– Es algo muy importante, un apellido como el suyo -convino, pensando que era la manera de hacerle hablar-. Hay que protegerlo bien.
– Eso mismo me dijo Loredana, justo lo mismo. -Dolfin miro a Brunetti con incipiente respeto: aquel era un hombre que comprendia las obligaciones a las que ambos vivian sujetos-. Me dijo que, especialmente esta vez, debiamos hacer todo lo posible por protegerlo. -Se le trabo la lengua en las ultimas palabras.
– Desde luego -insto Brunetti-, especialmente esta vez.
– Ella me dijo que aquel hombre de la oficina siempre le habia envidiado su posicion -prosiguio Dolfin y, al ver el gesto de interrogacion de Brunetti, aclaro-: en sociedad.
Brunetti asintio.
– Ella no sabia por que la odiaba tanto. Pero un dia el hizo algo con unos papeles. Ella me lo explico, pero no lo entendi. Bueno, el falsifico unos papeles que decian que Loredana hacia cosas malas en la oficina, que aceptaba dinero por hacer cosas ilegales. -Apoyo la palma de las manos en la mesa, izandose a medias y con un alarmante volumen de voz, dijo-: Los Dolfin no hacen las cosas por dinero. El dinero no significa nada para los Dolfin.
Brunetti levanto una mano tranquilizadora y Dolfin volvio a sentarse.
– Nosotros no hacemos las cosas por dinero -barboto con vehemencia-. Eso toda la ciudad lo sabe. Por dinero, nada. Ella dijo que la gente creeria lo que dijeran los periodicos y que habria un escandalo -prosiguio-. El apellido, manchado. Ella me dijo… -empezo a decir y luego rectifico-: No; eso no tuvo que decirmelo, eso lo sabia yo. Nadie puede contar mentiras sobre los Dolfin y no ser castigado.
– Comprendo -dijo Brunetti-. ?Entonces decidio denunciarlo a la policia?
Dolfin agito una mano, desechando la idea de ir a la policia.
– No. Era nuestro honor y teniamos derecho a aplicar nuestra propia justicia.
– Comprendo.
– Yo lo conocia, habia estado varias veces en la oficina. Cuando Loredana hacia la compra por la manana, y tenia paquetes que llevar a casa, yo iba a ayudarla. -Dijo esto con inconsciente orgullo: el hombre de la casa que se ufana de su gesta-. Ella sabia adonde tenia que ir aquel dia el hombre, y me dijo que lo siguiera y que tratara de hablar con el. Pero el fingio no saber de que le hablaba y dijo que aquello no tenia nada que ver con Loredana. Que era el otro hombre. Ella me habia advertido de que el mentiria y trataria de hacerme creer que la culpa la tenia otro, pero yo estaba preparado. Yo sabia que el queria hundir a Loredana porque le tenia envidia. -Asumio la expresion que Brunetti habia visto en las personas al decir frases que creian muy inteligentes, y tuvo la impresion de que tambien eso era una leccion aprendida.
– ?Y que paso entonces?
– Me llamo embustero y trato de apartarme de un empujon. Estabamos en esa casa. -Se le agrandaron los ojos con lo que Brunetti penso que debia de ser horror por lo sucedido, pero resulto que era horror por lo que iba a decir a continuacion-: Y me tuteo. Sabia que soy conde y me llamo de tu. -Dolfin lanzo una rapida mirada a Brunetti, como preguntando si concebia semejante cosa.
Brunetti, que no la concebia, movio la cabeza negativamente con mudo asombro.
Al ver que Dolfin no parecia dispuesto a seguir hablando, Brunetti pregunto, con autentica curiosidad en la voz:
– ?Y usted que hizo?
– Le dije que mentia y que queria perjudicar a Loredana por envidia. El volvio a empujarme. Eso no me lo habia hecho nadie. -Por su manera de hablar, Brunetti dedujo que Dolfin debia de pensar que el respeto que la gente le mostraba sin duda era por su titulo mas que por su tamano-. Cuando el me empujo, di un paso atras y pise un tubo que estaba en el suelo. El tubo se aplasto y yo cai de espaldas. Cuando me levante, tenia el tubo en la mano. Yo queria golpearle, pero un Dolfin nunca golpea por la espalda, de modo que lo llame y el se volvio. Entonces levanto la mano para pegarme. -Dolfin callo, pero sus manos se abrian y cerraban sobre sus muslos como si, de pronto, hubieran tomado vida propia.
Cuando volvio a mirar a Brunetti, habia transcurrido un lapso de tiempo en su recuerdo, porque dijo:
– Despues trato de levantarse. Estabamos al lado de la ventana, que tenia la persiana abierta. La habia abierto el al llegar. El se acerco a la ventana y se puso de pie agarrandose al alfeizar. Yo ya no estaba enfadado. -Su voz era ahora desapasionada y tranquila-. Nuestro honor estaba a salvo. Asi que me acerque para ver si necesitaba ayuda. Pero el tenia miedo de mi y cuando fui hacia el retrocedio, tropezo con el alfeizar y cayo hacia atras. Yo alargue los brazos para agarrarlo, de verdad -dijo, repitiendo el gesto mientras lo describia, y sus dedos largos y aplastados se cerraron varias veces inutilmente, en el aire-, pero el ya se caia y no llegue a tiempo. -Echo la mano hacia atras y se cubrio los ojos con la otra-. Oi el golpe en el suelo. Fue un golpe muy fuerte. Pero entonces note que habia alguien en la puerta y me asuste. No sabia quien era. Baje corriendo la escalera. - Callo.
– ?Adonde fue?
– A casa. Era la hora del almuerzo, y Loredana se preocupa si me retraso.
– ?Usted se lo dijo?
– ?Si le dije que?
– Lo sucedido.
– Yo no queria. Pero ella lo noto. Lo adivino al ver que yo no podia comer. Y tuve que contarle lo que habia pasado.
– ?Que dijo ella?
– Que estaba muy orgullosa de mi -respondio el con cara radiante-. Dijo que yo habia defendido nuestro honor y que lo ocurrido habia sido un accidente. El me empujo. Juro por Dios que es la verdad. Me tiro al suelo.
Giovanni miro nerviosamente hacia la puerta y pregunto:
– ?Sabe ella que estoy aqui?
Al ver a Brunetti mover la cabeza negativamente, Dolfin se llevo una mano inmensa a los labios y se los golpeo varias veces con el canto de los dedos crispados.
– Se pondra furiosa. Me dijo que no fuera al hospital. Que era una trampa. Y tenia razon. Debi hacerle caso. Ella siempre tiene razon. En todo tiene razon. -Se puso la mano en el brazo, en el lugar de la inyeccion, y froto con suavidad, pero no dijo mas.
En el silencio que siguio, Brunetti se preguntaba que parte de verdad encerraba lo que Loredana Dolfin habia dicho a su hermano. Brunetti no dudaba de que Rossi habia descubierto la corrupcion del Ufficio Catasto, pero dudaba que su descubrimiento afectara al honor de la familia Dolfin.
– ?Y que paso cuando volvio usted a la casa? -pregunto. Empezaban a preocuparle las muestras de nerviosismo que observaba en Dolfin.
– El otro, el que se drogaba, estaba alli cuando ocurrio aquello. Me siguio a casa y pregunto a la gente quien era yo. La gente me conoce, a causa de mi apellido. -Brunetti oyo la nota de orgullo con que lo decia-. Cuando sali de casa para ir a trabajar, lo encontre esperandome. Me dijo que lo habia visto todo y que queria ayudarme para que no tuviera problemas. Yo le crei, y volvimos a la casa y nos pusimos a limpiar la habitacion. Dijo que queria ayudarme, y yo le crei. Y mientras estabamos alli vinieron unos policias, pero el les hablo y se marcharon. Cuando los policias se fueron, el me dijo que si no le daba dinero, llamaria a los policias y les ensenaria la habitacion, y yo estaria perdido y todo el mundo sabria lo que habia hecho. -Aqui Dolfin se interrumpio, pensando en las consecuencias que eso hubiera tenido.
– ?Y que mas?
– Yo le dije que no tenia dinero, que se lo daba todo a Loredana, que es la que sabe lo que hay que hacer con el.
Dolfin se levanto a medias y empezo a mover la cabeza de derecha a izquierda, como atento a un sonido que fuera a salirle de la nuca.
– ?Y despues?
– Se lo dije a Loredana, naturalmente. Y entonces volvimos.
– ?No volvio solo? -pregunto Brunetti y al momento le peso haber hablado.
Hasta oir la pregunta de Brunetti, Dolfin habia seguido moviendo la cabeza hacia uno y otro lado. Pero las palabras de Brunetti, o el tono de voz, lo hicieron detenerse. El comisario vio como se evaporaba la confianza en el de su interlocutor y como Dolfin se percataba de encontrarse en campo enemigo.
Brunetti dejo pasar por lo menos un minuto.