ventana, pero con el aire que soplaba le resulto imposible. Deposito las bolsas en la encimera y empezo a llenar los armarios. Hacia falta, porque estaban vacios. Sus padres habian planeado pasar una larga temporada fuera. Durante tres semanas mas viajarian por China e India. Desde que se jubilaron los dos unos anos antes, hacian un viaje largo cada ano.

Saco las cosas. Primero iba a colocar toda la comida en la cocina, despues pondria sabanas limpias en la cama doble de sus padres. Estaba deseando que llegara Johan, para pasar toda una tarde y una noche con el. Cenar y desayunar juntos.

Los ultimos dias, su vida sentimental habia sido una verdadera montana rusa. En un momento queria seguir con su vida tranquila al lado de Olle, al siguiente estaba dispuesta a dejarlo todo por Johan. Sin duda estaba enamorada de Johan, pero ?que sabia de el en realidad?

Era facil enamorarse ahora, en verano, y lo de verse a escondidas habria funcionado como un acicate especial. El no tenia responsabilidades. Vivia solo y no tenia hijos, no debia pensar mas que en si mismo. Para el era facil, claro. Pero en su caso habia una familia en la cual pensar, sobre todo los ninos. ?Estaba dispuesta realmente a desbaratar sus vidas solo porque se habia enamorado de otro? ?Y cuanto duraria ese amor?

Dejo de pensar. Encendio la radio; oyo un poco de musica y luego subio al piso de arriba a poner sabanas limpias. Se sofoco al pensar a lo que iban a entregarse mas tarde en la cama. La lluvia golpeaba en las ventanas, pero no pudo evitar abrir una para que entrara algo de aire fresco. Alli arriba era mas facil. La ventana del dormitorio daba al bosque.

Cuando ya estuvo todo en condiciones, preparo cafe, se sento a la mesa de la cocina con un cigarrillo y miro afuera.

Habia un muro bajo de piedra alrededor de la casa. Por encima de el podia ver directamente la superficie del mar, que se agitaba con el viento. Alli la playa era estrecha, para ensancharse mas y mas conforme uno se alejaba. En el extremo, donde mas ancha era, mucha gente se banaba desnuda. ?Cuantas veces no se habria metido ella desnuda en el mar, tras correr directamente hasta al agua gritando de felicidad? Acallando el estruendo de las olas.

«Manana por la manana, quiza podarnos banarnos desnudos -penso-. Antes de que Johan se vaya al trabajo. Si ya no hay tormenta.»

Viveka le habia prometido ir a comer al dia siguiente. Emma no queria quedarse sola.

Se levanto y dio una vuelta a la casa. Hacia tiempo que no visitaba a sus padres. La relacion no era muy buena. Siempre habia habido una distancia entre ellos, desde pequena. Siempre habia sentido que debia hacer algo para que estuviesen contentos con ella. Y lo estuvieron muchas veces. Cuando hacia un dibujo bonito, habia sacado buena nota en un examen o lo habia hecho bien en alguna actuacion de gimnasia. Pero la distancia no se acorto con los anos y ya era imposible superarla. Era dificil relacionarse de manera natural. Con frecuencia sentia remordimientos porque no los llamaba ni los visitaba lo suficiente. Al mismo tiempo, pensaba que ellos, que estaban jubilados y, en su opinion, disponian de mucho tiempo, deberian mostrar mas interes en visitar a su hija. Echarle una mano con los ninos. Llevarselos de excursion alguna vez, o a Pippiland, que a los peques les encantaba. En definitiva, el tipo de cosas para las que su marido y ella apenas tenian tiempo. Cuando por fin iban a visitarlos, se sentaban en el sofa como si se hubieran quedado pegados, esperando a que les sirvieran. Por otra parte, comentaban a menudo el desorden que Olle y ella tenian o que a los ninos habia que cortarles el pelo. Era agotador, pero no veia el modo de cambiar las cosas. Sus padres encajaban mal las criticas, y cuando en alguna ocasion se habia atrevido a reprocharles algo, se habian defendido. Sus observaciones siempre terminaban con su padre enfadado.

El cuarto de estar tenia el aspecto de siempre. El sofa de flores y la mesa antigua, comprada en alguna de las innumerables subastas a las que sus padres acudian. La chimenea parecia no haberse usado desde hacia tiempo. Estaba admirablemente limpia. Observo con satisfaccion que habia lena en el cesto al lado de la chimenea.

La escalera de madera que conducia al piso superior crujia. Entro en la habitacion de los invitados, que tanto ella como su hermana Julia tenian por suya. Alli dormian siempre cuando iban a visitar a sus padres, en medio de las cosas que habian dejado cuando se fueron de casa.

Se sento en la cama. En el cuarto olia aun mas a cerrado y las pelusas de polvo se arremolinaban en los rincones.

La estanteria que cubria una de las paredes estaba repleta de libros. Paso la mirada por los lomos: Nancy Drew, Los Cinco, Barn 312, los libros de caballos de Bruta y Silver, Kulla-Gulla y los viejos libros de mama cuando era nina. Tomo uno de la estanteria y sonrio al ver el estilo y la cubierta. Decorada con el dibujo de una mujer joven y esbelta, con los labios rojos y un panuelo, dispuesta a subirse a un coche deportivo con un hombre moreno, tipo Ken, al volante. Karlek med forhinder (Amor con impedimentos) era el apasionante titulo.

Aquel titulo encajaba con ella, se dijo con amargura.

Encontro un monton de revistas muy manoseadas de Starlet och Mitt Livs Novell. Sonrio para sus adentros al recordar con que pasion su hermana y ella las leian, para luego debatir acerca del destino conmovedor al cual se enfrentaban aquellas chicas jovenes. En otro estante habia un monton de antiguos albumes de fotos. Estuvo largo rato mirando absorta las fotos de su infancia y adolescencia. Fiestas de cumpleanos, campamentos de equitacion, fiestas de fin de curso. Con sus amigos en la playa, una fiesta con barbacoa una tarde de verano, y con su padre, su madre y Julia en el parque de atracciones de Grona Lund, en Estocolmo. En muchas de las fotografias aparecia tambien Helena.

Alli estaban ellas: dos ninas escualidas de once anos en la playa; con trece, en una fiesta de la clase con los ojos demasiado pintados, y en el coro, colocadas con mucho esmero. Chicas alegres a quienes gustaban los caballos, en la escuela de equitacion; vestidas de blanco el dia de la confirmacion, y como resplandecientes senoritas, con sus vestidos largos, en el baile de graduacion.

Se fijo en un monton de viejas revistas escolares, con las fotos de las clases. Saco una de ellas y busco su clase y la de Helena.

Clase 6 A, se leia en la parte superior. Despues de la foto de la escuela, la del director y la de la maestra, aparecian las fotografias de sus companeros de clase, cada una de ellas con el nombre debajo. «?Que pequenos eramos!», penso. Algunos con mejillas infantiles, redondas y sonrosadas. Otros, palidos y con cara de aburrimiento. En algunos ya se apreciaban las huellas de un incipiente rostro adolescente; de las chicas, las habia maquilladas, y en el labio superior de algun chico ya asomaba el bozo. Se vio a si misma, a un lado en la fila de abajo, puesto que de soltera se apellidaba Ostberg. Y alli estaba Helena. Guapa, con el pelo oscuro y largo que le tapaba la mitad de la cara. Miraba muy seria a la camara.

Siguio con el indice las fotografias, una tras otra. Ewa Ahlberg, Fredrik Andersson, Gunilla Brostrom. Detuvo el dedo ante la fotografia de aquella chica rubia, con un panuelo al cuello y que miraba de reojo al fotografo por debajo del flequillo.

Gunilla Brostrom. Acababa de ver aquella cara en una persona adulta. Era ella, la del periodico. La misma Gunilla asesinada. Emma bajo corriendo a la cocina en busca de los periodicos. Claro que era ella. Entonces tenia el cabello rubio, pero la cara era la misma. No se habia vuelto a acordar de Gunilla; la verdad es que no fueron muy buenas amigas.

Asi que tanto Gunilla como Helena se habian topado con el mismo asesino.

Al instante tuvo claro lo que habia en comun entre ellas, y fue como si alguien le hubiera asestado un mazazo en la cabeza.

«Anni… ?Donde esta Anni-Frid? Claro, tiene que ser Frida…» No podia ser verdad. Recorrio las fotografias con la vista… ?Por que no estaba Anni? «Ah, si, claro, no llego hasta la primavera. Desde Estocolmo. Despues volvieron alli de nuevo. La llamabamos Anni, aunque se llamaba Anni-Frid -recordo-. Ha de ser la misma persona, sin duda.»

Las tres iban a la misma clase. Asesinadas. Ya solo quedaba ella.

El cuarteto de la pandilla de acosadoras, en realidad no eran amigas. Helena y ella si lo eran, mientras que la rara de Gunilla se hizo inseparable de Anni, la recien llegada. Pero algo hizo que precisamente las cuatro se juntasen y lo maltrataran. Aquello no duro mucho, quiza unos meses. Empezo medio en broma, pinchandole un poco y dandole algunos empujones. Luego fue cada vez peor. Se jaleaban unas a otras. Todas participaban, pero Helena llevaba la voz cantante. En realidad, era el unico nexo existente entre ellas, el hostigamiento. Para Gunilla y

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