Errki no contesto. Sentia una agradable somnolencia y un placentero cansancio. Morgan desistio. Salio a la escalera donde estaba la maleta y la arrastro dentro de la casa, con arco y todo. Rebusco entre flechas y otros objetos, y encontro el espejo. Era pequeno, cuadrado, tal vez de diez por diez centimetros. Vacilo antes de acercarselo a la cara.
– ?Hostia! ?Es lo mas horrible que he visto en mi vida!
A Kannick no se le habia ocurrido que Morgan no se hubiera visto la nariz. Y era verdad. Tenia una pinta horrible.
– ?Esta infectada, Errki! ?Lo sabia! -Morgan pateo el suelo con el espejo en la mano.
– El mundo entero esta infectado -murmuro Errki-. Enfermedad, muerte y miseria.
– ?Cuanto tiempo tarda en desarrollarse el tetanos? -pregunto Morgan. El temblor de su mano hizo vibrar el espejo.
– Varios dias -contesto Kannick.
– ?Estas seguro? ?Sabes algo de eso?
– No.
Morgan suspiro como un nino de morros y tiro el espejo. Verse la nariz casi acabo con el. Ya no le dolia tanto, y tampoco tenia nauseas. Solo estaba muy flojo, pero eso se debia a otras cosas. La falta de agua, por ejemplo. Tendria que pensar en algo distinto. Clavo la mirada en Kannick y entorno los ojos.
– De manera que has sido testigo de un asesinato. ?Hablame de ello! ?Que te parecio?
– No -dijo-. No fui testigo -contesto Kannick abriendo los ojos como platos.
– ?Ah, no? Pues lo dijeron en la radio.
Fue como si Kannick quisiera esconder la cabeza.
– Solo lo vi marcharse corriendo -susurro.
– ?Esta ese hombre presente en la sala? Levante la mano y senale ante el jurado a esa persona -dijo Morgan en tono solemne.
Kannick no paraba de entrelazarse las manos. Jamas en la vida senalaria a Errki.
– ?Tuviste que chivarte a la policia?
– No me chive. Me interrogaron. Me preguntaron si habia visto algo. No hice mas que responder a sus preguntas -se defendio Kannick.
Morgan se inclino hacia el para oir mejor.
– No mientas. Claro que te chivaste. ?Conocias a esa mujer?
– Si.
Errki habia ladeado la cabeza. Daba la impresion de estar dormido.
– No lo pudo remediar -dijo Morgan-. Esta mal de la cabeza.
– ?Mal?
– Ni siquiera lo recuerda.
– ?No recuerda nada?
– Tal vez ni siquiera recuerde que lo tome como rehen cuando atraque el Banco Fokus esta manana.
Miro sonriente al chico.
– Lo tenia a mano en el banco y lo necesitaba para escapar. ?Sabes una cosa? -Morgan se rio de nuevo-. Atracar un banco y coger a un rehen es como comprar un huevo Kinder sorpresa. Algunos tienen suerte y les toca una figura entera. A mi solo me ha tocado un monton de piezas sueltas para componer.
Por un instante se olvido de la nariz.
– No recuerda nada. Y ademas, solo actua cumpliendo ordenes de sus voces interiores. Tu no puedes entender esas cosas. Hay que sentir pena por Errki. ?Sabes? -Se acordo de repente, se volvio a sentar en el suelo y miro muy serio a Kannick-. Cuando yo era pequeno, iba a la guarderia. Cada manana teniamos una pequena reunion. Teniamos que sentarnos en el suelo en circulo mientras una de las profes nos leia o cantaba. Haciamos un ejercicio -intento recordar y una sonrisa se dibujo en sus labios- que consistia en captar un pensamiento. La profe nos miraba profundamente a los ojos y susurraba: ?Pensad en algo! Y pensabamos tanto que nos crujian las cabezas. Luego gritaba: ?Captadlo, captadlo! En ese momento, alargaba la mano como para captar uno de ellos. Y nosotros haciamos lo mismo.
Se tomo un descanso antes de proseguir.
– ?Sujetadlo! -gritaba y nosotros apretabamos la mano, muertos de miedo por si se nos escapaba. Y claro que se nos escapaba porque, cuando abriamos las manos, no habia nada en ellas, solo mierda y sudor. Se suponia que era un ejercicio de concentracion, pero siempre acababamos desesperados. Joder, las cosas tan raras que hacen los adultos con los ninos.
Sacudio la cabeza al pensar en ello.
– Errki tiene el mismo problema. O esta aturdido y no llega a captar sus pensamientos, o piensa la misma cosa una y otra vez. Eso se llama tener ideas compulsivas. Yo se de esas cosas porque he trabajado con gente asi.
Oyeron a Errki grunir por lo bajo junto al armario.
– ?Sabes por que me mordio la nariz?
– Ni idea -contesto Kannick.
– Quise que se metiera en esa laguna de alli abajo y no quiso. No sabe nadar. No le gusta que le demos la lata. No le des la lata. De repente se tiraria a tu oreja o a cosas peores.
– ?Puedo marcharme ya?
La voz de Kannick era como un hilo. Hablaba lo mas bajo que podia para que Errki no lo oyera.
Morgan elevo los ojos al cielo.
– ?Que si puedes irte? ?Por que cono vas a irte? ?Vas a tenerlo mas facil que nosotros? ?Te lo has merecido? Este es nuestro destino -dijo muy serio-, estamos atrapados aqui, esperando a que la policia nos meta en chirona. Pero nos negamos a entregarnos voluntariamente porque somos orgullosos y valientes, y no nos entregaremos sin luchar.
La voz de Morgan estaba llena de carga emocional, provocada por la borrachera. Habla como Jeronimo, penso Kannick con tristeza. No solo Errki estaba loco. Los dos estaban locos. Puede que el mismo tambien estuviera loco. Tambien estaba en una institucion. No exactamente en un manicomio, ?o era un manicomio? De pronto se sintio muy desanimado e intento tragar saliva para hacer desaparecer una especie de nudo que le estaba creciendo en la garganta. En cierto modo ese era su sitio, con esos dos hombres. Lo sabia.
– ?Tu madre vive? -pregunto de repente Morgan. Habia sacado la flecha de Kannick de la pared y la estaba estudiando.
– Creo que si -dijo el chico desafiante.
– Pero mira como habla.
Morgan era sarcastico.
– ?Tan amargado estas, chico? No creas que vas a hacerme creer que no sabes si tu madre esta viva o muerta. La mia esta jubilada por enfermedad. Y tengo una hermana que tiene un salon de belleza.
– Entonces ella puede arreglarte la nariz.
– Deja la ironia para otra ocasion. Mi hermana esta bastante bien situada. ?Tu madre vive, Kannick?
– Si.
– ?A costa del Estado?
– ?Eh?
– Digo si tiene trabajo o recibe una pension.
– No lo se.
– ?Te envia dinero?
– Solo algun paquete de vez en cuando.
– Voy a darte un consejo para tu proximo cumpleanos. Pidele un paquete de Nutrilett. [1]
Kannick no sabia lo que era Nutrilett. Se quedo pensando en su madre, a quien veia muy de tarde en tarde. Iba cuando Margunn la llamaba para darle la lata. Solia llevarle chocolate. A Kannick le resultaba dificil recordar su cara, nunca hablaban mucho.
En realidad, la madre no lo veia, no lo miraba, solo alguna que otra vez y un momento, entonces se estremecia y daba un paso atras del susto. De repente se acordo de un episodio que habia ocurrido hacia mucho