Su atencion volvio a Pucetti solo a tiempo de captar el final de lo que decia:
– … para ir a esquiar este invierno.
– ?El joven Moro? -pregunto Brunetti, disimulando su distraccion.
– Si, senor. Y ese chico dijo que a Moro le ilusionaba, que le encantaba esquiar. -Callo esperando algun comentario de su superior y, en vista de que no llegaba, prosiguio-: Parecia realmente afectado.
– ?Quien? ?Ese chico?
– ?Si.
– ?Por que?
Pucetti lo miro con extraneza, sorprendido de que Brunetti no lo hubiera deducido.
– Porque, si no se mato el, alguien tuvo que matarlo.
Al ver la mirada de complacencia con que Brunetti lo escuchaba, Pucetti empezo a sospechar, no sin cierta desazon, que quiza su superior si lo habia deducido.
14
En dias sucesivos, la atencion de Brunetti tuvo que desviarse de la familia Moro y sus desgracias para concentrarse en el
Como hubo que traer a detectives de otras ciudades, para que no fueran reconocidos cuando acudieran al
El magistrado nombrado para la instruccion del caso iba a dictar orden de arresto para la plana mayor del
Estos hechos tuvieron como consecuencia una llamada de Patta a ultima hora de la manana, durante la cual el
Hasta que su superior se refirio a la familia Moro no empezo Brunetti a prestar atencion a sus palabras.
– El teniente Scarpa me ha dicho que ese muchacho estaba considerado inestable, por lo que no hace falta que sigamos empantanados en este asunto. Me parece que ha llegado el momento de cerrar el caso.
– ?Por quien, senor? -inquirio Brunetti cortesmente.
– ?Como?
– ?Por quien? ?Por quien estaba considerado inestable?
La reaccion de Patta indicaba que no habia creido necesario hacer esa pregunta: para el, la afirmacion de Scarpa era prueba mas que suficiente.
– Por sus profesores, supongo. Gente de la escuela. Sus amigos. Las personas con las que hablara el teniente -enumero Patta rapidamente-. ?Por que lo pregunta?
– Por curiosidad, senor. No sabia que el teniente estuviera interesado en este caso.
– No he dicho que estuviera interesado -dijo Patta sin disimular su disgusto por esta nueva prueba de la incapacidad de Brunetti para hacer lo que todo buen policia debe hacer: darse cuenta de cuando una sugerencia es realmente una orden; aunque, mas que incapacidad, el
– Desde luego, eso indicaba la autopsia -afirmo Brunetti con suavidad.
– Si, ya lo se. -Antes de que Brunetti pudiera preguntar, Patta prosiguio-: No he tenido tiempo de leer detenidamente el informe del forense, pero la impresion general apunta al suicidio.
A Brunetti no le cabia duda alguna acerca de la identidad del autor de la impresion general. Lo que no estaba claro era por que el teniente Scarpa se interesaba en un caso en el que no intervenia.
– ?Ha dicho algo mas? -pregunto Brunetti, procurando aparentar solo un leve interes.
– No. ?Por que?
– Oh, es solo que si el teniente esta tan convencido, podemos comunicar a los padres que la investigacion esta cerrada.
– Usted ya ha hablado con ellos, ?verdad?
– Si, hace varios dias. Pero, como recordara, senor, usted me pidio que me asegurara de que nuestras conclusiones no dejaban lugar a duda, para no dar al padre motivo de queja por nuestra actuacion, habida cuenta de los problemas que ha causado a otras agencias del Estado.
– ?Se refiere a su informe? -pregunto Patta.
– Si, senor. Pense que desearia usted asegurarse de que no podia promover una investigacion similar sobre nuestra forma de actuar respecto a la muerte de su hijo. -Brunetti hizo una pausa, para apreciar el efecto de estas palabras y, al advertir las primeras senales de inquietud en Patta, remacho-: Parece haberse ganado la confianza del publico, por lo que cualquier queja que formulara tendria eco en la prensa. -Se permitio un pequeno gesto de displicencia con los hombros-. Pero, si el teniente Scarpa esta seguro de que hay pruebas suficientes para convencer a los padres de que fue suicidio, desde luego, no veo razon por la que yo deba seguir trabajando en el caso. -Dandose una palmada en los muslos, Brunetti se puso en pie, deseoso de ir en busca de nuevas tareas que acometer, ahora que el caso Moro habia sido tan limpiamente resuelto por su colega, el teniente Scarpa.
– Bien -dijo Patta arrastrando la silaba-, quiza sea prematuro pensar que los factores que concurren en el caso sean tan concluyentes como el teniente Scarpa nos los presenta.
– No se si le he entendido bien, senor -mintio Brunetti, que no estaba dispuesto a dejar que Patta se librara tan facilmente y queria ver hasta donde llegaria en su deseo de distanciarse del afan de Scarpa por liquidar el caso. Como Patta no respondiera, Brunetti pregunto, envalentonado-: ?Hay alguna duda acerca de esa gente? ?De esos testigos? -Con un estimable ejercicio de autodominio, Brunetti pronuncio la ultima palabra sin asomo de sarcasmo. Patta seguia sin decir palabra, y el comisario pregunto-: ?Que le ha dicho, senor?
Patta volvio a senalar la silla a Brunetti, mientras el se arrellanaba en su sillon y apoyaba la barbilla en la palma de la mano: seguramente, postura disenada para disipar toda idea de amenaza y aprendida en algun