en la caja (Erlendur le habia pedido especialmente que mirara si Gretar habia dejado algun carrete por revelar). Elinborg cogio la camara con un panuelo y le dio la vuelta. No tenia carrete dentro. En la caja tampoco habia fotografias.

– Tambien hay todo tipo de cubetas y liquidos -dijo Klara, y senalo un rincon del trastero-. Creo que solia revelar el mismo sus fotografias. Tambien hay algo de papel fotografico. Supongo que estara ya estropeado, ?no crees? Para tirar.

– Mas vale que me lo lleve tambien -dijo Elinborg, y Klara volvio a introducirse entre los trastos.

– ?Sabes si guardaba algun carrete de fotos o recuerdas haber visto alguno en su habitacion? -pregunto Elinborg.

– No, no vi ninguno -respondio Klara agachandose para coger las cubetas.

– ?Sabes donde guardaba sus fotografias?

– No.

– ?Sabes que motivos tenia para fotografiar?

– Supongo que lo hacia porque le gustaba -dijo Klara.

– Me refiero a que motivos fotografiaba -repuso Elinborg-. ?Viste alguna de sus fotos?

– No, nunca me enseno nada. Como te dije antes, teniamos muy poca relacion. No se nada de sus fotos. Gretar era un maldito inutil -anadio encogiendose de hombros como para quitar trascendencia a sus palabras.

– Me gustaria llevarme la caja -dijo Elinborg-. Espero que no te importe. Te la devolveran pronto.

– ?Que es lo que pasa? -pregunto Klara demostrando por primera vez cierto interes por la visita de la policia y las preguntas sobre su hermano-. ?Es que sabeis donde esta Gretar?

– No, no lo sabemos -contesto Elinborg procurando eliminar cualquier duda-. No hay nada nuevo en este caso. Nada.

Los nombres de las dos mujeres que estuvieron con Kolbrun la noche en que Holberg la violo, aparecian en los archivos de la policia. Erlendur habia empezado a buscarlas y, aunque las dos eran de Keflavik, ninguna seguia viviendo alli.

Вы читаете Las Marismas
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату
×