carey. Con su informal vestimenta de camiseta tejida y una falda color beige, cruzo el pasillo de la planta baja y abrio una puerta con la inscripcion «E. Arroway. Directora». Cuando retiro el pulgar de la cerradura de contacto dactilar, cualquier observador le habria notado en la mano derecha un anillo con una extrana piedra roja rudimentariamente engarzada. La mujer encendio la lampara del escritorio, abrio un cajon y saco un par de auriculares. En la pared del fondo, se leia una cita de las Parabolas de Franz Kafka:

Las sirenas poseen un arma mas letal aun que su canto: su silencio…

Es posible que alguien haya podido escapar de su canto pero de su silencio, jamas.

Apago la luz y se encamino a la puerta.

En la sala de control verifico que todo estuviera en orden. Por la ventana alcanzaba a ver varios de los ciento treinta y un radiotelescopios que se extendian por decenas de kilometros a lo largo del desierto de Nuevo Mexico como una especie extrana de flores mecanicas que se elevaban hacia el cielo. Eran las primeras horas de la tarde, y la noche anterior se habia quedado despierta hasta tarde. La radioastronomia puede realizarse durante el dia ya que el aire no dispersa las ondas del Sol. Para un radiotelescopio orientado hacia cualquier punto, salvo muy cerca del Sol, el cielo es de una negrura total.

Excepto las fuentes de emision radioelectrica.

Mas alla de la atmosfera de la Tierra, del otro lado del cielo, existe un universo cargado de emisiones radioelectricas. Estudiando las ondas de radio se puede adquirir conocimiento sobre los planetas, las estrellas y galaxias, sobre la composicion de las grandes nubes de moleculas organicas que flotan entre las estrellas, sobre el origen, la evolucion y la suerte del universo. Pero todas esas emisiones radioelectricas son naturales, es decir, causadas por procesos fisicos, por electrones que se mueven en circulos en el campo magnetico galactico, por moleculas interestelares que chocan unas con otras, o por los remotos ecos del Big Bang, la gran explosion primigenia de los rayos gamma en el origen del universo hasta las dociles ondas de radio que llenan todo el espacio en nuestra epoca.

En las pocas decadas transcurridas desde que el hombre comenzo a dedicarse a la radioastronomia, jamas se recibio una senal desde las profundidades del espacio, algo fabricado, artificial, tramado por una mente extrana. Si hubo falsas alarmas. Al principio se penso que las variaciones regulares de tiempo de las emisiones radioelectricas de los cuasar, pero sobre todo de los pulsar, podian ser una senal de anuncio proveniente de alguien, o tal vez una baliza de radionavegacion para exoticas naves que surcaban el espacio interestelar. No obstante, resultaron ser otra cosa, tan exotica, quiza, como una posible senal emitida por habitantes del cielo nocturno. Los cuasar parecian ser estupendas fuentes de energia, vinculadas a lo mejor con enormes agujeros negros en el centro de las galaxias. Los pulsar son nucleos atomicos del tamano de una ciudad, que giran a gran velocidad. Ha habido otros mensajes ricos y misteriosos que resultaron ser inteligentes, aunque no muy extraterrestres. Los cielos estan ahora salpicados de radares militares secretos y satelites de comunicacion radial a cargo de radioastronomos civiles. A veces, estos eran verdaderos delincuentes que hacian caso omiso de los convenios internacionales sobre telecomunicaciones. A nadie se podia recurrir para imponerles sanciones. De vez en cuando, todos los paises negaban tener responsabilidad. Pero nunca hubo una senal extrana nitida, definida.

Y sin embargo, el origen de la vida parecia en ese momento tan sencillo — habia tantos sistemas planetarios, tantos miles de millones de anos para la evolucion biologica — que era facil suponer que la Galaxia rebosaba de vida e inteligencia. Argos era el proyecto de mayor envergadura del mundo dedicado a la busqueda por radio de inteligencia extraterrestre. Las ondas de radio se desplazaban a la velocidad de la luz, al parecer la velocidad mas alta posible. Eran faciles de generar y de detectar. Hasta una civilizacion tecnologicamente atrasada, como la Tierra, pudo descubrir la radio en el comienzo de su exploracion del mundo fisico. Incluso con la rudimentaria tecnologia de radio existente — solo habian transcurrido unas pocas decadas desde la invencion del radiotelescopio — era casi posible comunicarse con una civilizacion identica que habitara el centro de la Galaxia.

Sin embargo, habia tantos lugares del cielo por examinar, y tantas frecuencias en las cuales una civilizacion extrana podia estar emitiendo, que era menester contar con un paciente y sistematico programa de observacion. Argos venia funcionando desde hacia mas de cuatro anos, lapso en el que hubo deslices, interferencias, senales vagas y falsas alarmas. Pero ningun mensaje.

— Buenas tardes, doctora.

El solitario ingeniero le sonrio amablemente, y Ellie le devolvio el saludo. Los ciento treinta y un telescopios del proyecto Argos eran controlados por computadoras. El sistema escrutaba lentamente el cielo por sus propios medios, verificando que no hubiese fallas mecanicas o electronicas, y al mismo tiempo comparaba los datos que recogian los telescopios. Ellie echo un vistazo al analizador de mil millones de canales, un banco de electronica que cubria una pared entera, y el indicador de imagen del espectrometro.

En realidad, los astronomos y tecnicos no tenian mucho que hacer puesto que, a traves de los anos, eran los telescopios los que escudrinaban el cielo. Si detectaban algo de interes, automaticamente sonaba una alarma para alertar a los cientificos y despertarlos de su sueno por la noche, si fuese necesario. Luego Arroway era la encargada de determinar si se trataba de una falla del instrumental o de algun objeto espacial sovietico o norteamericano. Junto con los ingenieros, buscaba el modo de incrementar la sensibilidad del equipo para averiguar si habia un esquema, algun tipo de regularidad en la emision. A algunos radiotelescopios les delegaria la mision de examinar ciertos objetos astronomicos exoticos que hubieran sido captados por otros observatorios en los ultimos tiempos. Ellie ayudaba tambien a los miembros del personal y a los visitantes que traian proyectos no vinculados con SETI. Viajaba a Washington con el fin de mantener vivo el interes del organismo que los financiaba, la Fundacion Nacional para la Ciencia.

Pronunciaba conferencias publicas acerca del proyecto Argos — en el Rotary Club de Socorro o en la Universidad de Nuevo Mexico, en Albuquerque — y de vez en cuando recibia a algun periodista emprendedor que llegaba, en ocasiones sin anunciarse, al remoto Nuevo Mexico.

Hacia lo imposible por evitar que el tedio se apoderara de ella. Sus companeros de trabajo eran simpaticos, pero, aun dejando de lado lo incorrecto de mantener una relacion personal con un subordinado, no se sentia tentada por las amistades intimas. Habia tenido algunos vinculos breves e intrascendentes con hombres de la region que nada tenian que ver con el proyecto Argos. Tambien en ese aspecto de su vida la dominaba una suerte de indiferencia o lasitud.

Se sento frente a una de las consolas y se calzo los auriculares. Sabia que era muy presuntuoso de su parte suponer que, escuchando uno o dos canales, podria llegar a detectar un esquema cuando no lo habia logrado el complejo sistema de computadoras que examinaban miles de millones de canales. La idea, sin embargo, constituia al menos una modesta ilusion de sentirse util. Se apoyo contra el respaldo con los ojos entrecerrados y una expresion casi sonadora en el rostro. «Es muy bonita», se permitio pensar el tecnico.

Como de costumbre, oyo una especie de electricidad estatica, el eco de un ruido aleatorio. En una ocasion, cuando escudrinaba un sector del cielo que incluia la estrella AC + 79 3888 en Casiopea, le parecio oir una especie de canto a ratos nitido, que luego desaparecia gradualmente. Se trataba de la estrella hacia la cual viajaria la nave espacial Voyager I, en ese momento en las inmediaciones de la orbita de Neptuno. La nave llevaba un disco de oro en el que se habian grabado saludos, imagenes y canciones de la Tierra.

?Seria posible que ellos nos enviaran su musica a la velocidad de la luz, mientras nosotros les mandabamos la nuestra a una diezmilesima de velocidad? En otras ocasiones, como en ese momento, en que la electricidad estatica producia sonidos sin esquema alguno, recordaba las famosas palabras de Shannon sobre la teoria de la informacion en el sentido de que el mensaje mejor codificado era apenas un ruido ininteligible a menos que uno tuviera de antemano la clave de cifrado. Rapidamente oprimio varias teclas del panel y escucho dos de las frecuencias de banda estrecha, una por cada auricular. Nada. Escucho los dos planos de polarizacion de las ondas de radio, y luego el contraste entre la polarizacion lineal y la circular. Habia miles de millones de canales para elegir. Uno podia pasarse la vida entera tratando de superar a la computadora, escuchando con oidos y cerebro pateticamente humanos, en busca de un esquema.

Sabia que el hombre es habil para descubrir esquemas sutiles que estan presentes, pero tambien para imaginarlos cuando en realidad no existen. Cierta secuencia de los pulsos, cierta configuracion de la electricidad estatica a veces daba la sensacion de ser un ritmo sincopado o una breve melodia. Se conecto con un par de radiotelescopios que estaban recibiendo una fuente de emision radioelectrica galactica ya conocida. Oyo entonces una perturbacion silbante originada en la dispersion de ondas de radio producida por los electrodos del gas interestelar existente entre la fuente de emision y la Tierra. Cuanto mas pronunciado fuese el silbido, mas

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