– Pero ?que dices?, pero si no dejas de hablar de que quieres adelgazar. Yo solo queria ayudarte a empezar.

– ?Es eso lo que una desea el dia de su cumpleanos? ?Que le recuerden lo gorda que esta? ?No puede una disfrutar al menos el dia de su cumpleanos?

Habia alzado la voz y brotaron las lagrimas. Los ninos optaron por salir de la habitacion.

Knutas se enfado.

– ?Hay que joderse! Primero te quejas de que estas demasiado gorda y cuando te regalo cosas que pueden ayudarte a perder algun kilo te enfadas. ?No hay quien te entienda!

Bajo la escalera pesadamente, empezo a hacer ruido con el desayuno, y llamo a Line.

– Pasa de ello, lo devolvere. ?Olvidate de todo!

Llamo a los ninos.

– ?El desayuno esta listo para todo el que quiera desayunar!

– ?Y tu?, ?has pensado que aspecto tienes? -grito Line desde la escalera-. Te puedo comprar un aparato de musculacion para los brazos de regalo de Navidad. Y, quiza un poco de Viagra, ?que no te vendria mal!

Knutas no se molesto en contestar. Podia oir a Line que seguia murmurando enfadada en el piso de arriba. A veces acababa completamente harto de su temperamento.

Los ninos bajaron y se comieron sus cereales en silencio. Knutas mancho de cafe el mantel de la mesa, pero no hizo caso. Miro a Petra y a Nils. Los tres menearon la cabeza en senal de acuerdo. La reaccion era lo que no comprendia nadie.

– Sube a hablar con mama -dijo Petra despues de un rato-. Que es su cumpleanos.

Knutas suspiro, pero siguio el consejo de su hija. Un cuarto de hora despues habia conseguido convencer a su mujer de que no estaba demasiado gorda en absoluto, que la queria tal como era y ni siquiera estaba un poco fuerte. ?Que va!

Por primera vez tenia miedo de el. Todo comenzo cuando descubrio las cicatrices de los cortes.

Habian vuelto a hacerlo, en su sitio secreto. Como siempre, la relacion sexual entre ellos significaba un suplicio para Fanny. Una mezcla violenta de dolor y malestar. Era como si ella disfrutara castigandose a si misma. Cuando termino y estaba descansando a su lado, le tomo las munecas.

– ?Que es esto? -inquirio sentandose en el sofa.

– Nada.

Ella retiro la mano.

Le agarro las dos manos y las coloco delante de el.

– ?Has intentado suicidarte?

– No -dijo avergonzada-. Solo me he cortado un poco.

– Joder, ?y eso por que? ?Es que estas mal de la cabeza?

– No, pero si no es nada.

Trato de soltarse de sus manos, pero no lo consiguio.

– ?Te has lesionado porque es divertido, sencillamente?

– No, es una cosa que hago sin mas. La llevo haciendo varios anos, no puedo evitarlo.

– ?Es que te has vuelto loca?

– Si, a lo mejor es eso.

Fanny intento reirse, pero la risa se le quedo trabada en la garganta. El miedo le bloqueo el camino.

– Como comprenderas, no puedes seguir haciendo esto. ?Has pensado en lo que pasara si lo descubre alguien? Tu madre o algun profesor en la escuela, ?si, cualquiera! Entonces comenzaran a hacerte un monton de preguntas. Y puede que no seas capaz de guardar silencio acerca de lo nuestro. Pueden manipularte y enganarte para que lo cuentes. ?Igual te ponen en manos de psicologos y toda esa basura!

Habia alzado tanto la voz que estaba gritando. De sus labios salian despedidas gotas de saliva. De pronto le parecio peligroso, imprevisible. Se apreto con fuerza la manta contra el cuerpo y lo miro atemorizada.

– Nadie lo notara -argumento en voz baja.

– Ya, eso es lo que tu crees. Solo es cuestion de tiempo el que alguien descubra esas heridas. Te prohibo que vuelvas a hacerlo. ?Me oyes?

Le clavo los ojos, negros de ira.

– Si, lo prometo. No lo hare mas.

El hombre meneo la cabeza y desaparecio en el cuarto de bano. Fanny permanecio sentada en el sofa, incapaz de moverse, presa del panico. Cuando volvio, se habia tranquilizado. Se sento a su lado y le acaricio el brazo.

– No puedes seguir haciendo esto -le dijo con voz suave-. Te puedes hacer dano de verdad. Me preocupo por ti, ?lo entiendes?

– Si -dijo, y sintio el escozor de las lagrimas en el interior de los parpados.

– ?Vamos! ?Vamos! -la consolo-. No queria ser tan duro. Me he asustado al ver las cicatrices, y tengo miedo de perderte. Estoy preocupado de que puedas llegar a hacerte dano de verdad. No quiero volver a verlas mas, ?de acuerdo?

La sostuvo con suavidad la barbilla y la miro profundamente a los ojos.

– Prometemelo, princesita mia.

Ella se estremecio por dentro y asintio obediente.

De vuelta en el coche estaba segura de que no queria volver a verlo nunca mas. Iba dandole vueltas en la cabeza una y otra vez pensando en como decirselo. Iba repitiendo para sus adentros las frases como un disco rayado.

Se paro, como solia hacer, una manzana antes de la casa de Fanny y apago el motor. Queria que ella se sentara en el asiento de delante para el acostumbrado abrazo de despedida. Ahora siempre tenia que sentarse en el asiento trasero, porque tenia miedo de que los vieran.

Cuando el le puso la nariz entre los pechos, se armo de valor.

– Va a ser mejor que no nos veamos mas.

El levanto la cabeza lentamente.

– ?Que has dicho?

– Que no quiero que nos veamos mas. Que tenemos que acabar con esto.

Sus ojos se oscurecieron y dijo con voz destemplada:

– ?Por que dices eso?

– Porque yo ya no quiero -dijo Fanny con la voz entrecortada-. No quiero seguir.

– ?Que cojones estas diciendo? -bufo el hombre-. ?No quiero! ?De que estas hablando? ?Que es eso de que no quieres? ?Somos tu y yo!

– Pero yo no quiero que nos veamos mas. Se acabo.

Solo queria salir del coche. Su tono agresivo la asusto. Trato de abrir la puerta.

– Oye, putita, ?quien demonios te crees que eres?

Se echo sobre ella y la agarro con fuerza de los brazos. Con la boca apretada contra su oreja le solto grunendo:

– ?Te piensas que puedes dejarlo conmigo, sin mas? Andate con mucho cuidado porque te la estas jugando. No te vayas a creer que puedes llegar y poner condiciones. Puedo hacer que no vuelvas a poner el pie en las cuadras nunca mas, ?lo entiendes? Una palabra mia y no podras volver a aparecer por alli, ?es eso lo que quieres?

Intento soltarse de sus brazos.

– Que te quede bien clara una cosa, nuestra relacion se terminara cuando yo diga que se termina. Y ni una palabra de esto a nadie, porque entonces ya puedes decir adios a las cuadras para siempre. ?Que no se te olvide!

La aparto de un empujon. Sollozando, Fanny consiguio abrir la puerta del coche y se precipito fuera.

Arranco bruscamente y desaparecio. Lo ultimo que oyo fue el chirrido de los neumaticos cuando doblo la esquina.

Emma miro a su marido mientras tomaban una copa de vino. Se habian quedado sentados charlando despues

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