de maldecirse por haberle dejado solo, aunque sabia que, si se hubiese quedado, habria sido para el un impedimento.

Esperaba Patricia poder entrar en casa sin ser vista, pero, al acercarse, vio una figura negra junto a la puerta del jardin, que resulto ser su tia, la senorita Girton.

– Si, soy yo -dijo Patricia, y se dispuso a entrar en casa con aquella.

– He oido ruido, y no sabia que pensar -explico la senorita Girton-.?Sabes tu algo?

– Si, hubo un poco de alboroto…

Patricia no sabia que decir en aquel momento.

Habia olvidado que en el juego del escondite en el jardin de Bittle se le habia estropeado la ropa y que tenia, ademas, algunos aranazos; por lo tanto, la sorprendio la mirada de asombro con que la contemplo su tia al llegar las dos al vestibulo. Entonces vio que llevaba la falda y la blusa rotas y que tenia los brazos senalados.

– Parece que te ha sucedido algo -observo la anciana-.?Que ha sido?

– No puedo decir nada ahora -repuso Patricia, cansada-. Tengo que pensar.

Se dirigio al salon y se dejo caer en una butaca. Su tutora se quedo plantada delante de ella, los pies separados como un hombre, las manos en los bolsillos del abrigo, esperando oir lo que la joven tuviera que decir.

– Si Bittle te ha molestado…

– No ha sido eso precisamente -contesto la joven-. Por favor, dejame sola un momento.

La alarma que revelo la expresion de la senorita Girton se troco en perplejidad al oir que sus sospechas eran infundadas. Sabia ser muy paciente…, era una de sus caracteristicas poco femeninas. Encogiendose de hombros, saco un cigarrillo y lo encendio. Fumaba como un hombre, inhalando el humo, y sus dedos estaban manchados de nicotina.

Patricia estaba meditando acerca de la excusa que podia dar. Sabia que su tutora era capaz de someterla a un interrogatorio molesto e insistente, pero Templar le habia ordenado que no dijera nada antes de transcurrir una hora, y a la joven solo le importaba llevar a cabo sus instrucciones. Sin duda, mas tarde le daria la explicacion de todos los misterios que le rodeaban, pero en aquel momento solo le interesaba mostrarse fiel al hombre que habia dejado en un trance apurado y encontrar algun camino para sacarle de el si fuese necesario.

– Me explicare -dijo al fin-. Esta tarde recibi un aviso de Bittle rogandome que fuese a verle despues de cenar sin decir nada a nadie, porque era un asunto muy importante. Fui. Despues de andar mucho tiempo por las ramas, me dijo que tenia una hipoteca sobre esta finca y que tu le debias una gran cantidad, que pedias mas aun y que se veria obligado a embargar para resarcirse de sus desembolsos.?Es verdad?

– Si -contesto Agata Girton glacialmente.

– Pero…?por que tuviste que pedir dinero?… No es posible que hubiese necesidad para ello… Tengo entendido que mi padre me dejo una pequena fortuna.

La senorita Girton se encogio de hombros.

– Me he visto precisada a gastarla.

Patricia la miro incredula. Agata Girton, con rostro imperturbable y voz fria, anadio:

– He sido victima de un chantaje durante seis anos.

– ?Por parte de quien?

– ?Te importa saberlo? Continua tu historia.

Patricia se levanto de un salto.

– Me parece que en estas circunstancias podre ahorrarme la explicacion -dijo con peligrosa calma-. Mas valdria que tu me explicases que has hecho con el dinero que se te confio.?Dices que durante seis anos? Es decir, tres anos despues de que llegue a esta casa… Siempre viajabas por el extranjero y me tuviste en el colegio casi todo el tiempo…?No estabas en Africa hace seis anos? Recuerdo que tu ausencia duro mucho tiempo…

– ?Basta ya! -ordeno su tutora.

– ?Tu crees? -pregunto Patricia.

Si su tia se hubiese mostrado llorosa y asustada, la muchacha la habria confortado; pero la debilidad femenina no era la caracteristica en aquella, y su manera agresiva, exenta de arrepentimiento, no podia provocar mas que rebeldia. Las dos mujeres quedaron mirandose cenudas, y ya iba a sobrevenir una agria discusion, cuando sonaron golpes en la puerta. La senorita Girton se fue e abrir, y Patricia oyo en seguida la encantadora voz de Algy, que daba a entender que estaba muy agitado. Un momento despues entro el impecable senor Lomas- Coper en el salon.

– ?Caramba, si esta usted aqui! -exclamo con fatuidad, como si no quisiera dar credito a sus ojos-. Pero…? que le ha pasado que esta asi? Buscando nidos,?eh?,?eh?

Algy la contemplaba a traves del monoculo con cara de tonto.

– Asi parece,?verdad? -repuso la joven sonriendo, aunque por dentro maldecia la llegada de otra persona a la que debia dar explicaciones-. Tia Agata casi se desmayo al verme.

– Y no es para menos,?eh? -opino Algy-.?Que paso con los pajaritos? Cuentemelo todo.

– Pero?como es que ha venido usted aqui tan emocionado, Algy? -pregunto ella.

El senor Lomas-Coper se quedo con la boca abierta, sin saber que decir de momento. Por fin exclamo:

– ?Usted no ha oido nada? Es verdad…, me he olvidado de decirselo. Usted sabe que vivimos al lado del viejo Bittle,?eh? Bueno, pues hubo mucho jaleo alli. Gente muy energica que recorria el jardin gritando a mas no poder, y los locos perros de Bittle haciendoles coro con sus malditos ladridos. Por eso me di una vuelta para saber lo que pasaba, por si usted habia oido algo o si se habia ido a hacerles coro tambien a la gente de Bittle. Y la encuentro aqui como si acabase de salir de una lucha grecorromana.?Estupendo!,?eh?,?eh?

Estaba radiante de alegria y buen humor y no hizo caso de la falta de entusiasmo con que habian saludado su llegada. Tia Agata estaba junto a una butaca, encendiendo otro cigarrillo con la colilla del anterior, una figura de mujer fuerte y hombruna, con expresion inescrutable. De pronto se alegro Patricia de la presencia de Algy. Aunque, en el fondo, era un tonto, tambien era su amigo; siendo simple, era facil despistarle con cualquier explicacion, y como amigo podia ser un ultimo recurso para ayudarla en los incidentes que tan inopinadamente habian sobrevenido, dando un nuevo aspecto a su vida, hasta entonces tan pacifica.

– ?Sientese, Algy! -le suplico-. Y, por el amor de Dios, no me mire asi. No me ha sucedido nada.

Algernon se sento, dejo de mirarla fijamente, como se le habia mandado, pero no fue sencillo detener al mismo tiempo su locuacidad.

– Eso me ha sacado de mis casillas -confeso-. He llegado a figurarme cosas terribles y pavorosas y, realmente, no se si vivo o estoy muerto.

Patricia consulto su reloj. Eran las once y veinte; faltaba, por lo tanto, aun media hora antes de que pudiera ir a ver a Carn.?Por que a Carn?, se pregunto la joven, sin hallar respuesta. Mientras tanto, Algy seguia su charla insustancial:

– La verdad, no sabe uno que pensar,?eh? Es chocante. Aquella imagen principesca era demasiado buena para ser verdad, y, ahora, Dios sabe lo que nos diran de el. Casi estoy por decir que me lo figuraba.?Y usted?

– ?No esta usted juzgando las cosas con demasiada precipitacion? -murmuro Patricia con amabilidad.

Algy se mostro sorprendido:

– ?Pero no fue usted a ver al ex tendero?

Patricia movio la cabeza.

– No, senor. Sali a dar un paseo y, en la oscuridad, me fallo el pie al mismo borde del risco. Tuve suerte de no caer al fondo, porque di con un seto; pero me costo trabajo volver a subir.

Algy quedo abatido como un titere cuyas cuerdas se aflojan de pronto.

– ?Y no ha estado usted luchando con un loco??No habra un lunatico que haya querido quitarle la vida?

– ?Claro que no!

La revelacion fue demasiado para el senor Lomas-Coper; casi daba la impresion de que le decepcionaba que diesen al traste con sus truculentas hipotesis.

– Entonces, he metido la pata,?eh?,?eh? Pues me voy a casita. -Balbuciendo sus excusas, el desdichado joven cogio el sombrero y salio con el rabo entre piernas-. Adios y perdonen,?eh?

La joven le obligo a sentarse de nuevo.

– Sea usted razonable -le suplico-.?Acaso su tio estaba preocupado?

– ?No hay nada que inmute al viejo! -dijo Algy-. No hizo mas que decir que aquel escandalo le recordaba sus buenos tiempos en Blitzensfontein.?No se que le haria! Es tan poco comprensivo,?eh?

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