– Pocos colegas, si. Solo uno, y esta en chirona. Y luego, una hermana en Oslo.

– ?Que esta en chirona?

– Por atraco a mano armada. Yo conducia el coche. El nunca me denuncio. Ese dinero era para el.

– ?Asi que te ha tenido bien agarrado durante mucho tiempo?

– Si.

– ?Y quieres acabar con esa situacion?

– Bueno, ahora tendre que cumplir una condena tan larga que ya no importara.

– Tienes razon. No importara. Luego hablaremos del atraco. Ahora hablame de Errki.

En este punto, Skarre habia marcado la larga pausa que siguio con un doble espacio.

– Me conto todo sobre su madre y lo que sucedio. Tanto Errki como yo somos Escorpion. Nacio una semana mas tarde que yo. Las mejores y las peores personas son Escorpion, ?lo sabias?

– No. ?Que quieres decir con que te conto «todo»?

Sejer dejo las hojas en la mesa y se puso a pensar en todos los especialistas que en el transcurso de los anos y, con mucha astucia, habian intentado sacarle la verdad. Ese hombre lo habia logrado en solo unas horas.

– ?Recordaba algo del asesinato de Halldis?

– No mucho. Dijo que ella grito y lo amenazo. Al pensar en ello, su mirada se volvia distante.

– ?Dijo que la habia matado? ?Lo dijo con esas palabras?

– No. Me miro con sus ojos extranos, y declaro: Las cosas simplemente ocurren.

– ?Te parecia una persona violenta?

– Ya ves mi nariz. Tiene mal arreglo. No es que me importe demasiado. En realidad, me importa un bledo. Lo unico que me hace ilusion es pensar en la cara de Tommy cuando le de golpecitos en la pared desde la celda contigua y comprenda que no habra nada de pasta para el.

– ?Se llama Tommy?

– Tommy Rein.

– ?Ah, si?

Nuevo doble espacio.

– ?De que hablasteis durante las horas que pasasteis juntos?

– No me acuerdo exactamente. Dijo muchas cosas raras. Hablamos bastante de la muerte. ?Tu has pensado en eso? ?En que nos vamos a morir? Veo que la gente se muere a mi alrededor, pero no entiendo que vaya a pasarme a mi. He intentado pensar en ello hoy varias veces. Pero es como una ecuacion matematica que no te entra en el coco. ?Lo entiendes?

– ?Que si entiendo que?

– Que vas a morir.

– Pues si, lo entiendo.

– Entonces algo me pasa a mi.

– No te preocupes demasiado. Antes o despues lo entenderas, y conozco a mucha gente mayor que tu que ni siquiera se ha planteado la pregunta. ?De donde saco Errki el revolver?

– Se lo pregunte y murmuro algo rarisimo: Desea a tu vecino una vaca, y Dios te enviara un buey.

– ?Estaba muy borracho al final?

– No tanto como yo. No se le notaba al hablar, pero se tambaleaba al andar, y Errki ya era de por si bastante inestable.

– ?Que se dijeron Errki y Kannick?

– Apenas nada. Se vigilaban el uno al otro como perros. Kannick estaba aterrorizado y opto por no mirar a Errki.

– ?Errki se mostro amenazador con el chico?

– No me lo parecio. Lo tratamos bien, no le hicimos nada, solo estabamos borrachos. Cuando aparecio Kannick, estabamos como una cuba. Lo curioso fue que al cabo de un rato parecia sentirse bastante a gusto alli con nosotros. Se tranquilizo. De alguna manera nos perteneciamos los unos a los otros. Ninguno tenia fuerzas para hacer nada. Os estabamos esperando.

– ?Cual fue la reaccion de Kannick cuando descubriste que Errki estaba muerto?

– Se puso fuera de si, y me rogo de rodillas que lo ayudara.

– ?Que lo ayudaras a que?

– A convenceros de que habia sido un accidente.

– ?Y de verdad fue un accidente?

– Sin duda. Apunto a la puerta sin saber que estabamos dentro, y menos aun que Errki iba a abrirla justo en ese momento.

– Bueno, ?y que mas?

– ?Que quieres decir con eso?

– ?Sugirio en algun momento que os escaparais y dejarais alli el cadaver o lo escondierais?

– No, no, en absoluto. Yo lo persuadi.

– ?Entonces si que lo sugirio?

– Eh, no, no realmente. No sabia lo que decia. Estaba muerto de miedo. No es raro, ?no? Menos mal que solo tiene doce anos y esta por debajo de la mayoria de edad penal.

Se hundio en el asiento tras el volante y cerro la puerta del coche con un estallido. Aunque habia dormido mal, se sentia de repente muy despejado. Tenia la extrana sensacion de que se encontraba en un momento crucial. De repente lo entendio. El tiempo se habia detenido. Miro por la ventanilla para ver si fuera habia algo que pudiera explicar esa sensacion, pero no encontro nada. Se sintio paralizado, incapaz de moverse. No resultaba incomodo, solo extrano. Miro sus manos sobre el volante, vio cada pelo, las finas lineas que recorrian los huesos, las unas blancas, lisas y limpias, el reloj de pulsera, la pequena corona de oro de la esfera. Se encontro con sus ojos en el espejo y vio una cara de mas edad de lo que recordaba, pero infinitamente despierta. Le desperto el claxon de un coche en una calle vecina. Piso el embrague y cruzo la plaza, pasando por filas de coches aparcados.

El chico tenia la espalda muy recta. Su pie izquierdo senalaba hacia fuera en diagonal, el derecho hacia delante en linea recta. Tenia la cabeza y la barbilla levantadas. Los brazos le colgaban relajados a lo largo del cuerpo. Inhalo profundamente aire una vez antes de volver a soltarlo. Luego giro la cabeza hacia la izquierda, despacio, como si fuera a atacar por sorpresa no brusca, sino suavemente. Apreto los ojos y vio la raya amarilla a treinta metros, que se iba haciendo cada vez mas nitida. Volvio a inspirar y contuvo el aliento. Su enorme torax se hincho y el chico levanto el arco hasta la altura de los ojos. Tenso, anclo y apunto. Vio el punto rojo tocar la parte inferior de la diana. Esta vez queria un diez.

Era lo suficientemente bueno para conseguirlo en esos momentos dorados en que todo le salia bien. La flecha salio del arco y este cayo con elegancia de la mano y se quedo suspendido de la correa de la muneca. La flecha alcanzo la diana con un sonido agudo. Solto el resto del aire de los pulmones y palpo el carcaj en busca de otra

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