– ?Podrias ayudarme con una cosa?
– ?Con que?
– ?Crees que el chico que vio a Dahlstrom en el puerto con un hombre recordara el nombre de la chica con la que estaba?
– No lo se. Creo que solo era una chica con la que se encontro aquella noche.
– ?Puedes preguntarselo?
– Claro. Tienes que esperar un poco, porque acabo de llegar a la redaccion.
La policia queria su ayuda. Que gracia. La situacion era justamente lo contrario de lo que solia ser lo habitual, cuando el como periodista tenia que pedir, rogar e insistir para conseguir informacion. Podia hacer esperar a Knutas un rato.
En la redaccion reinaba un ambiente de viernes agradablemente distendido. Los viernes el ritmo solia ser algo mas tranquilo de lo habitual, puesto que entonces la mitad del programa consistia en un reportaje largo.
Grenfors estaba solo sentado a la gran mesa que ocupaba el centro de la redaccion y a la que llamaban «escritorio de noticias». Era el lugar donde trabajaban el redactor jefe, el director del programa y el productor. El equipo directivo que planificaba las emisiones tomaba las decisiones y repartia el trabajo. A estas horas no habian aparecido aun ni el director del programa ni el productor del mismo. La mayoria de los periodistas estaban en sus mesas con el auricular del telefono en la oreja. Por la manana se realizaban las tareas de investigacion y se concertaban las citas con las personas a las que iban a entrevistar. Por lo general, los dias comenzaban tranquilos para luego irse acelerando y terminar en un crescendo de estres antes del programa; secuencias que no estaban listas, alguna parte del reportaje que habia que cambiar unos minutos antes de su emision porque el redactor jefe no estaba satisfecho, ordenadores que se colgaban, las maquinas de video edicion que no funcionaban y no podian emitir algunas imagenes, y asi, cuando no era una cosa era otra. Los margenes de tiempo eran estrechos y se trabajaba hasta el ultimo minuto. Todos estaban acostumbrados, era su ritmo habitual de trabajo.
– Hola -lo saludo Grenfors-. Estuvo bien lo de ayer, me alegro de que nos hayamos ocupado de esa historia. Parece que puede convertirse en algo mas grande. Ya veremos como se desarrolla. Mientras tanto…, mira, ha surgido aqui otro asunto.
El redactor rebusco entre los periodicos y papeles que tenia encima de la mesa en un monton grande y desordenado.
– La policia ha incautado esta manana en el puerto de Kapellskar un alijo record de Rohypnol. ?Puedes echarle un vistazo?
«Echarle un vistazo, seguro que si», penso Johan. Sonaba bastante facil, pero sabia lo que Grenfors esperaba de el. Un reportaje de verdad con el que pudiera abrir la emision y que incluyera informacion que solo Noticias Regionales habia conseguido. Johan dudaba seriamente de que se tratara de un alijo record. Ya habia perdido la cuenta de todas las incautaciones semejantes que habian realizado a lo largo del ano.
– ?No se encargan de ello los de las noticias nacionales? -pregunto cansado. Habia contado con poder volver a casa pronto.
– Si, claro, pero ya sabes como son las cosas. Ellos se ocupan de lo suyo y nosotros de lo nuestro. Ademas, tu tienes mejores contactos que todos sus reporteros juntos.
– Esta bien.
Johan volvio a su mesa. Antes de ponerse manos a la obra llamo a Grabo, a Niklas Appelqvist.
Contesto directamente. Si, claro, habia seguido teniendo contacto con esa chica durante un tiempo. Puede que tuviera apuntado en algun sitio su apellido y su numero de telefono. Solo se acordaba de que se llamaba Elin y vivia en Uppsala. Prometio volver a llamarlo enseguida. Antes de que Johan tuviera tiempo de levantar el auricular para telefonear a la aduana, este empezo a sonar. Oyo la voz de su madre.
– Hola, hijo, ?como estas? ?Que tal en Gotland?
– Si, bien.
– ?Has visto a Emma?
– Si, efectivamente, la he visto.
Tenia mucha confianza con su madre y, a estas alturas, ella sabia ya casi todo de su complicada relacion con Emma. Lo escuchaba y le daba consejos sin esperar que fuera a seguirlos. No lo juzgaba, cosa que le agradecia.
Su relacion se habia vuelto mas estrecha tras la muerte del padre de Johan, a causa de un cancer, hacia casi dos anos. Eran cuatro hermanos, pero Johan, que era el mayor, mantenia una relacion mas estrecha con su madre. Los dos se necesitaban mutuamente. El ultimo ano habia sido su madre quien lo habia necesitado a el mas y habian pasado mucho tiempo juntos, hablando de su padre y de como habia cambiado la vida. Especialmente para ella, claro, que se quedo sola con la enorme casa de Bromma. Johan habia tratado de convencerla para que se trasladara y evitara asi tener que hacerse cargo de todas las cosas. Porque, aunque sus hijos la ayudaban mucho, ellos tambien tenian sus propias vidas.
Ahora habia superado lo peor. Incluso habia empezado a salir con un hombre que pertenecia al mismo club de bolos. Era viudo y ella parecia que se sentia a gusto en su compania. No le habia aclarado si habia entre ellos una relacion sentimental, y Johan tampoco habia querido preguntarselo. La relacion con ese hombre le suponia un gran alivio, ya no tenia que preocuparse tanto de que ella estuviera sola.
Fanny estaba sentada a la mesa de la cocina observando su cara reflejada en la ventana. Estaba sola, su madre estaba en el trabajo como de costumbre. Los vecinos al otro lado del patio ya habian colocado en las ventanas las estrellas de Adviento. Pronto llegaria la Nochebuena. Otra Navidad mas sola con su madre. Los demas se reunian con familiares y con amigos, y la celebraban con un arbol de Navidad con regalos. Lo mas divertido de todo parecia lo de sentarse todos alrededor de una mesa grande y comer juntos la cena de Nochebuena. Calor y velas encendidas y compania. Su madre y ella solo se tenian la una a la otra. Y
Y el. Ahora se sentia sobre todo mal cuando pensaba en el. La sobaba con aquellas manos sudorosas, queria meterlas todo el tiempo por debajo de su ropa, gemia y lloriqueaba como un bebe. Queria hacer cosas cada vez mas raras y ella no se atrevia a protestar. Se sentia sucia, repugnante. El le dijo que ahora eso era cosa de los dos y que no podia hablar con nadie de lo que hacian juntos. Hablaba como si entre ellos existiera un acuerdo secreto, un pacto. Aunque no era asi. En su fuero interno lo sabia. Decia que la necesitaba, que era muy importante para el, y le hacia regalos que le resultaba muy dificil rechazar. Eso hacia que ella se sintiera culpable. Era tan participe como el y solo podia echarse la culpa a si misma. Pero ya no queria seguir asi. Queria alejarse de el, pero no podia ni imaginarse como iba a conseguirlo. Cuando sonaba despierta se imaginaba que aparecia alguien a la vuelta de la esquina y la liberaba de todo. Pero no aparecia nadie. Se preguntaba que habria dicho su padre si lo supiera.
Se fue al cuarto de bano y abrio el armario. Mancha siguio mirandola con sus ojos tiernos. Saco el paquete verde con las cuchillas de afeitar y se sento en la taza. Saco con cuidado una y la sujeto entre los dedos. Llegaron