Ernst se balanceo ligeramente en la silla. Reinaba un silencio absoluto mientras el se esforzaba por recordar y tanto Martin como Gosta lo miraban expectantes.
Hasta que se le ilumino la cara con una sonrisa.
– Lissander. Claro que lo recuerdo. ?Me cago en la mar!
Habian quedado en el unico lugar de Trollhattan que Patrik y Paula conocian. El McDonald’s, junto al puente, donde habian estado hacia tan solo unas horas.
Ragnar Lissander los esperaba dentro y Paula se sento a su lado mientras que Patrik iba a pedir unos cafes. Ragnar parecia aun mas invisible que en su casa. Un hombre menudo y calvo con un abrigo beis. Vieron que le temblaba la mano cuando cogio la taza y que le costaba mirarlos a la cara.
– Queria hablar con nosotros -comenzo Patrik.
– Es que… no les dijimos todo, todo lo que sabemos.
Patrik guardaba silencio. Tenia curiosidad por saber como explicaria aquel hombre el hecho de que hubiesen omitido el detalle de que tenian una hija.
– No siempre ha sido todo tan facil, ?saben? Tuvimos una hija. Alice. Christian tenia unos cinco anos, y le resulto muy dificil encajarlo. Yo deberia… -Se le ahogo la voz y tomo un poco de cafe antes de continuar-. Creo que le quedo un trauma para toda la vida a raiz de lo que sufrio. No se cuanto habran averiguado, pero Christian paso mas de una semana solo con su madre muerta. La mujer tenia problemas psiquicos y no siempre podia ocuparse de el, ni de si misma, por cierto. Al final, murio en el apartamento y Christian no pudo comunicarselo a nadie. Creia que su madre estaba dormida.
– Si, lo sabemos. Hemos estado hablando con los servicios sociales de Trollhattan y disponemos de toda la documentacion relativa al caso. -Patrik se dio cuenta de lo formal que habia sonado al referirse a aquella tragedia como «el caso», pero era el unico modo de que no le afectase.
– ?Murio de sobredosis? -pregunto Paula. Aun no habian tenido tiempo de revisar todos los informes con detalle.
– No, no se drogaba. A veces, cuando entraba en uno de sus periodos mas duros, bebia demasiado. Y, por supuesto, se medicaba. Fue el corazon, que dejo de latirle.
– ?Por que? -pregunto Patrik, sin comprender del todo.
– No se cuidaba, y la mezcla de alcohol y farmacos fue fatal. Ademas, estaba muy obesa. Pesaba mas de ciento cincuenta kilos.
Algo se estremecio en el subconsciente de Patrik. Habia algo que no encajaba, pero ya cavilaria sobre ello mas tarde.
– Y despues, ustedes se hicieron cargo de Christian, ?no? -pregunto Paula.
– Si, luego nos hicimos cargo de el. Fue idea de Irene que adoptaramos un nino, porque no parecia que pudieramos tenerlos nosotros.
– Pero, al final, no llegaron a adoptarlo, ?verdad? -intervino Patrik.
– Habriamos terminado adoptandolo si Irene no se hubiese quedado embarazada poco despues.
– Es muy frecuente, al parecer -observo Paula.
– Ya, eso mismo dijo el medico. Y cuando nacio nuestra hija, Irene se comportaba como si Christian ya no le interesara lo mas minimo. -Ragnar Lissander miro por la ventana, con la mano convulsamente aferrada a la taza de cafe-. Quiza habria sido mejor para el que hubieramos hecho lo que ella queria.
– ?Y que queria ella? -pregunto Patrik.
– Devolver al chico. Segun decia, ya no le parecia necesario que nos lo quedaramos, puesto que habia tenido una hija biologica. -El hombre sonrio con amargura-. Ya se que suena horrible. Irene tiene sus cosas y a veces pueden salir mal, pero su intencion no siempre es tan mala como puede parecer.
?Que pueden salir mal? Patrik por poco se ahoga. Estaban hablando de una mujer que pretendia devolver a un nino que habia aceptado en acogida cuando le nacio una hija, y aquel tipo se dedicaba a disculpar su conducta.
– Pero al final no lo devolvieron a los servicios sociales, ?no? -dijo Patrik friamente.
– No. Fue una de las pocas ocasiones en que me opuse. Ella no queria escucharme al principio, pero cuando le dije que quedaria fatal, acepto que se quedara. Aunque yo no deberia… -De nuevo se le quebro la voz. Era evidente que le resultaba muy duro hablar de aquello.
– ?Y que relacion tuvieron Christian y Alice de ninos? -pregunto Paula. Pero Ragnar no la oyo, como si sus pensamientos lo hubiesen llevado muy lejos. Al cabo de un rato, dijo en voz muy baja:
– Yo deberia haberla cuidado mejor. Pobre nino, no comprendia nada.
– ?Que era lo que no comprendia? -dijo Patrik inclinandose hacia el.
Ragnar dio un respingo y salio del ensimismamiento. Miro a Patrik.
– ?Quieren ver a Alice? Tienen que conocerla para comprender…
– Si, nos gustaria mucho conocerla -afirmo Patrik sin poder ocultar la expectacion-. ?Cuando podria ser? ?Donde se encuentra?
– Pues vamos ahora mismo -dijo Ragnar poniendose de pie.
Patrik y Paula intercambiaron una mirada mientras se dirigian al coche. ?Seria Alice la mujer que estaban buscando? ?Podrian poner fin a aquella pesadilla?
Estaba sentada de espaldas a ellos cuando llegaron. El pelo le llegaba por la cintura, moreno y bien cepillado.
– Hola, Alice. Papa ha venido a verte. -La voz de Ragnar resono en la habitacion de decoracion espartana. Parecian haberse esforzado medianamente por que resultara agradable, pero no lo habian conseguido. Una planta mustia en la ventana, un poster de la pelicula
– Alice -la llamo Ragnar de nuevo, y esta vez, ella se volvio despacio.
Patrik dio un respingo. La mujer que tenia delante era de una belleza increible. Calculo que rondaria los treinta y cinco, pero aparentaba diez anos menos. Tenia la cara ovalada y muy tersa, casi como la de una nina. Unos ojos azules enormes y las cejas densas y oscuras. Se dio cuenta de que se habia quedado embobado mirandola.
– Es guapa nuestra Alice -dijo Ragnar acercandose a la mujer. Le puso la mano en el hombro y ella apoyo la cabeza en la cintura de su padre. Como los cachorros se acurrucan junto a su dueno. Tenia las manos languidas en el regazo.
– Tenemos visita. Patrik y Paula. -Dudo un instante-. Son amigos de Christian.
Al oir el nombre del hermano se le iluminaron los ojos, y Ragnar le acaricio el pelo con dulzura.
– Pues ya lo saben. Ya conocen a Alice.
– ?Cuanto tiempo…? -Patrik no podia dejar de mirarla. Desde un punto de vista objetivo, guardaba un parecido increible con su madre. Aun asi, era totalmente distinta. De toda aquella maldad que se leia grabada en la cara de la madre no habia ni rastro en aquella… criatura magica. Comprendio que era una descripcion ridicula, pero no se le ocurria otra.
– Mucho tiempo. No vive con nosotros desde el verano que cumplio trece anos. Esta es la cuarta residencia. No me gustaban las anteriores, pero aqui esta muy bien. -Se inclino y la beso en la coronilla. No advirtieron ninguna reaccion en la expresion de la cara, pero se apreto un poco mas contra su padre.
– ?Que…? -Paula no sabia como formular la pregunta.
– ?Que le pasa? -dijo Ragnar-. Si quiere que le diga mi parecer, no le pasa nada. Para mi es perfecta. Pero comprendo lo que quiere decir. Y se lo explicare.
Se acuclillo delante de Alice y le hablo dulcemente. Alli, con su hija, ya no era invisible. Se lo veia mas erguido y tenia la mirada firme. Era alguien. Era el padre de Alice.
– Carino, hoy no puedo quedarme mucho rato. Solo queria que conocieras a los amigos de Christian.
Alice lo miro. Luego se volvio y cogio algo que tenia encima de la mesa. Un dibujo. Se lo entrego a su padre con gesto apremiante.
– ?Es para mi?
Ella meneo la cabeza y Ragnar parecio un tanto abatido.