Quedaban dos dias para Navidad. La ilusion brillaba en los ojos de los ninos, pero Emma se encontraba a anos luz de la felicidad familiar y de la paz navidena. Se desperto en el cuarto de invitados de Viveka y se sentia mal. Lo cual no tenia solo que ver con el embarazo. La noche anterior se habia acostado tarde. Viveka y ella habian bebido mucho vino y se habian pasado la mitad de la noche hablando.

Podia beber el vino que quisiera. Ya no tenia que pensar en lo que era bueno para el nino. Se habia decidido, pero no habia tiempo para que le practicaran un aborto hasta despues de Navidad. Se veria obligada a pasarse todas las fiestas con los evidentes sintomas del embarazo. Un recuerdo constante del nino que crecia en su interior.

Aun no se habia atrevido a hablar con Johan, no queria que el influyera en su decision. Por supuesto que era egoista, pero no veia otra salida. Habia decidido dejarlo al margen, alejarse totalmente. Y se habia negado a hablar con el por telefono. Lo hacia por puro instinto de supervivencia, se defendia. Por suerte Johan habia vuelto a Estocolmo, eso lo hacia todo algo mas facil. Si lo viera, eso supondria una catastrofe. Tenia que pensar en los hijos que ya tenia.

Habian decidido celebrar unas Navidades absolutamente normales en familia. Visitar a los parientes y a los amigos, y hacer todo aquello que solian hacer. Emma tendria que disimular su malestar y hacer de tripas corazon. La culpa era suya y a Olle parecia que no le daba ni pizca de pena. De aquella consideracion que habia mostrado cuando ella estaba embarazada de sus propios hijos no se veia ni rastro.

Cuando miraba a Sara y a Filip se llenaba de ternura. Ellos no sabian nada del caos que reinaba en la cabeza de su madre.

Sono el timbre de la puerta. Se levanto de la cama lanzando un suspiro y busco a tientas la bata. No eran ni siquiera las diez.

Cuando abrio la puerta se encontro con las caras expectantes de su marido y de sus hijos.

– ?Buenos dias! -gritaron a coro.

– Tienes que vestirte -apremio Sara emocionada-. ?Date prisa!

– ?Que pasa?

Emma miro interrogante a Olle, que ponia cara de disimulo.

– Ya lo veras, ahora arreglate. Te esperamos.

Viveka se habia despertado y salio al pasillo.

– Hola. ?Ha ocurrido algo?

– No, que va. Solo hemos venido a buscar a Emma -explico Olle satisfecho.

– Pasad y sentaos en la cocina mientras tanto -se volvio hacia los ninos y les pregunto-. ?Quereis un zumo?

– ?Si!

Un cuarto de hora despues, Emma estaba lista y se marcharon. Olle condujo hacia el sur, mas alla de Visby. En Vibble tomo una carretera que se adentraba en el bosque.

– ?Adonde vamos? -pregunto ella.

– Pronto lo veras.

Aparcaron al lado de una casa solitaria y llamaron a la puerta. Dentro se oyeron ladridos. Los ninos saltaban de contento.

– Esa es Lovis -grito Filip-. ?Es monisima!

Abrio una chica de unos veinticinco anos con un bebe en brazos y alrededor de las piernas un golden retriever que saltaba loco de alegria al ver a los invitados.

Emma tuvo que esperar en la entrada mientras los demas entraron a toda prisa en la cocina. Oia como cuchicheaban alli dentro. Despues vinieron donde ella estaba, primero Olle con un maravilloso cachorrillo de piel dorada en brazos y los ninos detras pegados a su padre.

– ?Feliz Navidad! -dijo Olle, y le entrego el cachorro, que movio la cola y estiro el hocico para lamerle las manos-. Siempre has querido tener un perro. Es tuyo, si lo quieres.

Emma sintio como se le ilumino toda la cara al coger al cachorro en sus brazos. Era pequeno, suave y rollizo, y le lamia impaciente toda la cara. Vio los alegres ojos de sus hijos vueltos hacia ella. El cachorro llevaba un collar alrededor del cuello con una tarjeta: «Para Emma con todo mi amor / Tu Olle».

Emma se dejo caer en el banco de madera de la entrada con el cachorro en brazos.

– ?Ves como le gustas? -bromeo Sara.

– No quiere dejar de lamerte -dijo Filip encantado, tratando mientras de acariciar al cachorro.

– ?Lo quieres? -pregunto Olle-. No tienes que quedarte con el si no lo quieres, podemos dejarlo aqui.

Emma observo a Olle sin decir nada. Todo lo que habia sucedido paso por su cabeza. La frialdad de su marido la asusto, pero seguro que era porque estaba herido. Con toda la razon. Ella lo comprendia. En la cara de los ninos vio esperanza. Por ellos tenia que intentarlo.

– Si, lo quiero -afirmo-. Quiero este cachorrillo.

Llamaron a la comisaria cuando Karin y Kihlgard estaban en la pizzeria de la esquina. La policia de Estocolmo comunico que Tom Kingsley habia reservado el vuelo de regreso para el dia siguiente. Aterrizaria en el aeropuerto de Arlanda a las 14.45. Suponian que planeaba continuar hasta Gotland el mismo dia. El siguiente vuelo para Visby saldria a las 17.10. La policia de Arlanda lo detendria en el aeropuerto y despues lo escoltaria hasta Visby. Wittberg llamo y les remitio la informacion.

– Que bien -respiro Karin aliviada-. A ver si entonces se acaba por fin toda esta historia y podemos librar en Navidad.

– Esperemos que efectivamente sea asi. Si es que es el.

– ?Y por que no iba a ser?

– Uno nunca puede estar seguro del todo. Deberia ser consciente de que antes o despues llegariamos a sospechar de el. No tiene nada que lo ate aqui. En el caso de que Kingsley sea el asesino, realmente cabe preguntarse por que no se ha quedado en Estados Unidos. ?Por que iba a volver y arriesgarse a que lo detengan?

– Quiza este seguro de que nadie va a sospechar de el.

– Puede ser. Sin embargo, no me sorprenderia que al final resulte que el tipo es inocente y tengamos que volver a empezar desde el principio.

Kihlgard se llevo a la boca el ultimo trozo de la apetitosa calzone y se limpio la boca con el reves de la mano. Karin lo miro con incredulidad.

– Optimista, ?eh? -murmuro.

– Me parece raro que Knutas pueda parecer tan seguro de que Kingsley es el autor de los crimenes. Solo porque estemos empantanados con la investigacion no tiene por que agarrarse a un clavo ardiendo.

– ?Como explicas entonces lo de la pildora del dia despues? -inquirio Karin.

Kihlgard se echo hacia delante y bajo la voz.

– En realidad puede ser que Fanny tuviera mucha confianza en Kingsley y le pidiera consejo acerca de esa punetera pildora y luego se dejara el prospecto olvidado en su casa. No seria totalmente descabellado.

Karin lo miro con escepticismo.

– ?Crees realmente en esa explicacion?

– ?Por que no? No deberiamos obcecarnos con Kingsley, es una locura.

Kihlgard se paso la mano por las grenas, recias y entrecanas.

– ?Y que vamos a hacer entonces? -pregunto Karin.

– Podemos tomar algo de postre, ?no?

Knutas dirigio el pequeno barco pesquero hacia el mar. Siempre era igual de divertido llevar el timon. Leif preparaba las redes en la cubierta. Era hijo de una familia de pescadores y estaba acostumbrado. Cuando termino, se puso al lado de Knutas en el puente de mando.

– Hay muy poco salmon por este lado de la isla, asi que en su lugar tendremos que pescar merluza.

– Que lastima. Habria sido soberbio tener un salmon recien pescado para la cena.

– Bueno, pensandolo bien, podemos intentarlo, con senuelos de arrastre. Tiro el sedal detras del barco y dejamos que arrastre el senuelo. Ahora que hace tanto frio los peces se encuentran en la superficie. Si tenemos

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