suerte igual capturamos algun salmon o alguna trucha asalmonada.

Pasaron junto a la playa de Tofta y Knutas se quedo fascinado de lo desierta que estaba. La soledad de las ondulantes dunas de arena era radicalmente distinta del hervidero de turistas que se daban alli cita en verano. Tofta era con mucho la playa mas popular de la isla, sobre todo entre los jovenes. En la temporada estival las toallas estaban tan juntas unas de otras que apenas se podia ver la arena.

Leif contemplaba el mar.

– ?Ves las islas Karlsoarna alla lejos? ?Que bien se ven!

Las dos islas sobresalian por encima de la superficie del mar, la grande detras de la pequena. Knutas habia estado alli muchas veces. Toda la familia acostumbraba ir a Stora Karlso todos los anos en el mes de mayo para ver los araos comunes. Entonces acababan de salir del cascaron los polluelos de estas aves marinas tan poco conocidas.

El sol asomaba de vez en cuando entre las nubes y aunque el viento habia arreciado decidieron quedarse en el mar mientras tenian echadas las redes. Leif saco bocadillos y un termo con leche chocolateada que saborearon en la cubierta. Era dificil imaginarse que la Nochebuena estaba a la vuelta de la esquina.

Knutas se sintio cansado y se acosto un rato en la cabina. Se adormecio con el chapoteo de las olas contra el casco. Unas horas despues lo desperto Leif dandole unos empujoncitos.

– Oye, tenemos que sacar las redes. Se ha levantado mucho viento.

Knutas se quedo sorprendido de lo deprisa que habia cambiado el tiempo. Sintieron la fuerza del viento cuando subieron a cubierta; el cielo se habia oscurecido. El barco cabeceaba mientras recogian las redes. La captura resulto bastante buena: contaron hasta nueve merluzas. El senuelo de arrastre tenia dos salmones. Ciertamente, no eran unos ejemplares perfectos, pero aun asi eran soberbios.

– Ahora lo que debemos hacer es volver a casa cuanto antes -informo Leif-. He escuchado los partes meteorologicos mientras dormias. Se acerca una tormenta.

Tenian una hora de viaje para volver a Gnisvard. Se hizo de noche y cuando pasaban cerca de la playa de Tofta, llego la primera rafaga de viento. El barco escoro. Knutas, que estaba subiendo la escalera hacia el puente de mando, se cayo.

– ?Joder! -grito al golpearse la cabeza contra la mesa.

Ahora no quedaba mucho para llegar a tierra, pero el barco se agitaba de un lado a otro. Los peces estaban en cubos en la cubierta del barco, y cuando les alcanzo la primera ola, Leif grito:

– Tenemos que meter dentro el pescado. Si no, se caera al mar. Ten cuidado al abrir la puerta.

Leif estaba totalmente concentrado en la negrura del mar haciendo frente a las olas lo mejor que podia. Knutas agarro el pomo de la puerta y la empujo. Uno de los cubos se habia volcado y los peces estaban esparcidos por la cubierta. La siguiente ola rompio sobre la borda y arrastro al mar parte de las capturas.

Knutas recogio los peces restantes y los volvio a echar en el cubo. «Joder, que locura -penso-. Estoy aqui arriesgando casi la vida para salvar unos miserables peces.» Observo la cara tensa de Leif a traves de la ventanilla.

Knutas entro tambaleandose en el camarote. Estaba calado hasta los huesos.

– ?La madre que lo pario! ?Como va? -le pregunto a Leif.

– Bueno, estamos cerca de la costa, asi que creo que saldremos de esta. Pero vaya tiempo de perros.

De pronto aparecio en la oscuridad la luz del muelle de Gnisvard. Knutas lanzo un suspiro de alivio. Solo se encontraban a unos cientos de metros.

Cuando pisaron tierra firme, Knutas fue consciente del miedo que habia sentido realmente. Las piernas se resistian casi a obedecerlo. Amarraron el barco y subieron deprisa hacia la casa.

– ?Que infierno! -resoplo Knutas-. Ahora lo unico que quiero es quitarme la ropa y darme una ducha caliente.

– Hazlo -dijo Leif-. Mientras tanto yo encendere la chimenea.

En la habitacion descubrio que no tenia el telefono movil. Maldita sea, tenia que habersele caido por la borda cuando estaba en la cubierta. Ahora Karin no podia ponerse en contacto con el, pero le pediria a Leif el suyo. Tambien queria llamar a Line y contarle su dramatica aventura. No habia telefono en la casa, a pesar de que tenia tantas modernidades.

Entraron en calor con un cafe irlandes cada uno mientras preparaban la cena.

Leif agarro el salmon con mano experta. Empezo abriendolo por la tripa con un cuchillo bien afilado, retiro las visceras y saco los lomos libres de espinas. A Knutas se le hacia la boca agua observando como Leif extendia aceite sobre los filetes con un pincel, los sazonaba y los colocaba sobre un lecho de sal gorda.

Dieron cuenta del salmon con buen apetito y lo acompanaron con cerveza. Charlaron de lo que les habia ocurrido. Menuda aventura. Podia haber terminado en catastrofe. Fuera de la ventana arreciaba el viento y se acercaba otra tormenta de nieve.

Tras tomarse unos cuantos whiskys despues del cafe, los dos notaron que se estaban pillando una buena borrachera. Escucharon musica y hablaron de cosas intrascendentes, y cuando Knutas fue a acostarse ya eran las dos de la madrugada. Leif se habia quedado dormido en el sofa.

Cayo rendido en la cama y deberia haberse quedado dormido inmediatamente. Pero en vez de eso se despejo. Estuvo pensando en la investigacion, en Kingsley. Al dia siguiente volveria a Suecia el hombre sospechoso de ser el asesino. El caso que habia ocupado sus pensamientos dia y noche durante el ultimo mes probablemente iba a quedar esclarecido justo a tiempo para celebrar la Nochebuena. Se alegraba de poder disfrutar de la cena navidena con la familia sin tener que pensar en aquellas desgracias. Sintio de pronto que echaba mucho de menos a Line y a los ninos. Le dieron ganas de subirse al coche y volver a casa inmediatamente.

Comprendio que no iba a poder quedarse dormido, no valia la pena intentarlo siquiera, asi que se vistio y bajo las escaleras sin hacer ruido. El sofa de la sala de estar estaba vacio. Leif debia de haberse ido a la cama sin que el lo hubiera oido.

Knutas se sento en uno de los sillones de piel y empezo a llenar la pipa, la encendio y dio una profunda calada. Era muy agradable fumar solo. Como si lo disfrutara mas.

Un cuadro le llamo la atencion. Representaba a una mujer con un perro descansando en sus rodillas. Era una mujer esbelta y joven, llevaba un vestido rojo sin mangas, tenia los ojos cerrados y la cabeza inclinada sobre el hombro como si estuviera dormida. Tenia los labios pintados en el mismo tono rojo del vestido. El perro miraba a hurtadillas al espectador. Era un hermoso cuadro.

Knutas se echo hacia delante para ver quien era el artista. Se levanto del sillon y paso el dedo por el marco dorado del cuadro. Dirigio la mirada al papel pintado, amarillo palido con rayas en un tono mas claro. Al lado habia una silla con el respaldo alto y profusamente decorado, con los reposabrazos rematados en pomos. Aquellos detalles formaban un rompecabezas y poco a poco fue cayendo en la cuenta de donde habia visto aquello antes. Sin duda, aquel era el respaldo de la silla que se veia en las fotos de Dahlstrom. Norrby, que era aficionado a las antiguedades, le habia explicado que se trataba de una silla inglesa de estilo barroco.

Primero fue presa de una confusion total. ?Como se explicaba que Dahlstrom hubiera sacado fotos de Fanny en casa de Leif? ?Habria abusado de ella, el o algun compinche, en la casa de veraneo sin que Leif tuviera conocimiento de ello? ?Habria ocurrido mientras Dahlstrom estuvo construyendo la sauna?

Sus pensamientos se dispararon y todo empezo a dar vueltas dentro de su cabeza para formar un dibujo terrible. Leif era propietario de uno de los caballos de la cuadra y habia empleado a Dahlstrom. Su aspecto fisico coincidia con los datos de que disponian. El hombre de las fotos podia ser perfectamente el propio Leif. Su amigo desde hacia veinte anos. Un aterrador presentimiento le recorrio el cuerpo como una descarga electrica penetrando en todos los rincones. Se le cayo la pipa de las manos y las cenizas se esparcieron sobre la alfombra.

Volvio a mirar el cuadro para convencerse de que estaba en lo cierto. No, no. No podia creerlo, no queria. Se le paso por la cabeza la idea de acostarse, sin mas, y hacer como si nunca hubiera visto nada. Esconder la cabeza debajo del ala y seguir como de costumbre. Una parte de el deseaba no haber observado nunca aquel lienzo.

No, de todos modos no podia creerlo. Intento convencerse de que tenia que ser de otra manera. Al instante recordo que Leif habia estado en el cobertizo la noche anterior. ?Que habia estado haciendo?

Tenia que salir a ver. Se puso rapidamente los zapatos y la cazadora, abrio la puerta con sumo sigilo. Cruzo el patio oscuro mientras miles de pensamientos se agolpaban en su mente. Surgia en su cabeza un revoltijo de

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