presentara la tarea. En su trabajo en la Cientifica de Uddevalla estaba acostumbrado a solucionar los problemas mas dispares.

– Tendremos que practicar un agujero en el hielo e izarlo con una cuerda.

– ?Aguantara el hielo vuestro peso?

– Si los hombres llevan el equipo adecuado, no habra ningun problema. El mayor riesgo es, en mi opinion, que cuando hagamos el agujero, el tipo se suelte y la corriente lo arrastre bajo el hielo.

– ?Y como podemos evitarlo? -quiso saber Patrik.

– Tendremos que hacer un agujero pequeno al principio y luego sujetarlo con ganchos antes de seguir cavando.

– ?Lo habeis hecho ya en alguna ocasion? -Patrik aun no se sentia del todo tranquilo.

– Pues… -Torbjorn tardo en contestar, como si estuviera reflexionando-. No, me parece que nunca se nos ha presentado el caso de un cadaver congelado bajo el hielo. Supongo que lo recordaria.

– Pues si -dijo Patrik volviendo de nuevo la vista al lugar en que se suponia que estaba el cadaver-. Bien, haced lo que debais, entre tanto yo ire a hablar con el testigo. -Patrik se dio cuenta de que Mellberg estaba hablando muy interesado con el protagonista del hallazgo. Nunca era buena idea dejar a Bertil mucho tiempo solo con nadie, ni con los testigos ni con la gente en general.

– Hola, Patrik Hedstrom -se presento cuando llego al lugar donde se encontraban Mellberg y el desconocido.

– Gote Persson -respondio el hombre y le estrecho la mano mientras trataba de controlar a un golden retriever que saltaba agitadisimo.

– Rocky quiere volver al sitio, me ha costado lo mio traerlo a tierra otra vez -explico Gote tirando un poco de la correa del perro, para marcar quien tenia el mando.

– ?Lo encontro el perro?

Gote asintio.

– Si, se adentro en el hielo y se negaba a volver. Se quedo alli parado ladrando. Temia que el hielo se quebrase y que se ahogara, asi que me arrastre hasta el. Y cuando lo vi… -El hombre se puso palido, seguramente al recordar la cara del muerto bajo la superficie escarchada. Sacudio los hombros y el color empezo a volverle a las mejillas-. ?Tengo que quedarme aqui mucho tiempo? Mi hija va camino de la maternidad. Es mi primer nieto.

Patrik sonrio.

– En ese caso, comprendo que quiera irse. Espera solo unos minutos y le dejaremos ir para que no se pierda nada.

Gote se conformo con aquella respuesta y Patrik continuo haciendo preguntas, aunque pronto comprendio que el testimonio de aquel hombre no les aportaria mucho mas. Sencillamente, habia tenido la mala suerte de encontrarse en el lugar equivocado y en un mal momento, o quiza en el lugar acertado y en el mejor momento, segun el punto de vista. Tras haber tomado nota de su direccion y datos de contacto, Patrik dejo marchar al futuro abuelo que, medio renqueando, se alejo presuroso rumbo al aparcamiento.

Patrik regreso al punto de la orilla que se hallaba mas proximo al lugar del hallazgo, donde un hombre trabajaba ya concienzudamente para, a traves de un pequeno agujero practicado en el hielo, sujetar el cadaver con una especie de garfio. Por si acaso, se habia tumbado boca abajo y se habia atado una cuerda alrededor de la cintura. La cuerda llegaba hasta tierra, al igual que la que sujetaba el gancho. Torbjorn no exponia a sus hombres a ningun riesgo.

– En cuanto lo tengamos enganchado, perforaremos hasta conseguir un agujero mas grande y lo izaremos. - La voz de Torbjorn le resono por la izquierda y, como estaba tan concentrado observando el trabajo con el hielo, Patrik se llevo un buen sobresalto.

– ?Lo arrastrareis a tierra una vez lo tengais fuera?

– No, podriamos perder huellas que haya en la ropa, asi que intentaremos meterlo en la bolsa ahi mismo, en el hielo. Y luego lo arrastramos hasta aqui.

– Pero ?de verdad que puede quedar algun rastro despues de tanto tiempo como ha permanecido en el agua? -pregunto Patrik incredulo.

– Bueno, no creo, la mayoria habran desaparecido, pero nunca se sabe. Puede que tenga algo en los bolsillos o en los pliegues de la ropa, y mas vale no correr riesgos.

– Si, en eso tienes razon. -Patrik no creia en la posibilidad de que encontrasen algo. Sabia por experiencia que si el cadaver llevaba un tiempo en el agua no solian quedar muchas huellas.

Se hizo sombra con la mano. El sol estaba un poco mas alto y, al reflejarse en el hielo, le lloraban los ojos. Los entorno y vio enseguida que ya habian enganchado el garfio al cadaver, porque estaban practicando un gran agujero en el hielo. Poco a poco fueron izando el cuerpo a traves del agujero. Estaban demasiado lejos para que Patrik pudiese verlo con detalle, y la verdad, se alegraba de ello.

Otro hombre se acercaba arrastrandose por el hielo. Cuando el cadaver estuvo fuera del agua, dos pares de manos lo metieron con mucho cuidado en un saco negro de plastico que cerraron cuidadosamente. Un gesto de asentimiento a los hombres que esperaban en tierra y la cuerda se estiro. Palmo a palmo, fueron trasladando el saco a tierra. Patrik retrocedio instintivamente cuando lo tuvo demasiado cerca, pero luego se reprendio mentalmente por ser tan melindroso. Les pidio a los tecnicos que abrieran el saco y se obligo a mirar la cara del hombre que habian hallado bajo el hielo. Vio confirmadas sus sospechas. Estaba casi completamente seguro de que se trataba de Magnus Kjellner.

Patrik se sintio vacio por dentro mientras sellaban el saco, lo levantaban y lo llevaban a la planicie que habia encima de la playa y que servia de aparcamiento. Diez minutos mas tarde, el cadaver ya iba camino del instituto forense de Gotemburgo, donde le practicarian la autopsia. Por un lado, eso queria decir que hallarian respuestas, indicios que seguir. Podrian cerrar el caso. Por otro, tendria que informar a la familia en cuanto le confirmaran la identidad. Y aquella tarea no despertaba en el ningun entusiasmo.

Por fin se terminaron las vacaciones. Su padre habia recogido todo el equipaje y lo habia metido en el coche y en la caravana. Su madre estaba en cama, como siempre. Se la veia mas menuda, mas palida si cabe. Y solo ansiaba volver a casa.

Finalmente, su padre le conto por que ella se encontraba tan mal. En realidad no estaba enferma, sino que tenia un bebe en la barriga. Un hermanito o una hermanita. El no comprendia como podia uno encontrarse tan mal por esa razon pero, al parecer, sucedia, le dijo su padre.

En un primer momento, se alegro muchisimo. Un hermano, alguien con quien jugar. Luego oyo hablar a sus padres y comprendio. Ahora sabia por que habia dejado de ser el nino precioso de su madre, por que no le acariciaba el pelo como antes ni lo miraba como solia. Ahora sabia quien se la habia arrebatado.

La vispera habia llegado a la caravana como un indio. Se acerco agazapado y silencioso, caminando de puntillas con los mocasines y con una pluma de ave en el pelo. Era Nube Furiosa, y su madre y su padre eran unos rostros palidos. Los veia moverse detras de la cortina de la caravana. Su madre no estaba en la cama, se habia levantado y estaba hablando, y Nube Furiosa se alegro de que ella estuviese mejor, de que el bebe ya no la pusiera tan enferma. De hecho, parecia feliz. Nube Furiosa avanzo sigilosamente unos pasos, queria oir mejor la voz jubilosa de los rostros palidos. Se fue aproximando paso a paso y se acuclillo bajo la ventana abierta y, con la espalda pegada a la pared, aguzo el oido con los ojos cerrados.

Pero los abrio en cuanto la oyo hablar de el. Luego, la negrura lo arrollo con toda su intensidad. Estaba de nuevo con ella, notaba en las fosas nasales aquel olor repugnante, oia el silencio resonandole en la cabeza.

La voz de su madre penetraba el silencio, penetraba lo oscuro. Porque, aun siendo tan pequeno, comprendio a la perfeccion lo que le habia oido decir. Se arrepentia de haberse convertido en su madre. Ahora iban a tener un hijo propio y, de haberlo sabido, jamas lo habria llevado a casa. Y su padre, que, con aquella voz suya gris y cansina, le decia: «Ya, pero ahora lo tenemos con nosotros, de modo que tendremos que hacer lo que podamos».

Nube Furiosa se quedo inmovil y, en aquel preciso instante, nacio el odio. No era capaz de ponerle nombre a aquel sentimiento, pero sabia que era agradable y, al mismo tiempo, doloroso.

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