pasa es que habla muy raro. Piensa en el ano que trabajaste en el manicomio, en lo miedosos que eran.
Errki se detuvo y se palpo los bolsillos de la chaqueta, primero uno, luego el otro. Se metio una mano en el bolsillo de los pantalones, se volvio y miro fijamente la hierba.
– ?Que pasa?
Morgan lo miro.
– ?Has perdido algo? Algo aparte del sentido comun, quiero decir.
Errki volvio a palparse de nuevo todos los bolsillos, uno por uno.
– Puedes pedirme un cigarrillo, si es eso lo que quieres.
– El frasco -murmuro Errki, mirando a su alrededor.
– ?Que frasco?
– Las medicinas.
– ?Tomas medicinas? ?Donde las has perdido?
Errki no contesto. Sus ojos pasaron revista al bosque, y sacudio la cabeza varias veces.
– ?Tomas de esos medicamentos antipsicoticos? Vale, los has perdido. Tendras que arreglartelas sin ellos. Quiero decir, no te pondras colerico por eso, ?no?
– Esos productos quimicos no son mas que mierda -murmuro Morgan, mientras pensaba en el problema y en las consecuencias que podria acarrear-. No hacen mas que mantenerte deprimido. En compensacion, te dare un poco de whisky -concluyo.
Errki volvio a detenerse. Clavo la mirada en Morgan.
– Me llamo Errki.
– ?Errki?
– Solo estoy de visita. La mano que no puedes cortar, la debes besar.
Y echo nuevamente a andar. Morgan lo seguia, sin quitarle ojo. De repente se dio cuenta de que el, el vigilante, andaba detras del prisionero como un perro. El hombre era rapido, andaba mucho mas deprisa que el y con mas facilidad. Los papeles estaban cambiados. El iba de remolque, como una mujer. Nadie sabia donde estaban, nadie podia ayudarle si algo sucedia. Apreto el revolver. Un tiro en el muslo seria suficiente si algo pasara. El tipo no tenia escapatoria. En cuanto se hiciera de noche, seguiria solo, tal vez lo ataria para asegurarse una ventaja. Nada mas. El tio era repulsivo. Y, sin embargo, habia algo en el que le fascinaba: sus ojos, sus extranas palabras, la sensacion de solemnidad que le rodeaba, la sensacion de que venia de otro mundo. Se sorprendio a si mismo haciendo esa reflexion. Tal vez fuera una mente privilegiada, un genio. Le parecia haber oido eso en alguna ocasion, que los que estaban realmente locos eran los cerebros mas agudos. Tal vez fuera ese el verdadero problema. Comprendian demasiado. Algo habria aprendido Morgan durante aquel ano en el manicomio. De repente descubrio que la distancia entre ellos habia aumentado de un modo considerable. Se apresuro para alcanzar al otro. Al cabo de un rato, se puso nervioso. ?Adonde se dirigian realmente? ?Como acabaria todo esto?
– Nos paramos. ?Van a empezar las noticias!
Grito muy alto, innecesariamente alto, para subrayar su posicion, como si hubiese empezado a dudar de ella, y eso le asusto. Errki continuo meciendose, ignorandole por completo.
– ?Oye! ?Errki!
Los tambores sonaron y dieron varios redobles. Errki se detuvo y se volvio. Detras de el, el hombre temblaba de ira. No hay nada tan miserable como un hombre que pierde el control, penso.
– No hace falta que hagas una demostracion cada vez que te doy una orden, cono. Yo soy el jefe aqui.
Errki apreto los labios.
– Sientate. Hay noticias. Quiero escuchar lo que saben.
Habian llegado casi a la cima de una colina, un poco mas alla habia otra, de un verde suave e infinitamente lejana a traves de la bruma. Morgan busco la radio en la bolsa. Luego ajusto la antena. Errki se tumbo boca arriba en el brezo y cerro los ojos.
– Pareces un muerto asi tumbado.
Morgan intento recapacitar. Contemplo a Errki con autentico pavor.
– ?Como consigues mantenerte tan blanco con un sol tan ardiente? -Se rio por lo bajo-. Pero claro, vives en otro mundo, y en ese mundo todo esta jodidamente oscuro, ?verdad?
Encontro una emisora local. Tamborileo impaciente los dedos mientras se extinguian los ultimos acordes de una cuna musical.
–
Se oyo crujir el papel.
–
Morgan fruncio el ceno.
– ?Una buena descripcion?
–
– ?De que estan hablando? ?No me quite el pasamontanas hasta que estuvimos fuera de su vista!
Dejo la radio en la hierba.
– ?No es mas que un bulo!
Irritado, busco el tabaco en el bolsillo y se lio un cigarrillo. Errki escuchaba una mosca que zumbaba delante de sus ojos.
–
La mirada de Morgan se volvio distante.
– Ya ves lo que quiero decir con la autentica maldad. ?Entiendes la diferencia? Nadie va a echar de menos el dinero que me lleve. El banco tiene sus seguros. Nadie resulta perjudicado. Y el coche no tiene ni un rasguno. Y luego estan los que matan a la gente por una miserable cartera.
Errki seguia escuchando la mosca. Estaba convencido de que queria algo de el, tanta vehemencia tenia que significar algo. Y cuanto hablaba ese payaso. No habia entendido el significado de la palabra, que habia que conservarla y ahorrarla para momentos importantes.
– ?Y encima, a una vieja! No puedo entender esas cosas. Tiene que haber sido un loco.
La ultima palabra le hizo mirar de reojo a Errki.
– Por cierto, ?sabes hacer chozas con ramas de abeto? ?Habras sido
Errki abrio un ojo para mirarle. Morgan penso en una lampara tras un visillo, pues el ojo lucia con un brillo mate.
– Tendremos que buscar agua. ?No sabras de un arroyo por aqui? ?O de una pequena laguna?
Nestor estaba en cuclillas con la barbilla sobre las rodillas, como de costumbre, y se mecia hacia los lados. A Errki siempre le impresionaba esa manera de sentarse. Nestor podia pasarse asi horas, sin cansarse. El Abrigo, que no se mantenia en pie solo, ni siquiera sentado, porque no contenia nada, excepto comentarios estupidos, agito debilmente la solapa de un bolsillo para mostrar que seguia alli y que tenia intencion de seguir alli hasta que alguien lo sacara a rastras, ya que no sabia andar por su cuenta.
– ?Te gusta el whisky? Long John Silver, cojonudamente templado.
Morgan dio una calada al cigarrillo y miro el paisaje. Se rasco las piernas porque todo el rato habia alguna paja o insecto que lo irritaba. El simplemente intentar matar insectos le hacia sudar, y por un instante miro desconfiado al otro, que yacia sobre la hierba, inmovil.
– ?Como puedes estar tan quieto? -pregunto malhumorado-. Tienes un batallon de moscas delante de los