las lagrimas, calidas y saladas, rodaron por sus mejillas y cayeron en las rodillas. Extendio una de las manos, se estudio los dedos. ?Para que le servia esa mano? Las venas azules se deslizaban por la muneca y se extendian por la mano. Contenian su sangre, que circulaba sin sentido alrededor del cuerpo. ?Para que habia nacido? ?Para cuidar de su madre? ?Para que la sobaran viejos asquerosos?

Miro a Mancha y eso basto para que el perro moviera vacilante la cola. «Tu eres el unico que me quiere - penso Fanny-. Pero no puedo existir solo para un perro.»

Agarro con fuerza uno de los lados longitudinales de la cuchilla y la apreto contra la parte interior de una pierna, casi a la altura de la rotula. Queria ver como penetraba a traves de la piel. La apreto mas y mas fuerte, le dolia. Al mismo tiempo se sentia bien, era como una liberacion. La angustia y el dolor se concentraban alli, en la pierna en lugar de por todo el cuerpo. En un punto. Al final brotaba la sangre y le corria por la pierna, y seguia hasta el suelo.

Johan vio a Emma inmediatamente cuando ella cruzo la puerta. La observo unos segundos mientras ella miraba a su alrededor. El restaurante era pequeno, intimo y estaba lleno. Estaba sentado en un rincon al fondo y se le veia mal desde la entrada. De pronto ella lo descubrio y sonrio deslumbrante. ?Como era posible que fuera tan bella! Llevaba una cazadora verde musgo y el cabello mojado por la lluvia. No estaba acostumbrado a verla en un restaurante en Estocolmo, y le gusto.

Se besaron, Emma sabia a caramelos salados de regaliz y se rio en su boca.

– ?Que dia! No he podido concentrarme en nada, no oia ni lo que decian, solo queria largarme de alli. No he sacado nada de este curso.

– ?Eran aburridos los conferenciantes?

Se daba cuenta de que todo su rostro era una inmensa sonrisa.

Emma extendio los brazos en un gesto amplio.

– Seguro que eran brillantes, supercarismaticos y que estaban inspirados. Los demas estaban muy contentos. Pero a mi no me ha servido de nada. Yo solo estaba sentada pensando en ti y echandote de menos.

Sus manos se encontraron sobre la mesa y Johan no se cansaba de mirarla.

«Asi podriamos estar siempre», penso. En el dedo anular izquierdo de ella brillaba su alianza, como un recordatorio de que solo la tenia de prestado. Justo cuando acababan de servirles la comida sono su movil. Inmediatamente dedujo que era Olle.

– Si, ha estado bien -dijo ella-. Unos ponentes muy interesantes. Mmm. Ahora estoy tomando un vino con Viveka. Mmm. Vamos a ir enseguida. La cena no empieza hasta las ocho.

Emma miro a Johan. De pronto se dibujo en su rostro un gesto de preocupacion.

– ?Si, que tiene? No, que mala suerte. ?Cuando empezo? Mmm. ?Cuantos grados? ?No me digas! Intenta hacerle beber… ?Tambien vomita? Normal, tenia que ponerse enfermo cuando yo no estoy en casa. Tu ibas a jugar un partido manana por la manana, ?no? Ah, si… de acuerdo. ?Sara y tu no os sentis mal? Si sigue asi tendras que darle suero fisiologico. ?Hay en casa? Mmm. Espero que puedas dormir algo esta noche.

»Era Olle -aclaro de forma absolutamente innecesaria-. Filip tiene gastroenteritis, ha estado toda la tarde vomitando.

Emma tomo un trago de vino y miro a traves de la ventana. Una mirada rapida, pero suficiente para que Johan se diera cuenta de que las cosas eran mas complicadas de lo que el queria creer. Ella tenia unos hijos con su marido y nadie podia quitarles eso. Johan la habia estado observando mientras hablaba por telefono y se habia dado cuenta de lo ajeno que era. ?Que sabia el de enfermedades infantiles? Ni siquiera conocia a los hijos de Emma. No tenian ninguna relacion con el.

Tras la cena quiso ensenarle a Emma los alrededores. Habia dejado de llover y bajaron paseando hasta la orilla de Hornstull, pasaron a la isla de Reimersholme y llegaron hasta la de Langholmen. Aunque era de noche, cruzaron Suckarnasbro (el puente de los Suspiros), siguieron el camino que pasaba junto al viejo astillero de Malarvarvet y volvieron a la orilla. Las luces de Gamla Stan, Stadshuset y Norr Malarstrand se reflejaban en el agua.

Se sentaron en un banco.

– Estocolmo es tan condenadamente bello -suspiro Emma-. El agua hace que uno no tenga la sensacion de encontrarse en una gran ciudad, aunque haya tanta gente. Realmente podria plantearme vivir aqui.

– ?De verdad?

– Si, siento tanta envidia cuando me hablas de todo lo que pasa aqui. Toda la gente, los teatros, los acontecimientos culturales. La verdad es que algunas veces pienso en lo que me pierdo estando en Gotland. Aquello es bonito, pero no pasa nada. Y el hecho de poder ser una persona anonima. Aqui puedes sentarte en un cafe sin que nadie te reconozca. Formar parte de todo lo demas. Mirar a la gente y distraerse. Y el trafico no me parece tan terrible. Tiene que ser el agua -aseguro Emma contemplando el espejo oscuro de Riddarfjarden.

– Si, adoro esta ciudad, siempre lo hare.

– Y a pesar de eso, ?estarias dispuesto a irte a vivir a Gotland? -dijo ella mirandolo.

– Por ti haria cualquier cosa. Cualquier cosa.

Cuando llegaron al apartamento y se acostaron como una pareja normal, Johan experimento una sensacion de irrealidad, y de felicidad. Asi deberian de poder irse a la cama todas las noches.

Sabado 24 de Noviembre

El sabado amanecio con aguanieve, viento y un par de grados de temperatura. Knutas habia preparado el desayuno con los ninos y habian colocado un ramo de flores en la mesa en el sitio donde se sentaba su mujer. Se habian repartido los regalos de cumpleanos de Line, y se aclararon la garganta para ver si con sus broncas voces mananeras eran capaces de cantarle cumpleanos feliz. Empezaron a cantar al subir la escalera: «Cumpleanos feliz», en diferentes entonaciones.

Line se sento en la cama medio dormida con su cabello pelirrojo y rizado alrededor de la cabeza como una nube. Dibujo una amplia sonrisa y miro encantada los regalos. A Line le gustaban los regalos como a una nina y empezo con los de Petra y Nils: un libro, un pintaunas, un calendario con guapos bomberos que sostenian gatitos. Line, de joven, habia estado prometida con un bombero. Sus hijos solian bromear con ella diciendole que lo suyo era debilidad por los hombres con uniforme. El regalo de su marido lo dejo para el final. Knutas observaba a su mujer con gran expectacion. Le habia costado mucho encontrar algo, pero habia tenido una idea estupenda. Habia una cosa que sabia que ella queria de verdad. Pese a las innumerables dietas de adelgazamiento que habia seguido y a los intentos poco entusiastas de empezar a hacer ejercicio, no habia conseguido bajar de peso. Por lo tanto, Knutas habia llenado un paquete con todo aquello que pudiera ayudarla a conseguirlo. Una tarjeta de un ano de duracion para un gimnasio de Visby, una comba y pesas para entrenar en casa, y un paquete de introduccion para acudir a Natur House.

Cuando Line supo en que consistia su regalo, su rostro se ensombrecio y le aparecieron unas manchas rojas en el cuello. Levanto despacio la cabeza y se encontro con la mirada de su marido.

– ?Que significa esto?

Sus ojos se afilaron.

– ?Que quieres decir? -tartamudeo inseguro, y empezo a recitar todas las ventajas de su obsequio-. Dices que quieres adelgazar, aqui tienes todo lo que puedas desear. Si un dia no tienes tiempo para ir al gimnasio, puedes entrenar en casa, y Natur House tiene una reunion para los nuevos socios el martes en la escuela Saveskolan. Ademas, incluye un instructor las cinco primeras veces que vayas al gimnasio, para que aprendas a usar correctamente los diferentes aparatos.

Knutas senalaba entusiasta el folleto que iba grapado a la tarjeta regalo.

– O sea, ?que te parece que estoy demasiado gorda, que ya no soy atractiva? ?Por eso me has regalado todas esas cosas? ?Porque quieres que tenga las carnes mas firmes?

Line se sento tiesa como un palo en la cama y alzo la voz todo lo que pudo. Los ninos los miraban asustados.

Вы читаете Nadie Lo Ha Oido
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату