dominaban los sovieticos el ingles que los norteamericanos el ruso. A comienzos del siglo, los cientificos del mundo entero hablaban — o al menos leian — el aleman. Antes habia sido el frances, y aun antes, el latin. En el futuro, quizas hubiese algun otro idioma cientifico obligatorio, el chino tal vez. Por el momento era el ingles, y los cientificos de todo el orbe se esforzaban por aprender sus ambiguedades y casos irregulares.

Encendiendo un nuevo cigarrillo con la colilla del anterior prosiguio Vaygay.

— Hay algo mas que decir. Se trata apenas de una teoria, ni siquiera tan factible como la idea de que el Mensaje habra de repetirse, idea que muy adecuadamente el profesor Valerian definio como una conjetura. Normalmente yo no me inclinaria por manifestar semejante hipotesis tan al comienzo, pero si fuera valida, habria que ir pensando de inmediato en futuras medidas. No tendria coraje para plantear esta posibilidad si el academico Arkhangelsky no hubiese llegado a la misma conclusion. El y yo hemos discrepado respecto del corrimiento al rojo de los cuasar, respecto de la fisica del cuar en las estrellas de neutron… muchas veces no hemos coincidido. Debo reconocer que en ocasiones tenia razon el, y a veces yo. Tengo la sensacion de que casi nunca hemos estado de acuerdo en la etapa teorica de ningun tema. Sin embargo, en esto pensamos igual.

— Genrik Dmit'ch, ?por que no explica por favor?

Arkhangelsky parecia tolerante, casi divertido. Hacia anos que tenia con Lunacharsky una rivalidad personal, traducida en acaloradas discusiones cientificas y una celebrada controversia acerca del apoyo que debia prestarsele a la investigacion sovietica sobre la fusion.

— Nosotros suponemos que el Mensaje contiene las instrucciones para fabricar una maquina. Por supuesto, no sabemos como hacer para descifrarlo, pero la prueba esta en las referencias internas. Les doy un ejemplo. En la pagina 15441 hay una clara alusion a una pagina anterior, la 13097, que, por suerte, tenemos. Esta ultima pagina se recibio aqui, en Nuevo Mexico, y la primera en nuestro observatorio de Tashkent. En la pagina 13097 hay otra referencia a algo que no conocemos porque en esa epoca no cubriamos todas las longitudes. Hay muchos casos de estas citas de paginas anteriores. En general, y esto es lo importante, vienen instrucciones complicadas en la pagina reciente, y otras mas sencillas en la anterior. En un caso hay, en una sola pagina, ocho citas de material previo.

— A lo mejor — sugirio Ellie — son ejercicios matematicos que se resuelven graduando progresivamente las dificultades. Tambien podria ser una novela — deben de vivir una existencia mucho mas larga que la nuestra — en la que los hechos se relacionen con las experiencias de la ninez, o como fuere que se llame en Vega el primer periodo de vida.

Tal vez sea incluso un manual religioso.

— Los Diez Millones de Mandamientos — acoto Der Heer, riendose.

— Si, puede ser — admitio Lunacharsky mirando por la ventana por entre una nube de humo. Los telescopios parecian contemplar anhelantes el firmamento —. Pero observando el esquema de tantas citas, convendran conmigo en que se asemejan mas a un manual de instrucciones para fabricar una maquina que quien sabe para que sera.

Capitulo nueve — Lo sobrenatural

El asombro es la base de la adoracion.

THOMAS CARLYLE Sartor Resartus (1833-34)

Sostengo que el sentimiento religioso cosmico es la motivacion mas fuerte y noble para la investigacion cientifica.

ALBERT EINSTEIN Ideas y Opiniones (1954)

Recordaba el momento exacto en que, en uno de sus numerosos viajes a Washington, se dio cuenta de que estaba enamorandose de Ken der Heer.

Los arreglos para una reunion con Palmer Joss estaban retrasandose una eternidad. Al parecer, Joss era reacio a visitar las instalaciones de Argos. Lo que le interesaba, decia, era la impiedad de los cientificos, no la interpretacion que ellos dieran del Mensaje, y para indagar en su personalidad era preciso reunirse en terreno mas neutral. Ellie estaba dispuesta a ir a cualquier lado y un asesor especial de la Presidenta se habia hecho cargo de las negociaciones. No debia asistir ningun otro radioastronomo pues la Presidenta deseaba que concurriese solo Ellie.

Ellie por su parte tambien esperaba el momento en que deberia viajar a Paris con motivo de la primera reunion del Consorcio Mundial para el Mensaje. Ella y Vaygay coordinaban el programa de recoleccion de datos en el mundo entero. Como la recepcion de la senal se habia vuelto una tarea ya de rutina, con sorpresa comprobo que le quedaba cierto tiempo libre. Se propuso tener una larga conversacion con su madre y no perder la serenidad por mas que ella la provocara. Tenia una cantidad impresionante de correspondencia para poner al dia, no solo felicitaciones o criticas de colegas, sino tambien exhortaciones religiosas, teorias pseudocientificas propuestas con una gran confianza y cartas de admiradores de todo el mundo. Hacia meses que no leia The Astrophysical Journal, aunque era autora de uno de los ultimos trabajos, el articulo mas extraordinario jamas editado en tan augusta publicacion. La senal de Vega era tan potente que muchas personas, cansadas ya de ser radioaficionados, habian empezado a construir sus pequenos radiotelescopios y analizadores de senales propios. En la primera etapa de recepcion del Mensaje, ellos habian encontrado datos interesantes, y a Ellie seguian acosandola aficionados que creian haber descubierto informacion desconocida por los profesionales del SETI. Ella se sentia obligada a escribirles cartas de aliento. Habia tambien en Argos otros meritorios programas de radioastronomia — la exploracion de los cuasar, por ejemplo — a los que habia que prestar atencion. Sin embargo, pese a todo, pasaba la mayor parte de su tiempo con Ken.

Desde luego, era obligacion suya suministrar al asesor presidencial todos los datos vinculados con el proyecto Argos, puesto que la Presidenta debia contar con la informacion mas completa posible. Ojala los mandatarios de otras naciones, pensaba ella, estuvieran tan enterados sobre todo lo atinente a Vega como lo estaba la Presidenta de los Estados Unidos. Si bien no tenia estudios de ciencia, la Presidenta sentia un gusto genuino por la materia, y estaba dispuesta a apoyar a la ciencia no solo por sus beneficios practicos, sino, al menos en parte, por el placer de saber. Lo mismo habia ocurrido con anteriores dirigentes norteamericanos desde James Madison y John Quincy Adams.

Asi y todo, llamaba la atencion la cantidad de tiempo que Der Heer podia pasar en Argos. Dedicaba una hora o mas al dia a comunicarse con su Oficina de Ciencia y Politica Tecnologica, de Washington, pero el resto del tiempo se limitaba a… andar por ahi.

Investigaba el mecanismo del sistema de computacion o visitaba los radiotelescopios. A veces se le veia acompanado por algun colaborador de Washington, aunque en general iba solo. Ellie lo divisaba por la puerta abierta del despacho que le habian asignado, con las piernas sobre el escritorio, leyendo algun informe o hablando por telefono. La saludaba alegremente con la mano y seguia con lo suyo. Solia encontrarlo dialogando con Drumlin o Valerian, pero tambien con los tecnicos y las secretarias, quienes en mas de una ocasion lo habian descrito como «encantador».

Der Heer le planteaba muchas preguntas tambien a Ellie. Al principio eran puramente tecnicas y programaticas, pero muy pronto comenzaron a incluir una amplia gama de previsibles acontecimientos futuros, y mas tarde, meras especulaciones. Daba la impresion de que hablar sobre el proyecto era tan solo un pretexto para estar juntos.

Una hermosa tarde de otono en Washington, la Presidenta tuvo necesidad de postergar una reunion del Grupo de Tareas para Contingencias Especiales debido a una crisis de politica internacional. Despues de haber llegado desde Nuevo Mexico, y al enterarse de que les quedaban varias horas libres, Ellie y Der Heer decidieron visitar el Memorial de Vietnam, disenado por Maya Ying Lin, cuando ella no se habia graduado aun de arquitecta en Yale. Rodeados de tan doloroso recordatorio de una guerra sin sentido, a Der Heer se le notaba inadecuadamente alegre, lo cual le hizo pensar a Ellie una vez mas si no tendria fallas de caracter. Un par de guardaespaldas, con invisibles audifonos, los seguian a una distancia prudencial.

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