Patricia prestaba escasa atencion a la charla de Algy. Para ella habia sido una sorpresa que la persecucion en el jardin hubiese producido tanto ruido, que los vecinos se diesen cuenta, y se preguntaba que influencia podria tener el hecho sobre los oscuros planes del Santo. Por otra parte, Bittle no se atreveria a llevar a cabo sus amenazas estando ella alli, como testigo de los incidentes de la noche. Luego recordo que la casa de Bittle y la de Bloem estaban bastante distanciadas de las demas y que, por lo tanto, aunque el segundo se hubiese dado cuenta del escandalo, los demas vecinos, como sir Michael Lapping o los dos funcionarios retirados, no podian haberlo advertido de ningun modo, porque se hallaban demasiado lejos. Sin embargo, Bloem y Algy podian apoyarle en sus declaraciones y salvar asi al Santo de cualquier apuro.

Agata Girton, que habia permanecido callada durante largo rato, dijo de pronto:

– ?De que se trata, vamos a ver?

– ?Oh! De un escandalo… -dijo Algy con cierta reticencia, como si ya no le interesase mas que terminar pronto el asunto. Mientras contestaba se entretenia puliendo el cristal del monoculo-. Parece que sir John Bittle se divierte mucho armando jaleo en su casa.

– Pues ya basta con el de su casa -observo Agata Girton-. Todo el mundo esta hecho un manojo de nervios.? Por que hay que ponerse tan nervioso?

– ?Bien dicho! -convino Algy, contrito-. Perdoneme, tia Agata.

La senorita Girton se molesto al oirle.

– Declino el honor de adoptarle como sobrino, senor Lomas-Coper.

– Perdon, tia… senorita Girton.?Ya me voy!

Patricia sonrio y le tendio carinosamente la mano, pero Algy, de ordinario tan alegre y dicharachero, estaba mustio. Hizo un esfuerzo para sonreir tambien, pero se veia claramente que estaba deseando dejar la escena de su faux pas.

– Venga a vernos manana -le dijo Patricia.

Algernon asintio, anadiendo:

– No sabe usted cuanto siento mi error, unicamente debido a mi torpeza,?eh? Si puedo hacer algo por usted, ya me lo dira,?eh? Hasta manana, Pat.

Ofrecio la mano a la senorita Girton, pero ella le volvio la espalda.

– Bueno, bueno -dijo Algy, y se marcho.

Las dos mujeres oyeron cerrarse la puerta nuevamente y se quedaron muy impresionadas a causa de la humildad del senor Lomas-Coper, porque era corriente en el dar portazos cuando se marchaba.

– Has sido muy dura con Algy -dijo Patricia, resentida.

– Me molesta porque es tonto de remate -contesto Agata Girton con brusquedad-. Afortunadamente, se trago la 'bola' de la caida. Si tuviera siquiera un poco de inteligencia, manana hablaria a todo el pueblo de ti. Bueno,? que ha pasado realmente?

Patricia volvio a mirar el reloj. El tiempo transcurria muy lentamente. Las once y media. Alzo los ojos y contesto a su tia:

– Tanto vale esa 'bola' como cualquier otra.

– Para mi, no. -Agata se coloco junto a su sobrina con semblante cenudo, y Patricia sintio miedo al ver aquella figura hombruna-.?Que sucedio en casa de Bittle?

– ?Oh, nada!… Me dijo que el unico modo de salvarte era que me casara con el.

– ?Ah!?Si? -exclamo la vieja-.?El muy cerdo!

– ?Tia Agata!

– ?Callate, tonta! Bittle es un puerco…?Por que no he de decirlo? Y anadiendo unas palabritas mas, si asi me place.?Por que no se lo dijiste tu??Que le has dicho?

– Yo… -Patricia hizo un esfuerzo. Recordaba la inopinada llegada del Santo, que puso fin a la discusion-. No supe que decirle -anadio con franqueza.

La senorita Girton contemplaba a la joven de arriba abajo.

– Luego se propaso,?verdad?

– No… no es eso. El caso es…

– No lo entiendo.?Quieres decirme, por fin, lo que paso?

Patricia se cubrio los ojos.

– ?Dejame en paz! Mas vale que me digas como contrajiste tantas deudas.

– Poco hay que contar -replico Agata con frialdad-. Cuando Bittle llego aqui, trato inutilmente de obtener entrada en la buena sociedad de Baycombe. Vino a esta casa varias veces, insistiendo verme; creyo que, siendo esta la casa solariega del pueblo, su duena tendria influencia decisiva aqui. No se como, pero el caso es que se entero de que yo necesitaba dinero. Me ofrecio su ayuda si yo, en cambio, le procuraba amistades. Como para mi no habia mas salida, acepte. Tu sabes que ha estado aqui con frecuencia, pero no logre que los demas Le invitasen, a pesar de que su comportamiento es excelente y, ademas, no carece de educacion. Pero la gente de aqui es tan particular… En fin, tuve que continuar pidiendole dinero, y a el no parecia desagradarle. Eso es todo.

Patricia se mordio los labios.

– Ya veo. Y aunque gastabas lo que en realidad era mio, no te parecio bien decirme algo.

– ?De que hubiese servido?

– ?No habia nada…?

– Nada en absoluto -dijo Agata Girton asperamente.

Patricia la miro.

– Entonces,?me vas a decir que te propones hacer cuando llegues al final de tus recursos?

Agata encendio otro cigarrillo con manos temblorosas. Durante un momento esquivo la mirada de la joven dirigiendo la suya a la ventana. Luego tomo a mirar a Patricia.

– Dejame a mi arreglar eso -contesto en voz baja con un dejo tan inhumano, que Patricia sintio escalofrios.

La joven se levanto y se fue a otro rincon de la sala para huir de la dura mirada de su tia. En otro momento habria sabido como tratar el desagradable asunto que acababa de oir, pero ahora solo pensaba en el Santo y no se veia capaz de concentrar los pensamientos en el nuevo problema, y aunque hubiese podido, no se habria atrevido por temor a enredar la cuestion y no poder cumplir las instrucciones de aquel en caso de que no volviese a la hora fijada. La senorita Girton tenia la fortaleza espiritual y fisica de un hombre y Patricia no se fiaba de su tia aquella noche.

Faltaban aun quince minutos, pues solo habian transcurrido cuarenta y cinco desde que dejo al Santo en aquel jardin maldito.

– ?Que te pasa, nina? -pregunto la tia con voz aspera-.?Por que miras tanto el reloj?

– Para ver la hora.

Patricia sintio ganas de reir, porque se dio cuenta de que aquella respuesta suya hubiese divertido a Simon Templar. En cambio, Agata Girton no veia ningun motivo de risa en la absurda contestacion.

– ?Por que te interesa tanto la hora?

– Mira, haz el favor de dejarme tranquila; no soy ninguna nina -exclamo la joven de pronto.

Su paciencia iba agotandose rapidamente; estaba intranquila y temia acabar por llorar para desahogar la desesperacion que la embargaba. Se encaro resuelta con su tia:

– Ya nos veremos manana -dijo, y salio del salon sin anadir palabra.

Estuvo un buen rato en su dormitorio paseandose arriba y abajo; de vez en cuando se asomaba a la ventana, pero sin percibir ruido alguno desde la finca de Bittle. Hacia el lado opuesto estaba el chale de Carn. Habia luz en una ventana del piso bajo, lo que indicaba que el doctor aun estaba levantado. La muchacha penso ir en seguida a verle para entretenerse hablando con el hasta la hora fijada, porque, si todo iba bien, el Santo seguramente la buscaria antes en casa de Carn que en la suya propia. Vacilaba un poco, pues conocia escasamente al doctor; pero al oir que abajo se cerraban las ventanas, la invadio el panico sin que pudiera dominarse.

Rapidamente se dirigio a la puerta y bajo corriendo las escaleras. Advirtio que su tia estaba en el salon, porque se paseaba por alli con fuertes pisadas. Patricia cruzo el vestibulo con mucho sigilo y cerro la puerta tras de si sin hacer ruido.

La fresca brisa de la noche le devolvio la serenidad, pero no volvio atras; con paso resuelto se dirigio a la casa de Carn. Al llamar, le abrio este en persona, por lo que la joven recordo que no tenia servidumbre.

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