Segun el informe de la autopsia, presentaba cardenales y marcas de dedos en el cuello. Alguien le sujeto la cabeza bajo el agua.

– ?Quien…?

– No lo se. La Policia no logro dar con el asesino. Curiosamente, nunca sospecharon de Christian, pese a que era el familiar mas proximo. Por eso no aparecio su nombre cuando buscamos en el registro.

– ?Y como es posible?

– Pues tampoco lo se. Todas las personas de su entorno aseguraron que era una pareja extraordinariamente feliz. La madre de Maria apoyo a Christian y, ademas, un vecino dijo haber visto a una mujer salir del apartamento aproximadamente a la hora en que el forense fijo la hora de la muerte.

– ?Una mujer? -pregunto Erica-. ?La misma que…?

– Ya no se que creer, la verdad. Este caso me esta volviendo loco. Todo lo que le ocurrio a Christian esta relacionado con la investigacion, se que lo esta de alguna manera. Alguien lo odiaba tanto que no lo olvido con los anos.

– ?Y no teneis ni idea de quien puede ser? -En la mente de Erica surgio una idea, pero no lograba darle forma. Era una imagen borrosa. En cualquier caso, estaba segura de que Patrik tenia razon, todo guardaba relacion.

– ?Te importa que me vaya a la cama? -pregunto Patrik poniendole la mano en la rodilla.

– No, carino, vete a dormir -dijo ausente-. Yo me quedare aqui un rato mas, pero voy enseguida.

– Vale. -Le dio un beso y Erica oyo el resonar de los pasos subiendo la escalera, hacia el dormitorio.

Y se quedo alli, en la semipenumbra. En la tele estaban dando las noticias, pero quito el sonido para poder oir sus propios pensamientos. Alice. Maria y Emil. Habia algo que debia ver, algo que debia comprender. Dirigio la mirada al libro que estaba en la mesa. Lo cogio despacio y miro la cubierta y el titulo. La sombra de la sirena. Penso en el pesimismo y en la culpa, en lo que Christian habia querido transmitir. Supo que la respuesta se encontraba alli, en las palabras y las frases que habia dejado tras de si. Y ella averiguaria cual era.

Las pesadillas empezaron a acudir todas las noches. Era como si hubiesen estado esperando a que se le despabilara la conciencia. En realidad, resultaba muy curioso que hubiese ocurrido tan de repente. El siempre lo supo, siempre recordo el dia en que retiro la hamaquita y dejo que Alice se hundiera en el agua. Los espasmos de aquel cuerpecito que se debatia por respirar y como se quedo quieto despues. Siempre tuvo presentes aquellos ojos tan azules que lo miraban sin verlo bajo la superficie. Siempre lo supo, aunque no lo comprendia.

Fue un suceso sin importancia, un detalle, el que lo hizo darse cuenta un dia de aquel ultimo verano. A aquellas alturas, el ya sabia que no podria quedarse. Nunca hubo en aquella familia un lugar para el, pero tomo conciencia poco a poco. Debia abandonarlos.

Eso mismo le decian las voces. Un dia se presentaron alli, no eran desagradables ni terribles, sino mas bien como amigos de confianza que le hablaban susurrantes.

Solo dudaba de su decision cuando pensaba en Alice. Pero la duda no tardaba en esfumarse. Fortalecia las voces, y el tomo la decision de quedarse el resto del verano. Luego, se marcharia sin volver la vista atras. Dejaria para siempre cuanto guardase relacion con su madre y con su padre.

Aquel dia, Alice queria un helado. Alice siempre estaba dispuesta a comer helado y, cuando a el le apetecia, la acompanaba al quiosco de la plaza. Ella siempre tomaba lo mismo, un barquillo con tres bolas de fresa. A veces el le gastaba una broma, fingia no entenderla y le pedia helado de chocolate. Entonces ella meneaba con fuerza la cabeza, le tironeaba de la manga y balbucia: «fresa».

Alice solia sentirse como en el paraiso cuando le daban el helado. Se le iluminaba la cara y lo lamia con placer y metodicamente alrededor, para que no chorrease. Y asi fue tambien en aquella ocasion. Le dieron el helado y empezo a caminar despacio mientras el cogia el suyo y pagaba. Cuando se dio la vuelta para seguirla, se quedo petrificado. Erik, Kenneth y Magnus. Alli estaban, mirandolo. Erik sonreia burlon.

El noto que el helado empezaba a derretirse y chorreaba por el cucurucho, por la mano. Pero tenia que pasar por delante de ellos. Intento mirar al frente, hacia el mar. Hacer caso omiso de sus miradas, del corazon que se le aceleraba en el pecho. Dio un paso, y uno mas. Hasta que cayo de bruces en el suelo. Erik le habia puesto la zancadilla justo cuando pasaba y, en el ultimo segundo, logro poner las manos para amortiguar la caida. Le dolian las manos por el golpe. El helado salio volando y fue a parar al asfalto, entre la grava y la suciedad.

– Vaya -dijo Erik.

Kenneth se rio nervioso, pero Magnus miro a Erik con reprobacion.

– ?De verdad tenias que hacerlo, joder?

Erik no le hizo caso. Le brillaban los ojos.

– De todos modos, no te hace falta comer mas helados.

Se levanto con esfuerzo. Le dolian los brazos y tenia particulas de gravilla clavadas en la palma de las manos. Se sacudio el polvo y echo a andar. Caminaba lo mas rapido que podia, pero la risa de Erik siguio resonandole en los oidos.

A unos metros de alli lo aguardaba Alice. El paso de largo sin prestarle atencion. Vio con el rabillo del ojo que lo seguia medio corriendo, pero no se detuvo a recobrar el aliento hasta que no llegaron a casa. Alice tambien se paro. Al principio no dijo nada, se quedo alli oyendolo jadear. Luego le ofrecio el helado.

– Toma, Christian, te doy mi helado. Es de fresa.

El se quedo mirando el brazo extendido, mirando el helado. Helado de fresa, con lo que le gustaba a Alice. Y en ese instante comprendio las consecuencias de lo que le habia hecho. Las voces empezaron a gritar, casi le estalla la cabeza. Se arrodillo tapandose los oidos con las manos. Tenian que callar, el tenia que hacerlas callar. Y entonces noto como Alice lo rodeaba con sus brazos y se hizo el silencio.

Habia dormido como un tronco toda la noche. Aun asi, no se sentia descansado.

– ?Carino? -Ni una palabra. Miro el reloj y lanzo una maldicion. Las ocho y media. Ya podia darse prisa, tenian mucho que hacer.

– ?Erica? -Recorrio el piso de arriba, pero ni rastro de la madre ni de la hija. En la cocina habia una cafetera lista y una nota de Erica en la mesa de la cocina.

«Carino, he dejado a Maja en la guarderia. He estado pensando en lo que me contaste anoche y tengo que comprobar una cosa. En cuanto sepa algo, te llamo. ?Podrias mirar un par de cosas y decirme luego la respuesta? 1. ?Le habia puesto Christian algun apodo a Alice? 2. ?Que enfermedad psiquica tenia la madre biologica de Christian? Un beso, Erica. Posdata: No te enfades.»

?Que se le habia metido ahora en la cabeza? Deberia haber comprendido que no podria contenerse. Cogio el telefono que estaba encima de la mesa y llamo al movil de Erica. Despues de varios tonos, salto el contestador. Se calmo y comprendio que no podia hacer mucho mas por el momento. Tenia que irse al trabajo cuanto antes, y no tenia ni idea de donde estaba su mujer.

Ademas, las preguntas de la nota le habian despertado curiosidad. ?Habria encontrado alguna pista? Erica era muy lista, de eso no cabia duda. Y en mas de una ocasion habia descubierto cosas que a el le habian pasado inadvertidas. Lo unico que querria es que no se largase sola, asi, de aquella manera.

Se tomo el cafe de pie y, tras unos minutos de vacilacion, lleno la taza para el coche que Erica le habia regalado por Navidad. Esta vez le vendria bien la cafeina y lo primero que hizo al llegar a la comisaria fue ir a la cocina y tomarse la tercera taza del dia.

– Bueno, ?y que nos toca hacer ahora? -pregunto Martin cuando casi se chocan en el pasillo.

– Tenemos que revisar todo el material del asesinato de la pareja de Christian y de su hijo. Llamare a Gotemburgo ahora y vere si podemos conseguir que nos lo envien. Creo que les pedire que lo envien por mensajero e intentare camuflar el gasto para que no lo vea Mellberg. Luego tenemos que hablar con Ruud, por si el laboratorio ha enviado algun informe sobre la bayeta y la lata de pintura que habia en el sotano de Christian. Seguro que aun no esta listo, pero mas vale apremiarlos un poco. Tu podrias encargarte, ?de acuerdo?

– Claro, ahora mismo. ?Algo mas?

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