Patrik lanzo un suspiro.

– Mi mujer se va a pensar que me he largado a Rio de Janeiro con una rubia exuberante si no vuelvo pronto…

– Pues llama primero a Erica y luego intentamos localizar a alguien en la comisaria de Gotemburgo.

Patrik se rindio. Nadie parecia dispuesto a irse a casa y el tampoco queria dar el dia por terminado hasta haber hecho todo lo posible.

– De acuerdo, pero ya podeis buscaros algo que hacer mientras llamo, no quiero tanto publico.

Cogio el telefono, entro en su despacho y cerro la puerta. Erica fue comprensiva. Maja y ella habian cenado solas y el casi se echa a llorar por lo mucho que las anoraba. No recordaba haber estado nunca tan cansado como ahora. Respiro hondo y marco el numero de Gotemburgo que le habia dado Annika.

No se dio cuenta de que alguien le hablaba al otro lado del hilo telefonico. «?Hola?», sonaba la voz, y Patrik se sobresalto y comprendio que debia decir algo. Se presento y explico el motivo de la llamada y, ante su sorpresa, no lo despacharon de inmediato. El colega de Gotemburgo fue amable y solicito y se ofrecio enseguida a buscar el material.

Concluyeron la conversacion y Patrik cruzo los dedos. Al cabo de poco mas de quince minutos, sono el telefono.

– ?En serio? -Patrik no podia creer que el colega hubiese encontrado el archivador con el material de la investigacion. Le dio las gracias mil veces y le pidio que lo guardara. Intentaria que le hiciesen llegar parte de ese material a lo largo del dia siguiente. En el peor de los casos, tendria que ir personalmente a Gotemburgo a recogerlo, o cargar al presupuesto de la comisaria el gasto de un mensajero.

Se quedo en la silla despues de colgar. Sabia que los demas, cada uno en su despacho, esperaban a que el les dijese si era posible acceder al material de aquella antigua investigacion. Pero el necesitaba ordenar sus pensamientos. No hacia mas que dar vueltas y mas vueltas a todos los detalles, a todas las piezas del rompecabezas. Sabia que todas estaban relacionadas, la cuestion era como.

Le resultaba extranamente triste despedirse. Claro que era dificil decirles adios a las ninas, darles un abrazo y fingir que volveria al cabo de unos dias. Pero le sorprendio comprobar que tambien le costaba despedirse de la casa y de Louise, que estaba en el recibidor, observandolo con mirada insondable.

En un primer momento habia pensado largarse dejando una nota. Pero luego sintio la necesidad de despedirse como es debido. Por si acaso, habia metido ya la maleta grande en el coche, de modo que para Louise aquel no era sino otro mas de los muchos viajes breves de negocios.

A pesar de aquella dificultad inesperada para despedirse, sabia que pronto se encontraria de perlas en su nueva existencia. No habia mas que mirar a Posener, que llevaba ya muchos anos desaparecido sin que pudiera decirse que estuviera sufriendo demasiado tras abandonar a su hijo. Ademas, las ninas se estaban haciendo mayores y ya no lo necesitaban.

– ?Y cual es el motivo del viaje? -pregunto Louise.

Algo en el tono de voz de su mujer lo puso en guardia. ?Se habria enterado? Erik desecho la idea. Aunque sospechara, no tenia posibilidad de hacer nada.

– Una reunion con un nuevo proveedor -dijo tanteando las llaves del coche que llevaba en el bolsillo. La verdad, se habia portado bien, porque se llevaba el coche pequeno y dejarle a ella el Mercedes… Y con el dinero que habia en la cuenta, tendrian suficiente para vivir un ano entero ella y las ninas, gastos de la casa incluidos. Asi, Louise tendria tiempo de sobra para solucionar su situacion.

Erik se irguio. Verdaderamente, no tenia ningun motivo para sentirse como un cerdo. Si alguien salia perjudicado con su escapada, no era su problema. Era su vida la que estaba en peligro y no podia quedarse alli a esperar que lo ocurrido antano le pasara factura.

– Estare de vuelta manana -dijo brevemente con un gesto de asentimiento. Hacia mucho que no le daba un abrazo o un beso de despedida.

– Vuelve cuando quieras -contesto encogiendose de hombros.

Una vez mas, penso que a su mujer le pasaba algo extrano, pero seguramente, se dijo, serian figuraciones suyas. Y pasado manana, cuando ella esperase su regreso, el ya estaria a salvo.

– Adios -se despidio dandole la espalda.

– Adios -respondio Louise.

Cuando se metio en el coche y se alejo de alli, echo una ultima ojeada por el retrovisor. Luego puso la radio y empezo a tararear. Estaba en camino.

Erica miro horrorizada a Patrik cuando lo vio entrar por la puerta. Maja dormia desde hacia un rato y ella estaba tomandose un te en el sofa.

– Un dia duro, ?eh? -dijo discretamente antes de abrazarlo.

Patrik enterro la cara en el cuello de su mujer y se quedo inmovil un momento.

– Necesito una copa de vino.

Se alejo y Erica volvio al sofa. Oyo el tintineo de una copa y el ruido al descorchar la botella. Penso en lo mucho que le apetecia una copa de vino, pero tuvo que conformarse con el te. Era uno de los grandes inconvenientes de estar embarazada y, despues, de dar el pecho, no poder tomarse un buen tinto de vez en cuando. Pero a veces tomaba un traguito de la copa de Patrik, y con eso se contentaba.

– Que maravilla estar en casa -afirmo Patrik sentandose a su lado con un suspiro. Le rodeo los hombros con el brazo y puso los pies en la mesa.

– Es una maravilla que estes en casa -observo Erica acurrucandose mas pegada a el. Guardaron silencio unos minutos. Patrik tomo un poco de vino.

– Christian tiene una hermana.

Erica dio un respingo.

– ?Una hermana? Jamas menciono una palabra. Siempre decia que no tenia familia.

– Pues no era del todo cierto. Seguramente me arrepentire de habertelo contado, pero es tal el cansancio que tengo… Todo lo que he oido y averiguado hoy me da vueltas en la cabeza y tengo que hablar con alguien. Pero debe quedar entre nosotros, ?de acuerdo? -La miro con expresion severa.

– Te lo prometo. Venga, cuentame.

Y Patrik le refirio todo lo que habian descubierto. Estaban en la penumbra de la sala de estar, a la sola luz del resplandor de la tele. Erica callaba y escuchaba y se quedo de piedra cuando Patrik le conto como sufrio Alice la lesion cerebral y como Christian habia vivido con aquel secreto todos aquellos anos, bajo la proteccion de Ragnar, pero tambien bajo su vigilancia. Cuando hubo terminado de hablar de Alice, de la frialdad con la que se crio Christian y de como abandono a la familia Lissander, Erica meneo la cabeza asombrada.

– Pobre Christian.

– Pues no acaba ahi la cosa.

– ?A que te refieres? -pregunto Erica antes de soltar un chillido al notar una patada fenomenal en los pulmones. Los gemelos estaban muy animados aquella noche.

– Christian se veia con una mujer mientras estuvo estudiando en Gotemburgo. Se llamaba Maria. Tenia un hijo, que era casi recien nacido cuando se conocieron. Ella no tenia ningun contacto con el padre. Christian y ella se fueron a vivir juntos muy pronto, a un apartamento de Partille. El nino, Emil, era como un hijo para Christian. Parece que fue una muy buena epoca en su vida.

– ?Y que paso? -En realidad, Erica no estaba segura de querer oirlo. Quiza fuera mas facil taparse los oidos y preservarse de aquello que sabia que solo podia ser tragico y penoso de oir. Pero pregunto de todos modos.

– Un miercoles del mes de abril, Christian llego a casa de la facultad. -La voz de Patrik sonaba hueca y Erica le cogio la mano-. La puerta no estaba cerrada con llave y se inquieto al notarlo. Llamo a Maria y a Emil, pero no respondian. Los busco por el apartamento. Todo estaba como siempre, y vio los abrigos colgados en la entrada, asi que no parecia que hubieran salido. El carrito de Emil estaba en el rellano de la escalera.

– No se si quiero seguir oyendo -le susurro Erica, pero Patrik se quedo absorto mirando al frente, sin darse cuenta.

– Al final los encontro. En el cuarto de bano. Se habian ahogado los dos.

– ?Por Dios santo! -Erica se tapo la boca con la mano.

– El nino estaba boca arriba en la banera, y la madre tenia la cabeza dentro y el resto del cuerpo fuera.

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