– ?Cuando? -pregunto, buscando con la vista a Madeleine, quien ya se habia dado la vuelta y estaba hablando con otro.

– Esta tarde, sobre las nueve -silbo el confidente-. Solo se que ha aparecido muerta y que no podia llevar mucho tiempo alli. Y ahora, agarrate: tambien tenia las bragas en la boca.

– ?Estas seguro?

– Absolutamente. La policia ya empieza a hablar de un asesino en serie.

– ?Sabes como la han asesinado?

– No, pero me imagino que habra sido de una forma parecida al asesinato de la mujer de Frojel.

– Esta bien. Gracias.

Por su parte, la fiesta habia terminado.

Emma estaba sentada a la mesa de la cocina; se tomaba un plato de leche agria de modo maquinal. Esa era la expresion. Se llevaba la cuchara a la boca, la abria automaticamente, volcaba dentro la leche y luego volvia a llenar la cuchara en el plato. Pequenas manchas de leche salpicaban la mesa redonda de la cocina. Arriba hasta la boca y abajo al plato, arriba y abajo. Una y otra vez, de forma mecanica y con el mismo ritmo todo el rato. Miraba fijamente hacia abajo, al plato, sin verlo. Los ninos estaban dormidos. Olle habia salido a tomar una cerveza con unos amigos. Estaba cansado de ella y de su distaciamiento, se lo habia dicho aquel mismo dia. Era sabado por la noche y no tenia ganas de poner la tele.

Fuera soplaba el viento suave del oeste. No vio como los fragiles abedules se agitaban y se inclinaban fuera de la ventana.

No notaba nada aquellos dias. Se paso la ultima semana dando vueltas encerrada en su propio mundo. Se habia distanciado. Abrazaba y besaba a los ninos, sin sentir nada en realidad. Observaba sus caras alegres y sentia sus bracitos suaves. Preparaba la comida, limpiaba, les sonaba los mocos, preparaba mochilas, hacia las camas, doblaba la ropa, les leia cuentos y les daba el beso de buenas noches, pero no estaba con ellos. No estaba alli.

Menos presente aun estaba con Olle, que intento hablar con ella. Consolarla. Abrazarla. Todo lo que le decia le parecia ridiculo, sin sentido, y no le llegaba. Intento incluso hacerle el amor. Se sintio ofendida y lo rechazo. Se sentia a anos luz de distancia. ?Como iba a poder dedicarse al sexo en aquellos momentos?

Pensaba en Helena en todo momento. En lo que habian hecho juntas. En lo que solia decir. En como se echaba el pelo hacia atras. En su manera de sorber el cafe. En como se habian distanciado desde que Helena se fue de la isla, aunque mantuvieron el contacto. Ya no sabia tanto de Helena. ?Como pensaba? ?Como se sentia? ?Como era de verdad su relacion con Per? Con todo, a pesar de esas cavilaciones, estaba convencida de la inocencia de Per.

Discutio con su marido tambien por eso. A Olle le parecia que la aparicion de sus huellas dactilares era una prueba decisiva, en especial despues de la pelea que tuvieron durante la fiesta. Aquel hombre estaba desquiciado, afirmo Olle con rabia, mirandola con tristeza, mientras ella aseguraba que Per nunca habria podido hacer una cosa asi.

Como si no tuviera ya suficientes problemas, aparecia aquel periodista en sus pensamientos. Johan.

Emma no entendia lo que le habia sucedido en el cafe. Aquellos ojos. Peligrosisimos. Aquellas manos… Secas y calidas. La habia besado. No paso de ser sino un beso fugaz, pero suficiente para que le cosquilleara todo el cuerpo. Un recuerdo del pasado. Asi podia ser.

Ya le habia ocurrido con anterioridad. Antes de encontrar a Olle, estuvo con un monton de tios. Siempre era ella la que se cansaba. En cuanto la relacion se volvia mas seria y empezaba a sentirse dependiente, se echaba atras.

Olle habia sido un amigo, uno de la vieja pandilla. Al principio, cuando el hizo algunos intentos torpes para invitarla a salir, no le intereso lo mas minimo. Sin embargo, empezaron a verse y cuando quiso darse cuenta habia pasado un ano. Fue agradable y relajante estar juntos. Los dos solos.

Se habia cansado de jugar al amor. De esperar a que sonara el telefono, o de llamar ella misma con el corazon desbocado. Encuentros en restaurantes acogedores, irse a la cama, el tema de la entrepierna. «?Que le habra parecido? ?Le gustare? ?Le pareceran mis tetas demasiado pequenas?»

Luego, la continuacion con ratos cortos de felicidad, exigencias, decepciones y al final indiferencia, antes de que todo se fuera mas o menos al garete.

Con Olle se divertia. Y se sentia segura. Con el tiempo, llego a enamorarse de el. Enamorarse de verdad. Y habian sido muy felices. Durante muchos anos. Ultimamente sus sentimientos se habian enfriado. No tenia ganas de hacer el amor con el. Lo consideraba mas como un amigo. Johan le habia hecho sentir otra cosa.

Conecto la radio y del aparato brotaron las suaves melodias de Aretha Franklin. Tenia deseos de fumar, pero no se sentia con fuerzas para salir a hacerlo a la escalera de la entrada. Volvio a pensar en Johan. Un chico de Estocolmo que tal vez no volveria a aparecer por la isla. Mejor asi. Ella quiza habia estado especialmente sensible aquel dia justo porque estaba tan agotada. El primer dia en la escuela despues del asesinato. Y casi el ultimo. Regreso al trabajo otro par de dias, para despachar lo que tenia pendiente, antes de las vacaciones de verano.

Ahora solo queria tener tiempo para si misma. Tener la posibilidad de recuperar el equilibrio de algun modo y ordenar sus pensamientos. Por suerte, los ninos querian asistir un par de semanas mas al centro de actividades extraescolares.

Aquella apatia la atormentaba. Antes, aquel tiempo solia ser estupendo. Ahora no era sino una sombra de lo que era. Su energia habia desaparecido. Se cansaba solo con salir a sacar la bolsa de la basura.

Consulto el reloj que habia en la pared. Casi las once. «Tengo que poner una lavadora antes de acostarme. Joder, animate!», se dijo enojada.

Con los brazos llenos de ropa sucia se agacho para cargar la lavadora, pero se quedo paralizada a medio movimiento. El locutor de radio acababa de comunicar que habia aparecido una mujer asesinada en el cementerio de Visby.

DOMINGO 17 DE JUNIO

Cuando Johan y Peter bajaron del taxi ante el hotel Strand de Visby el domingo por la manana, les azoto un viento frio. El tiempo habia empeorado considerablemente. Notaron incluso como vibraba el taxi cuando venian desde el aeropuerto. Tiritando, entraron a toda prisa en la recepcion. La resaca no contribuia a mejorar la situacion.

Les asignaron la misma habitacion que la vez anterior. «Me pregunto si es casualidad o atencion», penso Johan mientras introducia la tarjeta en la puerta. Marco el numero de telefono de Knutas, quien le explico que estaban colapsados de tantos periodistas como llamaban y que darian una rueda de prensa a las tres de la tarde. No pensaba hacer declaraciones antes de que tuviera lugar esa rueda de prensa.

– Algo podras decir -insistio Johan-. ?Ha sido un asesinato?

La voz de Knutas parecia muy cansada:

– Si.

– ?Como?

– No puedo decir nada acerca de como ha sido asesinada.

– ?Que arma han utilizado?

– Eso tampoco lo puedo decir.

– ?Ha sido identificada?

– Si.

– ?Cuantos anos tenia?

– Nacida en el 67. Treinta y cuatro.

– ?Figuraba en los archivos policiales?

– No.

– ?Es de Visby?

– Si. Bueno, ya vale; tendras que esperar a la rueda de prensa.

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