– A veces tenia pesadillas -intervino Ragnar.

– Como todos los ninos, ?verdad? No, no notamos nada. Desde luego, era un nino de lo mas extrano, pero con esos principios, claro…

– ?Que saben de su madre biologica?

– Una fulana, clase baja. Estaba mal de la cabeza. -Irene se golpeo la sien con el dedo indice y suspiro-. Pero, la verdad, no entiendo que esperan que podamos aportar nosotros. Si han terminado, me gustaria volver a la cama. No me encuentro del todo bien.

– Solo un par de preguntas mas -dijo Patrik-. ?Hay algun otro dato de su infancia que puedan mencionar? Estamos buscando a una persona, seguramente una mujer, que ha estado enviando cartas de amenaza a Christian, entre otros.

– Pues desde luego, no puede decirse que las chicas anduviesen tras el -replico Irene concluyente.

– No me referia solo a enamoramientos y esas cosas. ?Habia alguna otra mujer en su entorno?

– Pero si solo nos tenia a nosotros. No se me ocurre quien pudiera ser.

Patrik estaba a punto de dar la conversacion por terminada, cuando Paula intervino con otra pregunta.

– Un ultimo detalle. En Fjallbacka hemos hallado tambien el cadaver de otro hombre, Magnus Kjellner, un amigo de Christian. Y parece ser que otros dos de sus amigos, Erik Lind y Kenneth Bengtsson, han recibido las mismas amenazas. ?Les resultan familiares esos nombres?

– Como ya he dicho, no supimos una palabra de el desde que se mudo -dijo Irene levantandose bruscamente-. Y ahora, tendran que disculparme, pero tengo que irme a descansar. -Dicho esto, se retiro. Sus pasos resonaron en la escalera.

– ?Tienen alguna idea de quien puede ser? -pregunto Ragnar mirando hacia la puerta que su mujer habia dejado entreabierta.

– No, por ahora no lo sabemos -respondio Patrik-. Pero yo creo que Christian es el protagonista de todo lo que ha ocurrido. Y no pienso rendirme hasta haber averiguado como y por que. Hace unas horas le di a su mujer la noticia de su muerte.

– Comprendo -dijo Ragnar. Luego abrio la boca como si tuviera intencion de anadir algo, pero guardo silencio. Se levanto y miro a Patrik y a Paula-. Los acompano a la puerta.

Ya en la entrada, Patrik se detuvo con la sensacion de que no deberia marcharse aun. De que deberia quedarse un rato mas e instar a aquel hombre a decir lo que habia callado hacia un instante. Pero lo unico que hizo fue darle a Ragnar una tarjeta de visita antes de salir.

Al cabo de una semana se termino la comida. Dos dias antes se habia acabado el pan y luego tuvo que comer cereales del paquete grande. Sin leche. Tanto la leche como el zumo se habian terminado, pero habia agua en el grifo y, si ponia una silla delante del fregadero, podia beber directamente.

Sin embargo, ya no quedaba nada que comer. No es que hubiera mucho en el frigorifico, y en la despensa solo habia unas latas que no podia abrir. Incluso habia pensado salir a comprar comida el solo. Sabia donde guardaba su madre el dinero, en el bolso que siempre tenia en la entrada. Pero no conseguia abrir la puerta. Imposible hacer girar la llave, por mas que lo intentaba. De haberlo conseguido, su madre se habria sentido mas orgullosa aun de el: no solo era capaz de hacerse los bocadillos, sino que ademas sabia ir a comprar solo mientras ella dormia.

Los ultimos dias, habia empezado a pensar si no estaria enferma. Pero cuando uno estaba enfermo, le daba fiebre y se ponia muy caliente. Su madre, en cambio, estaba totalmente fria. Y olia raro. El tenia que taparse la nariz por las noches cuando se acostaba a su lado. Ademas, tenia algo pringoso. No sabia que era, pero si se habia manchado, seria porque se habia levantado mientras el dormia. Quiza se despertase otra vez.

El se pasaba los dias enteros jugando. Sentado en su habitacion, con el suelo lleno de juguetes. Ademas, sabia como se ponia la tele. Habia que pulsar el boton grande. A veces daban dibujos. Le gustaba verlos, despues de haber pasado todo el dia solo.

Pero su madre se enfadaria cuando viera lo desordenado que estaba todo. Tenia que arreglar aquello, pero tenia tanta hambre, tantisima hambre.

Habia mirado de reojo el telefono en varias ocasiones. E incluso habia cogido el auricular y habia oido el pi-pi-pi. Pero ?a quien iba a llamar? No sabia el numero de nadie. Y alli nadie llamaba nunca.

Ademas, mama no tardaria en despertarse. Se levantaria y se banaria y eliminaria aquel hedor extrano que lo mareaba. Y volveria a oler a mama.

Con el estomago dando alaridos de hambre, subio a la cama y se acurruco a su lado. El olor le picaba en la nariz, pero el siempre dormia al lado de su madre porque, si no, no conseguia conciliar el sueno.

Se tapo y tapo tambien a su madre con la manta. Al otro lado de la ventana caia la noche.

Gosta se levanto al oir que llegaban Patrik y Paula. En la comisaria reinaba el abatimiento. Todos se sentian impotentes. Necesitaban algo concreto a lo que aferrarse para seguir avanzando.

– Reunion en la cocina dentro de tres minutos -anuncio Patrik antes de entrar en su despacho.

Gosta entro y se acomodo en su lugar favorito, junto a la ventana. Cinco minutos despues, empezaron a llegar los demas. Patrik llego el ultimo. Se coloco de espaldas a la encimera y se cruzo de brazos.

– Como todos sabeis, han encontrado muerto a Christian esta manana. En el punto en que nos encontramos, no podemos decir si estamos ante un asesinato o si se trata de un suicidio. Tendremos que esperar los resultados de la autopsia. He hablado con Torbjorn y, por desgracia, el tampoco tenia mucho que aportar. Sin embargo, creia poder afirmar que no se habia producido ningun enfrentamiento.

Martin levanto la mano.

– ?Y huellas de pisadas? ?Algo que indique que Christian no estaba solo cuando murio? Si habia nieve en los peldanos, quiza podamos sacarlas.

– Si, ya se lo pregunte -dijo Patrik-. Pero, por una parte, resultaria dificil decir cuando se produjeron las pisadas; por otra, el viento habia barrido la nieve de los peldanos. Pero han conseguido unas cuantas huellas dactilares, sobre todo, de la barandilla y, naturalmente, las analizaran. Tendremos que esperar unos dias para tener esos resultados. -Se dio media vuelta, se sirvio un vaso de agua y bebio varios tragos-. ?Alguna novedad durante la ronda por el vecindario?

– No -respondio Martin-. Hemos llamado practicamente a todas las puertas de la parte baja del pueblo, pero parece que nadie ha visto nada.

– Tenemos que ir a casa de Christian, inspeccionarla a fondo y ver si encontramos algo que indique que se vio alli con el asesino.

– ?El asesino? -pregunto Gosta-. O sea que tu crees que es asesinato y no suicidio.

– Ahora mismo no se que creer -contesto Patrik pasandose la mano por la frente con gesto cansado-. Pero propongo que partamos de la base de que tambien a Christian lo asesinaron. Al menos, hasta que tengamos algo mas. -Se volvio hacia Mellberg-: ?Tu que opinas, Bertil?

Siempre facilitaba las cosas fingir que interesaba la participacion del jefe.

– Desde luego, es lo mas sensato -respondio Mellberg.

– Otra cosa, tendremos que habernoslas con la prensa. En cuanto se enteren de esto, se centraran en ello. Y creo que lo mas recomendable es que nadie hable directamente con la prensa, sino que debeis remitirmela.

– En ese punto, me temo que debo protestar -intervino Mellberg-. Como jefe de esta comisaria, debo hacerme cargo de una faceta tan importante como las relaciones con la prensa.

Patrik sopeso las alternativas. Dejar que Mellberg hablase sin ton ni son con la prensa era una pesadilla. Pero intentar convencerlo exigiria demasiada energia.

– Bien, entonces, tu te encargaras de los contactos con la prensa pero, si me permites un consejo, yo creo que habria que decir el minimo indispensable, dadas las circunstancias.

– Claro, no te preocupes. Dada mi experiencia, soy capaz de manejarlos con el dedo menique -dijo Mellberg repantigandose en la silla.

– Paula y yo hemos estado en Trollhattan, como seguramente sabreis.

Вы читаете La sombra de la sirena
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату