– ?Damela! ?Quiero mas! -grito alargando la mano para cogerla.

Errki se resistio.

– El que esta en guerra contra la fuente muere de sed -dijo en tono solemne. Luego solto la botella.

Morgan dio dos tragos.

– ?Por que se cayo tu madre por la escalera? Hablame de ello. Venga, cuentaselo al tio Morgan. Conoces eso, ?no? Hablame de ello, hijo, y todo se arreglara.

Se rio entre dientes por lo bajo. Estaba bastante borracho.

Las manos de Errki palparon torpemente las perneras del pantalon negro. Puso una mano sobre el revolver y noto como se calmaba. Su mano encajaba en el arma como si de un guante se tratara. Eso significaba algo, tenia algun sentido.

– Ella cosia para la gente.

– ?Era modista?

– Vestidos de seda de novia, trajes de caballero y trajes de chaqueta para las senoras. Tambien venian clientes con ropa vieja para que ella la deshiciera y la reformara. Eso es lo que estaba haciendo aquel dia. Estaba deshaciendo un traje viejo.

– Tomate un trago -interrumpio Morgan-. Cuesta volver sobre viejos recuerdos.

Errki dio un trago. En el Sotano habia silencio. El polvo se habia posado, todo estaba gris. Por un instante de locura penso que tal vez hubieran desaparecido. En el silencio, su voz se volvio clara como el cristal. Su propia voz. Las palabras no estaban planificadas de antemano, se iban formando poco a poco y, cuando dudaba de algunas, emergian nuevas exigiendo salir. Una palabra daba lugar a otra, y el no tenia fuerzas para detenerlas.

– Estaba jugando en la escalera -dijo en voz baja-. Tenia ocho anos.

No estabas jugando. Estabas poniendo una trampa. No cambies la realidad, nosotros estabamos alli y lo vimos todo. El Abrigo lo vio, estaba colgado en la entrada.

Errki gimio. Su ira iba creciendo cada vez mas. ?O era la desesperacion? ?Como podia estar alli sentado con la boca abierta vertiendo basura? Enfermedad, muerte y miseria; babosas, gusanos y sapos. Hizo un gesto encolerizado con la cabeza. Morgan escuchaba. Errki sintio que escuchaba de una manera completamente fisica, piel contra piel, y el no aguantaba que lo tocaran. Ni siquiera Sara y su ola. En la mente, oia la hermosa arpa que siempre acompanaba a su voz.

– ?Por que en la escalera?

Morgan seguia bebiendo. Por el momento, no tenia mas planes que emborracharse como una cuba. Una meta a muy corto plazo, pero tambien muy agradable.

– Quiero decir que hay muy poco espacio en una escalera.

– La escalera -dijo Errki con pesadumbre-. El desvan. La lampara de la entrada estaba encendida. Oia el ruido de la maquina de coser, como un reloj. Yo jugaba en la escalera porque queria estar cerca de ella.

– Ya esta montado el escenario -senalo Morgan-. El drama puede empezar. La lampara esta encendida, la maquina de coser esta en marcha, el pequeno Errki tiene ocho anos.

– Habia encontrado un viejo sedal en el sotano y habia montado un teleferico que iba desde el escalon de arriba del todo, antes del desvan, hasta la planta baja.

Morgan se quedo embobado.

– ?Colgaste un jodido sedal?

– Habia hecho agujeros en viejas cajas de cerillas para convertirlas en vagones, que llenaba de almendras y pasas, y las mandaba abajo por el sedal. Ella solo habia bajado dos escalones cuando sono el telefono. Grito: ?Lo coges tu, Errki? No quise, estaba jugando. Acababa de llenar un vagon de almendras y estaba esperando en la escalera. Entonces ella aparecio en la puerta, dio un paso, se le engancho un pie en el sedal y cayo de cabeza escaleras abajo. Siempre era muy silenciosa, pero entonces hizo mucho ruido. Cayo dando golpes contra los escalones, como si alguien hubiera tirado un mueble por la escalera.

Morgan se habia quedado mudo. Sus ojos brillaban como los de un nino que esta escuchando cuentos terribles.

– Yo estaba sentado en el tercer escalon, junto a la pared. Ella bajo dando vueltas y no paro hasta llegar al suelo.

– ?Se desnuco? -susurro Morgan-. Joder, que raro eres. De repente eres completamente normal y hablas bien. ?Por que de pronto estas tan normal?

Fue como si Errki se despertara, lo miro y dijo:

– Primero me reganan porque estoy loco. Y ahora tengo que defenderme porque soy normal. Claro que soy normal. ?Tu eres normal? Atracas bancos, y tu nariz esta a punto de pudrirse.

– ?Pero por que se murio?

– Toda la sangre se le salio del cuerpo.

– ?Que dices?

– Toda. Por la boca. Era como si la bombearan, como una cascada, y se convirtiera en un lago entero al pie de la escalera. Podia ver la lampara del techo reflejada en la sangre y tambien el Abrigo, como una sombra oscura. El telefono sonaba, pero no pude cogerlo, porque habria tenido que meter el pie en el gran charco de sangre y extenderla por toda la casa, por las alfombras y el suelo. Por fin dejo de sonar. Solte el sedal y me lo escondi en el bolsillo. Me quede sentado esperando sin moverme. Dejo de chorrear sangre por la boca y la cara se le quedo gris como la piedra. Antes o despues llegara alguien, pense, papa o alguna clienta, alguien. Pero nadie llego. No hasta que toda la sangre hubo perdido su brillo en la superficie, y ya no podia verse el reflejo de la lampara en ella.

Por fin se callo. No sintio alivio, solo vacio. Noto el revolver. Quedaba una sola bala. Eso debia de significar algo. Esa bala debia de estar destinada a el.

– Pero dices que sangro por la boca. ?Por que?

– Dame un trago de whisky.

– ?Se rompio el craneo?

– Era modista.

– Eso ya lo has dicho.

– Estaba deshaciendo un traje viejo punto por punto, con una cuchilla de afeitar. Siempre se la ponia entre los labios cuando iba a tirar un poco de la tela o a cambiar de postura en la silla. Entonces sono el telefono. Cruzo la habitacion con la cuchilla de afeitar entre los labios, bajo el primer escalon y tropezo con el sedal. La hoja desaparecio por su garganta.

Morgan dejo escapar un hipido. Instintivamente, se llevo una mano a la garganta. Noto el pulso latir bajo la piel humeda. El pensar en como seria tragarse una cuchilla de afeitar casi le hizo vomitar.

– Tu coco parece cristalino -dijo con cuidado-. Quiza lo unico que te pasa es que llevas demasiado tiempo en el manicomio. Lo de tu madre fue un accidente. No fue por tu culpa. Por cierto, es bastante estupido andar con una cuchilla de afeitar entre los labios. Y bastante estupido por tu parte asumir la culpa.

– Yo puse el sedal.

– Pero era para jugar, ?no? Ese episodio se archiva con esto como un accidente.

Lo dijo como un consuelo, pero no parecio surtir efecto.

– Los seres humanos creemos que dirigimos nuestras propias vidas -dijo Errki lentamente-. Pero no es asi. Las cosas suceden, sin mas.

Los dos callaron durante un buen rato.

– ?En que estas pensando? -pregunto Morgan por fin.

– En un agricultor de mi pueblo, Johannes.

– Hablame de Johannes, ahora que estamos en marcha.

Morgan noto que el tiempo se habia detenido. El futuro ya no existia, solo el presente. El presente eran Errki y el juntos, entre esas paredes de troncos oscuros, sombrias y agradables. El whisky le quemaba en las venas y le parecia estar volando.

Errki penso en Johannes. Un hombre viejo, gris, arrugado y seco, con la mirada apagada. Sentia un parentesco con aquellos ojos, ojos sin esperanza. Y de repente, el viejo estaba un dia en lo alto de una escalera.

– Era un borracho. Su mujer se murio, y Johannes se consumio en unos meses.

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