letreros pintados a mano: «Grotlingbo», «Hablingbo», «Havdhem»…, cada una bautizada con el nombre de una parroquia de Gotland. Las puertas estaban cerradas y a traves de las solidas paredes no se oia ni un ruido.

Martina Flochten sudaba en su cama. Dormia en bragas, habia sacado el edredon de la funda y habia abierto la ventana de par en par, pero no ayudaba mucho. Eva parecia que dormia profundamente al otro lado de la angosta habitacion.

Algo habia despertado a Martina. Quiza el calor. Permanecia quieta escuchando la acompasada respiracion de su companera. Ojala pudiera dormir asi. Tenia sed y ganas de hacer pis, asi que al final renuncio a la esperanza de quedarse dormida. Se levanto de la cama dando un suspiro, se puso una camiseta encima y miro por la ventana. Las copas de los arboles, el cesped y, mas alla, los canaverales al borde del agua estaban sumidos en una vaga neblina. El sol descansaba por debajo del horizonte, pero la luz se negaba a desaparecer del todo.

Reinaba el silencio, a esas horas no se oia ni a las gaviotas. Una mirada al reloj digital de la mesa la informo de que eran las dos menos diez.

Fue al servicio que estaba en el centro del pasillo y luego subio con sigilo la estrecha escalera de caracol que conducia a la cocina y se sirvio un vaso de agua, abrio el congelador y saco unos cubitos que dejo caer en el vaso con un discreto tintineo. Abrio todas las ventanas y las dejo entreabiertas para dejar que entrara el aire fresco de la noche. Parecia increible que se encontrara en latitudes tan septentrionales.

Con el vaso de agua en la mano y un cigarrillo, que robo de uno de los paquetes que habia en la encimera de la cocina, salio y se sento en la desvencijada escalera de madera.

La enmaranada y frondosa vegetacion estival era hermosa bajo la luz de la noche. La verdad es que habia llegado a enamorarse de Gotland.

La madre de Martina abandono la isla cuando tenia dieciocho anos para trabajar de ninera en Rotterdam, en casa de una familia. El plan era quedarse en Holanda un ano, pero entonces conocio al padre de Martina, que estaba estudiando arquitectura. Se casaron y despues no paso mucho tiempo antes de que nacieran Martina y su hermano.

La familia solia venir todos los anos a la isla de vacaciones y se alojaban en casa de sus abuelos maternos en Hemse o en un hotel de la ciudad. Sus abuelos habian muerto hacia mucho tiempo y la madre de Martina fallecio en un accidente de coche cuando esta tenia dieciocho anos. No obstante, el resto de la familia seguia viniendo a Gotland todos los anos.

Y ahora ella estaba mas enamorada que nunca. Un mes antes ni siquiera conocia su existencia y ahora le parecia que el era el aire que respiraba.

Un susurro procedente del bosquecillo que habia al lado del albergue interrumpio sus pensamientos. Bajo la mano en la que tenia el cigarrillo y miro hacia alli. Todo estaba en silencio otra vez. Seria un erizo, siempre salen por la noche. Entonces se oyo el chasquido de una rama. ?Habia alguien por alli? Recorrio con la mirada el cesped uniforme que se extendia delante de la casa, la mesa y los bancos, el parque infantil, el tendedero de la ropa, donde solo colgaba una toalla de bano de rayas azules y blancas, y los enebros que se alzaban solitarios alineados como si fueran soldados. De golpe, la calma y el silencio parecian amenazantes.

Apago el cigarrillo y se quedo sentada un momento, aguzando el oido, pero volvia a reinar el silencio. Quiza eran figuraciones suyas, no estaba acostumbrada a aquellas noches claras, magicas. Como tampoco estaba acostumbrada a estar sola. «Que tonta, -penso-. Estoy en Suecia, aqui no hay nada que temer.»

Presiono la manilla y la pesada puerta se abrio con un chirrido.

Oyo otra vez aquel susurro pero no le presto atencion ni se giro para ver de donde procedia el ruido.

Sabado 3 de Julio

La luz de la manana se filtraba a traves de las ligeras cortinas. Todo estaba en silencio. Johan estaba sentado en un sillon al lado de la ventana con su hija recien nacida en brazos. La nina descansaba como un rollito en la suave mantita de algodon en la que la habian envuelto. Tenia la carita sonrosada, los ojos cerrados y la boca entreabierta.

Le parecia que la nina respiraba muy deprisa, el corazon latia en su pecho como el de un pajarillo. La sostenia sin moverla, sintiendo el calor y el peso de su cuerpo, no se cansaba de mirarla.

No sabia cuanto tiempo llevaba sentado en la misma postura sin dejar de contemplarla. Hacia un buen rato que se le habian dormido las piernas. Era incomprensible que aquella personita que tenia en brazos fuera su hija. Que fuera a llamarlo papa.

Emma estaba acostada de lado en la cama y dormia, tenia el rostro relajado y sereno. Tantos dolores como habia soportado hacia solo unas horas… Trato de ayudarla lo mejor que pudo. Nunca habria podido imaginarse lo portentoso que podia ser dar a luz. En mitad del parto, cuando le cogia la mano a Emma, mientras la comadrona le decia lo que tenia que hacer y controlaba el alumbramiento, se emociono por la grandeza del momento. Emma daba vida con su cuerpo, de el iba a salir otra persona que continuaria el ciclo. Eran las leyes de la naturaleza. Nunca se habia sentido tan cerca de la vida. Y, sin embargo, aquello era verdaderamente una lucha a vida o muerte.

Hubo un momento en que se le pusieron los pelos de punta. Tuvo miedo de que Emma fuera a morir, parecio que perdia el conocimiento y el gesto preocupado de la comadrona no auguraba nada bueno. El problema era que un pliegue de la vagina se habia inflamado y dificultaba la salida del bebe. Por eso no podia empujar, aunque ya habia dilatado del todo, porque entonces el pliegue se hinchaba y cerraba aun mas el paso. Eso habia complicado el parto, hasta que aparecio Line, la mujer de Knutas, y consiguio apartar el pliegue.

Despues todo fue bien y la nina no tardo ni un minuto en nacer. En el momento en que el bebe rompio a llorar, Emma se relajo. Lo primero que hizo Johan fue darle un beso. La admiracion que sentia por ella en aquellos momentos nunca iba a sentirla por ninguna otra persona.

Johan volvio a mirar a su hija. A la nina le temblo la barbilla y extendio la manita con aquellos dedos pequenitos como si fueran rayos del sol y luego la volvio a cerrar. El sabia ya que la iba a querer toda la vida, pasara lo que pasase.

El sabado por la manana, cuando cogio el desvio que conducia hasta Lickershamn, Knutas solto un suspiro de alivio. Un fin de semana en la casa de veraneo era justo lo que necesitaba despues de haberse pasado la semana dando vueltas y sudando en un Visby abarrotado de gente.

Su casa de veraneo solo estaba a veinticinco kilometros de la ciudad pero, cuando estaba alli, se sentia lejos de la rutina diaria. De camino hacia Lickershamn habia una zona de rocas erosionadas, llamadas raukar, donde solia detenerse. El conjunto estaba formado por una decena de raukar grandes y varios mas pequenos, algunos tenian seis o siete metros de altura y buena parte de ellos estaban cubiertos por la flor simbolica de Gotland, la hiedra. Un cartel informativo de la diputacion provincial explicaba que los raukar fueron esculpidos por el mar de Litorina, hace siete mil anos. A Knutas le impresionaban esas concreciones rocosas, parecian una especie de esculturas de piedra torpemente talladas, y su proceso de formacion era igual de impresionante.

La roca madre de Gotland estaba compuesta en su mayor parte por arrecifes de coral que se formaron en un mar tropical hace cuatrocientos millones de anos. Entre los arrecifes habia estratos de rocas calizas y cuando se retiraron los hielos que cubrieron Gotland durante la ultima glaciacion, hace diez mil anos, comenzo el levantamiento isostatico. En el litoral las olas erosionaron el suelo rocoso. Las rocas calizas resistieron mejor el empuje de las olas que los sedimentos circundantes y permanecieron en pie como pilares aislados.

Al rauk mas impresionante lo llamaban «Jungfrun», la Virgen, y sobresalia en un promontorio a veintiseis metros sobre el nivel del mar, justo en la entrada al puerto. Con sus doce metros de altura «Jungfrun» era el rauk mas alto de Gotland y, con ello, una sena de identidad para Lickershamn. El lugar era un remanso de paz con unas cuantas casas alrededor de la pequena cala y dos espigones donde estaban amarrados los barcos de pesca y los de recreo.

La casa de veraneo de la familia se encontraba a un kilometro de alli. Era una casa de piedra caliza revocada, de dos plantas, con los marcos de las ventanas, los de las puertas y las esquinas en color vino. El paisaje de alrededor era arido, con pinos y enebros bajos y retorcidos. El terreno estaba rodeado por una cerca de piedra. Piedras habia en abundancia en esta parte de Gotland. A la franja costera desde Lummelunda hasta Farosund, ya

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