La cafeteria estaba situada en lo que habia sido la cocina del principe. Tomaron asiento. Les sirvieron con prontitud cafe y pastel caliente de manzana con crema de vainilla. Sabia a gloria despues del gelido paseo.
Kurt Fogestam le habia explicado a Karin que el estaba alli solo para acompanarla. Sommer ya habia sido interrogado por la policia de Estocolmo,y ahora era el turno de Karin para que formulara las preguntas que considerase oportunas.
– Esto es terrible, terrible de verdad -suspiro Per-Erik Sommer mientras removia el cafe con la cucharilla-. Nunca antes habiamos sufrido un robo. Bueno, dentro del edificio, quiero decir -se corrigio inmediatamente-. Han robado algunas esculturas del jardin, lo cual, de por si, ya es bastante grave. Pero, claro, es algo muy distinto. La alarma funciono, si, pero ?de que nos ha servido? En cualquier caso, la policia no llego a tiempo.
– ?Tienen camaras de vigilancia?
– En algunos sitios, pero, por desgracia, da la casuahdad de que el ladron no paso por delante de ninguna.
– ?Cuantas personas trabajan aqui?
– Vamos a ver… -el director del museo musito para si mismo mientras contaba con los dedos-. Somos nueve empleados contando con el personal encargado del mantenimiento del parque y de los edificios. Tenemos nuestro propio jardinero y un portero. Luego, hay unas cuantas personas que trabajan aqui solo ocasionalmente.
– ?Cuantas pueden ser?
– No se, seran unas diez o quince, creo yo.
– ?Tiene alguna de ellas vinculos con Gotland?
– Que yo sepa, no.
– ?Conocia usted o algun otro empleado a Egon Wallin?
– Yo no lo conocia; ignoro si los demas lo conocian o no. Supongo que habria oido algun comentario, teniendo en cuenta lo que le ha sucedido.
– ?Han mantenido alguna vez algun tipo de colaboracion con su galeria en Visby?
– No, al menos desde que yo soy el director.
– ?Sabe si hay alguien que haya mantenido contacto con Muramaris, con la galeria de Visby o con algun otro proyecto en Gotland?
– No, no creo.
Karin se volvio hacia Fogestam.
– ?Habeis interrogado a todos los empleados?
– Los interrogatorios estan en curso, no creo que hayan terminado aun.
– Me gustaria disponer de una lista de los empleados.
– Si, claro, me ocupare de ello -se ofrecio el director-, pero nada induce a pensar que sea un robo organizado desde dentro. El robo lo ha cometido alguien de fuera.
– Que conocia muy bien el interior -subrayo Karin.
– Bueno, los planos del edificio se pueden conseguir, si uno se lo propone.
– Otra cosa: ?que presentan en la exposicion que hay ahora?
– Pintura sueca de principios del siglo xx, un periodo de sesenta anos en torno a esa fecha. Ademas, claro esta, siguen expuestos los cuadros de la propia coleccion del principe, algunos de los cuales tienen su sitio fijo. No se mueven nunca de lugar. Muchas de las obras son bastante mas valiosas que la pintura de Dardel, tenemos telas de Liljefors y de Munch cuyo valor en el mercado es muy superior al de El dandi moribundo. Siendo asi, ?por que se conformaron los ladrones solo con ese? Es incomprensible.
De camino hacia la sala donde se produjo el robo del cuadro, Per-Erik Sommer aprovecho para hablar de Waldemarsudde, pues era la primera vez que Karin estaba alli.
– El principe era persona liberal y apoyo a los artistas suecos de su tiempo -le conto-. Su casa se termino de construir en 1905 y se convirtio en un espacio para la libertad de ideas, y aqui, junto al mar, florecio la vida social. Fue amigo personal de muchos de los pintores de su tiempo. Ademas, el mismo era pintor, sobre todo, un gran paisajista. Asimismo, fue coleccionista de arte durante toda su vida. Integran su coleccion mas de dos mil obras - prosiguio el director entusiasmado, como si se hubiera olvidado de por que estaban alli.
– ?Hay aqui mas pinturas de Nils Dardel?
– Hemos pedido en prestamo otras tres obras para la exposicion. Ademas, Dardel hizo un retrato a lapiz del principe Eugenio, que forma parte de su coleccion. Ninguno de esos cuadros ha desaparecido.
Entraron en el luminoso y elegante piso donde recibian a las visitas y percibieron un intenso aroma a flores. Las habitaciones estaban amuebladas al estilo sueco de principios del siglo xx. Flores frescas adornaban todas las estancias, segun el deseo de quien fue su propietario. Habia amarilis de color rojo purpura, jacintos de un azul reluciente e infinidad de tulipanes de todos los colores.
Karin ya sabia que el principe no se caso ni tuvo hijos. Se planteaba si fue homosexual, pero no se atrevia a preguntarlo.
La habitacion principal era la sala de estar del noble. A traves de las altas puertas de la terraza la luz entraba a raudales sobre las paredes enteladas con seda amarilla. Lo que mas llamaba la atencion era el enorme cuadro Stromkarkn de Ernest Josephson, con el personaje de Nacken sentado en las rocas y tocando el violin junto a las fragosas aguas del rio. Per-Erik Sommer se detuvo alli.
– Como pueden ver, este cuadro esta ensamblado en la pared y no se puede mover. Era el preferido del principe.
El motivo central era el joven Nacken desnudo, hermoso y delicado, y la pintura reflejaba a un tiempo desdicha y ternura. Su ubicacion estaba muy bien pensada. Se veia perfectamente y el violin dorado del fauno armonizaba bien con el papel de seda que cubria las paredes de la habitacion.
El suelo crujia bajo sus pies conforme iban recorriendo las estancias: la Sala de las Flores con su maravillosa vista sobre la ciudad y la bocana de Estocolmo, la biblioteca de tono verde oscuro con estanterias repletas de libros de historia del arte y su suntuosa chimenea… Por ultimo, el director del museo les mostro el comedor, donde estuviera colgado El dandi moribundo. La sala estaba aun acordonada, por lo que hubieron de conformarse con verla desde el umbral de la puerta. Admiraron las paredes, empapeladas de color verde claro, la impresionante arana de cristal y el magnifico mobiliario de estilo rococo, legitimo siglo xviii. Una de las paredes longitudinales aparecia extranamente vacia. Habian retirado el marco para proceder a un examen tecnico.
– Bueno -suspiro Per-Erik Sommer-, pues ahi estaba colgado.
– ?No es un cuadro muy grande? -pregunto Karin.
– Si, mide casi dos metros de ancho por metro y medio de alto.
– Es decir, que tuvo que subirse a algo para llegar a cortarlo…
– Si, claro. En la sala se encontro una de esas escaleras ligeras de aluminio. Ni se preocupo de llevarsela.
– Y la escultura, ?donde estaba?
– Justo enfrente, en esa mesita.
– ?Donde esta ahora?
– Se la llevo la policia.
Karin observo la pared vacia y luego la mesa que habia delante. El motivo decorativo se componia de triangulos.Tambien en el caso que los ocupaba aparecia un triangulo: Egon Wallin – Muramaris – El dandi moribundo. Por ahora parecia imposible descifrar la relacion existente. Estaba claro que al sustraer la escultura de la galeria de Egon Wallin y colocarla aqui, el ladron habia querido indicar algo. ?Acaso la persona que robo el cuadro era la misma que asesino a Egon Wallin?
En aquel momento parecia lo mas probable.
Capitulo 57
El robo en Waldemarsudde fue logicamente la noticia con la que abrieron todos los informativos de la television el lunes por la tarde, y Johan recibio muchas felicitaciones en la reunion matinal del martes. Los de Noticias Regionales fueron los primeros en informar de como habia accedido el ladron al museo y de que se habia dado a la fuga patinando sobre el hielo, y el resto de las redacciones de noticias de la Television Sueca recurrio a